La
Librería de El Sueño Igualitario
Un libro imprescindible desde la pluma del historiador,
investigador y escritor Antonio Peiró Arroyo que
indaga y se adentra en las mujeres asesinadas en Aragón durante la Guerra Civil
y la posguerra.
El libro, editado por Comuniter
(editorial aragonesa afincada en Zaragoza) es un libro encuadrado dentro de la
Colección” Es un decir”.
Un libro exclusivamente de investigación
histórica.
Lo que nos explica y nos “dice” Comuniter sobre este libro:
El objeto de este libro es analizar la
represión que tuvo lugar sobre las mujeres en Aragón durante la Guerra Civil y
la primera posguerra, estudiando su forma más violenta: el asesinato. La
incidencia en Aragón de la represión durante esos periodos fue muy superior a
la de los territorios limítrofes. Fue precisamente su situación fronteriza, con
una línea de frente que dividía su territorio de norte a sur, la que motivó que
fuese así, pues para los rebeldes era fundamental evitar que los republicanos
contasen con apoyos en el territorio que ellos controlaban. La proporción de
mujeres entre las personas asesinadas fue también mucho más elevada; los
hombres jóvenes estaban en el frente, pero las mujeres –de cualquier edad–
seguían masivamente en sus casas.
Las zonas donde la represión de los rebeldes
alcanzó mayor intensidad fueron las que resultaban estratégicas para la defensa
del frente aragonés: el cuadrante noroccidental de Aragón (que comprendía las
Cinco Villas y algunas localidades de la Ribera del Ebro, la Ribera del Gállego
y varias localidades de la línea del frente), las cuatro ciudades más importantes
de Aragón y Jaca (que tenía una especial relevancia simbólica).
El estudio reconstruye parcialmente la
biografía de 594 mujeres asesinadas por los sublevados y de otras 187 que lo
fueron por los republicanos. El análisis de sus profesiones, sus afiliaciones,
su grado de instrucción o las relaciones familiares de las mujeres asesinadas,
y el momento en que se produjeron los asesinatos (la mayor parte correspondió a
la represión «en caliente», que tuvo lugar al inicio de la guerra), permite
establecer perfiles de la represión y comparar los de las mujeres asesinadas
por los sublevados y los de las que lo fueron por los republicanos.
El autor, Antonio Peiró
Arroyo:
Es director técnico de Relaciones
Institucionales y Comunicación de la Universidad de Zaragoza, de cuyo equipo de
gobierno formó parte entre 1992 y 2000. Dirige la revista El Ebro y ha sido
redactor-jefe de Andalán y miembro del consejo de
redacción de varias revistas, entre las que destaca Rolde. Forma parte de
la junta directiva del Rolde de Estudios Aragoneses y ha presidido la Fundación
Gaspar Torrente para la Investigación y Desarrollo del Aragonesismo. Ha
recibido los premios de investigación «Joaquín Costa» (1981, en colaboración
con Bizén Pinilla), «Ramón Pignatelli» de la Diputación General de Aragón al mejor
trabajo de investigación sobre el regadío (1987), y el Premio de Ensayo e
Investigación de la Delegación del Gobierno de Aragón, en su III Edición
(2004). Ha publicado una treintena de libros, que pueden agruparse en dos
periodos cronológicos: la Ilustración y el primer tercio del siglo XX y la
Guerra Civil. Entre estos, hay que destacar Nacionalismo y regionalismo en
Aragón (1868-1942) (1981, con Bizén Pinilla),
Orígenes del nacionalismo aragonés (1908-1923) (1996), Historia del aragonesismo
(1999, coordinador), Autonomía y república. El Congreso y el Estatuto de Caspe
de 1936 (2007), Miguel Alcubierre. Testimonio de
la emigración y el exilio (2009) y Años de sangre. República, guerra y
represión de la UGT en el campo zaragozano (2011).
Nosotros, ya le entrevistamos cuando editó
¡Evacuad Teruel!: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/evacuad.htm
Cazarabet
conversa con Antonio Peiró Arroyo:
-Amigo, lo primero que me llama la atención es que
inmediatamente después de la introducción te centras en "los problemas de
la investigación". ¿Desde dónde surgen estos problemas?; ¿por qué?
Hay una cuestión de
partida: el escaso interés de quienes anotaban las muertes de las personas
asesinadas (cuando estas muertes eran anotadas, lo que no ocurría siempre). La
primera tarea ha sido la de reconstruir su relación, lo que no resulta nada
fácil.
Cuando se registraban
las muertes, la información era muy deficiente. Cuando hay una descripción la
causa de la muerte, es muy general y genera dudas. Al menos en un caso, nos
encontramos que una mujer que aparece en las relaciones como muerta en Torrero,
pero que realmente lo fue en la plaza de España, a causa de un accidente de
circulación. En ocasiones, se falseaban directamente los datos. Hay mujeres de
las que se dice desconocer su nombre, pero de las que se anota que tenían 19,
33 o 48 años. Decir que una mujer fallecida tiene unos 20 o 50 años es fácil,
pero precisar la edad como se hace en algunos casos es admitir la falsedad del
registro.
Y no pensemos que es
mejor la información sobre las mujeres asesinadas por los republicanos,
recogida en la Causa General: es habitual que haya contradicciones entre lo que
decían los familiares directos y lo que luego escribían quienes recogían la
información.
-La represión, ¿desde qué perspectivas la analizas e investigas? -Claro
cada vez son más los problemas con las fuentes, con los testimonios,
entrevistas, documentación—quizás la que fue recogida anteriormente-
(He suprimido la
respuesta a esta pregunta, porque se aborda en otras posteriores).
-No solo fueron asesinatos, hubo escarmientos, castigos, prisión...
Coméntanos.
Conocemos
relativamente bien las formas de represión que dejaban rastros escritos: los
asesinatos y los expedientes de responsabilidades políticas. Pero la
información sobre encarcelamientos es muy deficiente (no hay documentación para
todas las cárceles existentes, y ninguna sobre las detenciones que en los
primeros días se llevaban a cabo en dependencias municipales o en casas
particulares). Cuando hay información, no sabemos si la causa del
encarcelamiento es política o de otro tipo…
Pero, además, había
otras formas de represión que no han dejado registros: las palizas, la ingesta
de aceite de ricino, la discriminación de todo tipo (a la hora de encontrar
trabajo o de recibir una cartilla de racionamiento), las amenazas... Estos tipos de represión eran comunes
a hombres y mujeres. Pero, había formas de represión específicas de estas
últimas. Además de las violaciones (sobre las que apenas es posible conseguir
testimonios) había una forma específica de represión, que se realizaba de forma
semipública: el rapado del pelo. Una acción que no tenía otro objeto que
humillar a las mujeres, privándolas de un atributo que en la época era una
parte visible de su femineidad.
-¿Qué "retrato" tenían las mujeres represaliadas por los
sublevados?
No había un perfil específico,
en contra de lo que pudiera creerse. El abanico de edades va de los 14 a los 80
años. La realidad
contradice la idea generalmente extendida de unas asesinadas muy jóvenes,
adolescentes o madres jóvenes. Muchas de ellas eran mujeres adultas, frecuentemente
con hijos ya mayores y en algunos casos con nietos. Murieron mujeres de todas las edades,
pero si hubiese que retener una imagen de las mismas, estaría más cercana a las
de las adultas, casadas (o viudas) con hijos.
La proporción de mujeres que sabían leer y
escribir era muy superior al promedio. Se trataba de un grupo de mujeres más
instruidas, que en algunos casos pronunciaban mítines, escribían en prensa o
leían a sus amigas. Esta mayor capacidad para informarse por sí mismas, y para
formar o informar a las demás, las hacía especialmente peligrosas a los ojos de
sus verdugos.
Menos concluyente es el análisis de la
actividad laboral. Aunque entre las mujeres asesinadas había una proporción que
era casi el doble de la media de quienes llevaban a cabo actividades diferentes
a «sus labores», pero esta mayor proporción puede deberse a la mayor calidad de
la documentación utilizada.
-Hubo mujeres asesinadas porque eran activistas—más o menos a "pie de
calle"--, había mujeres de acción. Directamente o casi directamente
pasaban de ejercer estas labores, que las diferenciaba y definía, en el día a
día a la muerte, ¿no? Muchas veces con una "pantomima de juicio" o
sin juicio.
Distingo tres grupos. El primero, el que
denomino «mujeres de acción», es un grupo pequeño, que o bien tenía una
militancia muy intensa en la CNT, había participado –directa o indirectamente–
en acciones armadas o había ejercido un papel importante en la represión contra
las mujeres «nacionales». Precisamente es la gravedad de sus acciones lo que
hace que su actuación pueda ser conocida con relativa precisión, ya que fueron
sometidas consejos de guerra, en los que se les asignaba de oficio un abogado
militar, y donde sus posibilidades de defensa real eran nulas.
Un segundo grupo corresponde a las que
podríamos denominar «activistas», mujeres que llevaban a cabo una serie de
prácticas que los sublevados consideraban especialmente peligrosas: ejercer
cargos públicos, participar en mítines, escribir… Aunque no representaban un
peligro físico para ellos, a medio plazo eran muy peligrosas, ya que podían
extender su influencia y articular la resistencia contra el nuevo régimen.
Cualquier mujer afiliada a un partido u organización era susceptible de formar
parte de este grupo, pero algunas de ellas son figuran destacadas. El caso más
conocido es el de la socialista María Domínguez, la primera alcaldesa que hubo
en España (en Gallur).
-Pero ¿y las asesinadas "por sustitución"?
Hay otro grupo muy numeroso de mujeres sin actividad
política, que fueron asesinadas cuando los sublevados iban en busca de sus
compañeros, padres o hijos, a quienes no encontraron por haber huido a la zona
republicana, por haberse escondido o, simplemente, por no encontrarse en su casa
en ese momento.
-¿Qué diferenciaba la represión, más dura, de los sublevados respecto a la
que ejercieron los que defendían la República en cuanto a las mujeres?
No sabría decir si la represión «en caliente»
que llevaron a cabo los sublevados fue más dura que la de los republicanos,
pero la de los sublevados fue continuada en el tiempo. La represión de los
republicanos tuvo una limitación territorial y temporal (hasta la caída del
frente de Aragón en marzo-abril de 1938), pero la de los rebeldes se pudo
prolongar mientras quisieron. Acabo mi estudio en 1946, que es cuando
prácticamente desaparecen los asesinatos, pero otras formas de represión se
prolongaron mucho más en el tiempo
-¿Qué mujeres fueron asesinadas, o qué prototipo de mujeres, fueron asesinadas
por la represión republicana?
Nos encontramos con un problema importante:
dado que casi todas ellas fueron asesinadas en la represión «en caliente» no
hay documentos judiciales, ni –lógicamente– se les abrieron expedientes de
responsabilidades políticas por los vencedores, y ya me he referido a las
contradicciones de la Causa General. Salvo casos excepcionales, para los
vencedores solo interesaba conocer su nombre: lo suficiente para ponerlo en una
placa en un lugar destacado de su pueblo, o dedicarles una calle si habían
tenido un papel significado. Pero ahí se acababa su interés.
Aunque en este caso, también el abanico de
edades es muy amplio (entre 12 y 82 años), las mujeres asesinadas por la
represión republicana están mucho más concentradas en el grupo de entre los 36
y los 60 años, que las asesinadas por los rebeldes; esta es su principal
característica. Había también menos analfabetas y una mayor proporción de
mujeres que realizaban una actividad distinta a la de «sus labores», pero en
ambos casos no es fácil obtener conclusiones definitivas.
-Claro en los lugares donde triunfó la sublevación... la represión debió de
ser diferente a cuando, digamos, se "fue reconquistando" a los
Republicanos... ¿cómo o cuando fue más cruenta?
Buena parte de los asesinatos
tuvieron lugar «en caliente», en los primeros
momentos tras el comienzo de la guerra, aunque la represión siguió durante
mucho más tiempo. Otro momento importante fue el del derrumbamiento del Frente
de Aragón. Si la represión no fue más intensa tras este es porque al caer el
frente abandonó Aragón casi el 30% de su población, y entre quienes lo hicieron
se encontraban todas aquellas personas que habían tenido un papel importante en
la gestión de la zona republicana.
-En un caso u otro, ¿te ha sido difícil reconstruir los listados o
conseguirlos?
He tenido que recurrir
a numerosas fuentes, que en ocasiones son contradictorias. Un problema
importante es la aparición cada vez mayor de relaciones de personas asesinadas,
a veces citadas de forma errónea, o por su apodo o por su relación familiar.
Estos errores llevan a que una misma mujer pueda aparecer varias veces, por lo
que ha sido necesario depurar mucho la información. Luego ha sido necesario
trabajar sobre cuestiones en que la información era contradictoria, como las
relacionadas con la actividad profesional o la edad.
-Ya por último, amigo, háblanos de esa labor presumimos intensa, pero, a la
vez, interesante e enriquecedora que debe de ser el proceso de documentación,
investigación...---te imagino, casi, con un mapa geográfico y las típicas
chinchetas abultadas—
Creo que es
conveniente terminar hablando de lo que ha sido el origen del libro. En un
primer momento, me llamó la atención que las mujeres asesinadas por los
rebeldes representasen el 4,8% del total de personas asesinadas, lo que es tres
veces la proporción de Navarra, cinco la del País Valenciano o doce la de
Cataluña. Investigar la causa de esta elevadísima proporción fue lo que me
llevó a iniciar el trabajo, y para eso fue necesario reconstruir, hasta donde
es posible, la biografía de esas mujeres. No se trata de hacer listados cada
vez más largos, sino de explicar las causas de la represión. Esta fue brutal,
pero no irracional.
Parece que hay una
explicación: entre las localidades
donde la represión sobre las mujeres alcanzó mayor intensidad relativa destacan
las cuatro ciudades más importantes de Aragón (las tres capitales y Calatayud),
así como otra de especial importancia simbólica (Jaca).
Los territorios donde la represión alcanzó mayor
intensidad eran estratégicos para la defensa del frente aragonés. Por una
parte, estaba una amplia zona que comprendía las Cinco Villas y algunas
localidades de la Ribera del Ebro, la Ribera del Gállego y varias localidades
en la línea del frente. Eran localidades potencialmente muy peligrosas para los
sublevados, ya que si en ellas hubiesen tenido lugar acciones de resistencia
hubiese peligrado la ciudad de Huesca y los republicanos podrían haber avanzado
fácilmente hacia Zaragoza. En esta ciudad, la represión fue más intensa en los
barrios rurales de la margen izquierda de los ríos Gállego y Ebro, que
compartían su posición estratégica con la zona anterior; y en los distritos del
Pilar y Delicias, de composición claramente obrera. Teruel quedó también en la
línea de frente, centrándose la represión en la ciudad y en las localidades
cercanas que contaban con organizaciones obreras.
Así pues, a mayor peligro de resistencia en la
retaguardia, mayor proporción de mujeres asesinadas. Aunque no ha habido mapa
con chinchetas, analizar la posición del frente de Aragón es fundamental para
entender esa mayor intensidad de la represión sobre las mujeres.
26723
Eva en los infiernos. Mujeres
asesinadas en Aragón durante la Guerra Civil y la posguerra. Antonio Peiró Arroyo
350 páginas 16 x 23 cms.
15,00 euros
Comuniter
El objeto de este libro es analizar la represión
que tuvo lugar sobre las mujeres en Aragón durante la Guerra Civil y la primera
posguerra, estudiando su forma más violenta: el asesinato. La incidencia en
Aragón de la represión durante esos periodos fue muy superior a la de los
territorios limítrofes. Fue precisamente su situación fronteriza, con una línea
de frente que dividía su territorio de norte a sur, la que motivó que fuese
así, pues para los rebeldes era fundamental evitar que los republicanos
contasen con apoyos en el territorio que ellos controlaban. La proporción de
mujeres entre las personas asesinadas fue también mucho más elevada; los
hombres jóvenes estaban en el frente, pero las mujeres –de cualquier edad–
seguían masivamente en sus casas.
Las zonas donde la represión de los rebeldes alcanzó mayor intensidad fueron
las que resultaban estratégicas para la defensa del frente aragonés: el
cuadrante noroccidental de Aragón (que comprendía las Cinco Villas y algunas
localidades de la Ribera del Ebro, la Ribera del Gállego y varias localidades
de la línea del frente), las cuatro ciudades más importantes de Aragón y Jaca
(que tenía una especial relevancia simbólica).
El estudio reconstruye parcialmente la biografía de 594 mujeres asesinadas por
los sublevados y de otras 187 que lo fueron por los republicanos. El análisis
de sus profesiones, sus afiliaciones, su grado de instrucción o las relaciones
familiares de las mujeres asesinadas, y el momento en que se produjeron los
asesinatos (la mayor parte correspondió a la represión «en caliente», que tuvo
lugar al inicio de la guerra), permite establecer perfiles de la represión y
comparar los de las mujeres asesinadas por los sublevados y los de las que lo
fueron por los republicanos.
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