La
Librería de El Sueño Igualitario
El nuevo libro de Volapük editorial que se
sumerge en cómo se construye, de manera colectiva, la autogestión de la vida
cotidiana.
Coordinan y guardan cuidado de esta edición
Javier Encina y Ainhoa Ezeiza.
El libro está dedicado
a Isabel Escudero que el anhelo de primaveras no le dejó ver este libro
terminado.
La sinopsis del libro, aquello que nos dice
Volapük del libro:
El Poder nos conduce
y, al mismo tiempo, nos dejamos conducir; impregnándonos así de su conducta, de
su lógica... Esta frase, que puede resumir el pensamiento de Michel Foucault
sobre el asunto y que marca sus propios límites pues no va más allá de la
descripción, es el punto de partida de nuestro pensar/sentir/hacer: el desempoderamiento. Igual que en otros periodos históricos
podíamos afirmar que las relaciones sociales se explicarían, fundamentalmente,
por la Religión o la Economía; en esta sociedad en transición la explicación en
último término nos viene de la mano, o de la garra, del Poder: Patriarcado,
Estado, Mercado, Escuela centrípeta, Idioma... y sus alternativas:
Empoderamiento, toma del Poder, Contrapoder, Emprendimiento, Escuela pública,
Cultura nacional... toman como centro de explicación, de batalla, de deseo: el
Poder. Toda alusión a hacer dejación del Poder que tenemos cada persona, hacer
dejación hacia abajo (desempoderamiento), nunca hacia
arriba (autodesapoderamiento) es contestada con
fuerza por discursos prosistema y alternativos. Hay
miles de personas, sobre todo mujeres, que estamos viviendo la construcción
colectiva de una sociedad sin poderes. En este libro intentaremos compartir
nuestros pensares/sentires/haceres.
Los
dos coordinadores del libro:
Los coordinadores de
esta publicación y autores de algunos de sus textos, Javier Encina y Ainhoa Ezeiza, combinan escritos de diversas firmas que dan
contenido y ponen ejemplo a estos desempoderamientos
a poderes concretos y actuales: comunitario, científico, educativo,
lingüístico, sanitario, desarrollismo, servicios sociales, cuerpo en relación...
muchas veces dando respuesta desde las propias culturas populares, viviendo la
construcción de un nuevo mundo sin Poder. Así, encontramos escritos y
aportaciones de: Isabel Escudero, Agustín García Calvo, Carlos Taibo, Ivan Illich,
Raúl Zibechi, John Holloway,
Karmele Mitxelena, María
Ángeles Ávila, Gustavo Esteva, Felipe García Leiva, Nahia Delgado, Estefanía
Zardoya, Emilia Negrete, Begoña Lourenço, Nayeli Moreno, Felícitas Ovalle,
Carmen Pérez, Emiliano Urteaga, Arturo Padilla,
Adrián Alejandro Morales, Julieta Santos, Erika Garrido Bazán, Raffran, etc.
JAVIER ENCINA trabaja
como ilusionista social desde 1995. Iniciador y miembro de UNILCO-espacio
nómada y del Colectivo de Ilusionistas Sociales, ha coordinado y participado en
diversas iniciativas de autogestión de la vida cotidiana, principalmente en
Andalucía, México y Euskadi.
AINHOA EZEIZA,
es profesora-investigadora en el Departamento de Didáctica de la Lengua y de la
Literatura de la Facultad de Educación, Filosofía y Antropología de la Universidad
del País Vasco (UPV/EHU) y doctora en Psicodidáctica.
Juntos coordinan
el Seminario de Ilusionistas Sociales (Ilusionista Sozialen
Mintegia), grupo de investigación y formación
constituido en abril de 2015 y conformado por personas interesadas en construir
colectivamente alternativas con y desde la gente.
Cazarabet conversa con Javier Encina y Ainhoa Ezeiza:
-Amigos, el libro es toda una declaración de
intenciones; ¿es así?
-No, no es una
declaración de intenciones, es un universo de pensares, sentires y haceres.
- Declaración de intenciones que, de alguna manera: directa o indirecta;
sabiéndolo o no…mucha gente ya está llevando a cabo, ¿no?
-Claro, no solo hay
gente haciéndolo, sino que de esos haceres han
surgido los pensares, no es que nos hayamos puesto a pensar y pensar y después
se nos hayan ocurrido formas de hacer las cosas. Hay millones de personas que
no conocemos que desde la invisibilidad autogestionan
su vida cotidiana. Nosotros conocemos a gente en Euskadi, en Andalucía, en
Galicia, en Canarias, en Ciudad de México, en el Estado de Morelos, en
Xalapa... que lo están viviendo desde la no separación del pensar, del sentir y
del hacer.
-Porque hay mucha gente que se acerca a autogestionar
o autogestionarse la vida cotidiana…
-No se acerca, no hay
un centro difusor ni una Verdad de lo que es la autogestión, sino que la
autogestión en cada sitio es dependiendo del contexto y de la necesaria armonía
con el entorno social y natural.
-Vosotros enfocáis el tema con la “construcción colectiva”, pero hay gente
que viaja hacia la “autogestión de la vida cotidiana” como viniendo más de lo
individual; es como si desde sus quehaceres, conductas, visiones y demás
hiciesen por construir una autogestión de la vida cotidiana. ¿Cómo lo veis?
-Para nosotros es
fundamental trabajar y conectar en estos tres ámbitos al mismo tiempo: lo
individual, lo grupal y lo colectivo. No puede haber construcción colectiva sin
una construcción individual, una construcción grupal y una construcción
colectiva. Si solo hay construcción individual no puede haber autogestión de la
vida cotidiana, podrá haber un “yo me lo guiso y yo me lo como”, hay una
corriente anarquista que va por ahí... Pensamos que el individualismo es uno de
los pilares que sostienen las cosas tal como están. No existe una
transformación individual en soledad, sin tener una relación con las demás
personas, no existe “el uno y el todo” ni “la conexión individual con el
universo”... todas esas son formas de ganarse la vida dentro del sistema
capitalista.
-Indudablemente todo esto rinde muchísimo más, se potencializa si se puede
ejercer de manera colectiva, ¿no?
-No es que “rinda más
en el Banco de la Transformación Social” sino que sin construcción colectiva
nos quedamos como estamos.
-¿Cómo ha sido, amigos, el coordinar este libro desde tantas firmas?
-Es muy ilusionante.
El libro es una excusa para juntarnos y seguir juntándonos, enredándonos.
Detrás de las firmas hay personas con historias ancladas en sus espacios y
tiempos cotidianos, hay colectivos, y eso hace que hayamos aprendido, sentido,
que nos hayamos encontrado, pero no podemos entender el libro como un producto
que acaba cuando se pone en el escaparate, sino que es una es(x)cusa que nos posibilita el poder conocer y trabajar con
mucha gente que no podíamos imaginar.
-Porque que “el común” y “lo comunitario” alcance el poder, pero sin
ejercerlo de la manera en que estamos acostumbrados a que se haga tiene lo
suyo…
-En cuanto que alcance
el poder, hemos fracasado. El poder te conduce y nos dejamos conducir por él,
impregnándonos de su lógica. Si alcanzamos el poder es el poder el que nos ha
alcanzado. Por eso, lo que planteamos es la dejación del poder hacia abajo,
para posibilitar nuevos espacios horizontales en los que poder construir
colectivamente, en los que se abra hacia la ayuda mutua, y ahí es muy
importante el común, porque nos plantea la posibilidad de un mundo sin
propiedad (otra forma de poder). Al igual que lo comunitario, que nos lleva a
la proximidad, a lo cercano, a la oportunidad, a la sensibilidad, al poder
abrazar a la gente con la que te estás comunicando, al poder oír las
conversaciones sin estar en ellas, el ruido -que es eliminado por lo digital-,
a no perder el mundo analógico.
-Y es que hay gente y colectivos, socialmente siempre
muy desfavorecidos, que han llegado a alcanzar el poder solamente para cambiar
ciertas reglas y hasta casi cambiar la definición de poder, de ahí, supongo, lo
de “Sin poder”, supongo…¿qué nos podéis reflexionar?
-Sobre los colectivos
desfavorecidos... normalmente se refiere con este nombre a gente que no tiene
el dinero suficiente para tener la cantidad de consumo estándar, que
normalmente se confunde con la calidad de vida. Para nosotr@s,
la relación asimétrica, o sea, las pobrezas (en plural), viene de la falta de
satisfacer las necesidades de subsistencia (que es la que siempre se ve), de
protección, de afecto, de entendimiento, de participación, de ocio, de
creación, de identificación, de libertad; cada necesidad de estas no satisfecha
es una pobreza (igual de importante), y estas pobrezas se evidencian, crecen
más cada vez que ejercemos más el poder, por lo tanto, SIN PODER es la intención de poder abrir espacios donde las
necesidades se satisfagan desde las relaciones humanas y no desde el Estado o
el Mercado, que como ya hemos visto en estos últimos siglos, no solo han sido
incapaces sino que han ido ensanchando las desigualdades, y en esta propuesta
cobra sentido lo comunitario.
-De todas formas hay que hacer mucha didáctica y pedagogía desde las bases,
para poder ir logrando estas premisas, ¿no?
-No. Lo que hay que
hacer es vivir el mundo que queremos desde ya. Y eso no hace falta enseñarlo,
solo hay que vivirlo. Hay que hacerlo, no didactizar;
didactizar es lo más cercano al sinvivir,
y el sinvivir es el mundo de los no vivientes. Si
queremos vivir, solo hay una manera, que es viviendo; que implica las cosas del
pensar (debatir, reflexionar, escribir, hablar...), las cosas del sentir (que
no te sean ajenas, que no se te pudran dentro, compartir...) y que no se quede
todo en lo que está por venir, o sea, hacer las cosas (entretejer, aprender
mientras se hacen las cosas, mestizar, recuperar cosas que nos interesan del
pasado para rehacer, recrear...).
-Todo esto le da mucha palabra al ciudadano y ciudadana desde lo individual
a lo colectivo y quizás aquí entren las asambleas, los debates abiertos, las
actividades compartidas…
-La ciudadanía es un anhelo de la revolución burguesa. Creemos que
desde las culturas populares lo importante es la gente, y para trabajar con y desde la gente hay muchas
herramientas, no hay que descartar ninguna, tampoco la asamblea, pero no
debemos olvidar que primero tenemos que preguntarnos para qué, después qué y
por último vendría el cómo, que sería la pregunta de las herramientas.
No podemos dar la
palabra, no es nuestra, la palabra es de la gente, la lengua no es de nadie, el
idioma es el que se apropia de las palabras, el idioma, que tiene dueño, el
Estado y el Mercado, ellos sí pueden dar palabras, y lo intentan cada día, pero
la gente escapa de esas palabras y de esos dueños, y escupen palabras que salen
de dentro, por derecho, nos queda la palabra porque la palabra, al igual que la
lengua, no es de nadie.
-Hay que quitar, echar abajo, el poder piramidal y vertical para devolverlo
a todos y a todas, ¿lo veis así?
-No. Esa es la
propuesta de Raúl Zibechi, que también escribe en el
libro, dispersar el poder. Nuestra propuesta es el desempoderamiento,
que es hacer una dejación del poder que tenemos todos en diferentes momentos de
nuestra vida (yo como madre/padre, yo como profesional, yo como hombre, yo como
líder, yo como emprendedor/a, yo como activista...) hacia abajo, evitando que
desde arriba se ocupe ese espacio creado o que un igual se empodere y tome el
poder en ese espacio. En un primer momento se genera un caos creativo en el que
pueda hacer falta una dinamización de las mediaciones sociales deseadas, aunque
en otros, las relaciones horizontales fluyen naturalmente en ese caos y
posibilitan vivir otro mundo en este mundo.
-Pero, por ejemplo, desde “lo político”, casi diría,
¡afirmando!, que no hay forma; ya que por mucho que algunas formaciones deseen
o quieran parece que, ese desapego a la hora de ejercer el poder, es “con la
boca pequeñísima” porque después practican “el poder que les dan sus bases”
como hasta entonces sin apenas cambios… ¿qué nos podéis reflexionar?
-Las diferentes formas
de abordar el poder han fracasado: la toma del poder, ya sea desde una
revolución (como la revolución francesa, la rusa, la china, la cubana...) o
desde unas elecciones (como pasó con el Frente Popular en la Segunda República
en España, o con Salvador Allende en Chile...), no ha servido para transformar
la sociedad, sino para cambiar quién está al mando. Por otro lado, la
estrategia que surge de mayo del 68 del empoderamiento, tampoco ha servido para
mucho más que para la creación de lobbies a nivel europeo. El contrapoder, propuesto
por Tony Negri, ha ayudado a que las grandes
organizaciones supraestatales hayan marcado la agenda de los movimientos
sociales (la contraagenda). Entonces, es cierto que
todas estas propuestas no nos han ayudado mucho aunque tal vez a ciertos grupos
o a ciertas personas concretas les hayan solucionado algunos problemas, pero en
general a la gente no nos han ayudado mucho a vivir un mundo diferente. Tampoco
podía ser de otra manera, porque las vanguardias trabajan de arriba abajo y así
es imposible hacer algo que sea transformador. Pero también hay que tener
cuidado ahora mismo, antes hemos hablado de lo común, pero desde “lo político”
y “lo económico alternativo” ya se está reformulando con conceptos como el
“procomún”, un nuevo espacio político y económico desde arriba, para ganar el
Estado y para ganar dinero en el Mercado.
-Y así, me imagino, que todo viaja y camina por un igual. Porque si dejamos
ir a la lógica y no trabajamos en cómo cada uno de nosotros ve y entiende el
poder es como poner pedazos a un globo que se va deshaciendo constantemente, lo
veis así o qué nos podéis decir?
-Desde las culturas
populares, no se trabaja una lógica que encadena las formas de construir la
vida, se trabaja desde la complejidad, desde las alógicas,
desde la imperfección, el inacabamiento, la incertidumbre... solo tenemos
intuiciones, no podemos tener a prioris ni podemos
saber hacia dónde vamos antes de llegar. Sí sabemos lo que estamos viviendo, y
eso, por muchas teorías ni muchas lógicas, ninguna institución nos lo puede
quitar.
-De aquí que creo debe incidirse tanto en la enseñanza, en cambiar las
maneras de ver y hacer….
-Este libro es parte
de una tetralogía. El tercer libro se llama “EDUCACIÓN SIN PROPIEDAD. Con escuela y sin escuela nunca nos dejan
hacer lo que queremos”. Entender la educación como algo separado de la vida
es la intención de convertir la educación en instrucción. El decir que la
educación es importante es pensar que en la vida hay diferentes saberes, que
nos vienen de diferentes fuentes (unos son de la cultura institucional, otros
son del Mercado, otros son del mundo alternativo, otros son de las culturas
populares...) y entonces, esos diferentes hilos los vamos entretejiendo en los
espacios y tiempos cotidianos a partir del hilo gordo de las culturas
populares. Esa educación es la que no nos separa de la vida, pero es la que no
necesita del Educador sino de la puesta en valor de los diversos saberes, de la
creación de espacios horizontales donde esos saberes se puedan relacionar, de
la construcción individual, grupal y colectiva que hace que esos saberes
podamos tomarlos cada persona de forma distinta y de la armonía con el entorno
social y natural que hace que esos saberes puedan llevarse a cabo en tu propia
vida.
25501
Sin poder.
Construyendo colectivamente la autogestión de la vida cotidiana. Javier Encina y Ainhoa Ezeiza (coords.)
462 páginas 13 x 20 cms.
16.00 euros
Volapük
El Poder nos
conduce y, al mismo tiempo, nos dejamos conducir; impregnándonos así de su
conducta, de su lógica… Esta frase, que puede resumir el pensamiento de Michel
Foucault sobre el asunto y que marca sus propios límites pues no va más allá de
la descripción, es el punto de partida de nuestro pensar/sentir/hacer: el desempoderamiento.
Igual que en otros periodos históricos podíamos afirmar que las relaciones
sociales se explicarían, fundamentalmente, por la Religión o la Economía; en
esta sociedad en transición la explicación en último término nos viene
de la mano, o de la garra, del Poder: Patriarcado, Estado, Mercado, Escuela
centrípeta, Idioma… y sus alternativas: Empoderamiento, toma del Poder,
Contrapoder, Emprendimiento, Escuela pública, Cultura nacional… toman como
centro de explicación, de batalla, de deseo: el Poder.
Toda alusión a hacer dejación del Poder que tenemos cada persona, hacer
dejación hacia abajo (desempoderamiento), nunca hacia
arriba (autodesapoderamiento) es contestada con
fuerza por discursos prosistema y alternativos.
Hay miles de personas, sobre todo mujeres, que estamos viviendo la construcción
colectiva de una sociedad sin poderes. En este libro intentaremos compartir
nuestros pensares/sentires/haceres.
Los coordinadores de esta publicación y autores de algunos de sus textos,
Javier Encina y Ainhoa Ezeiza, combinan escritos de
diversas firmas que dan contenido y ponen ejemplo a estos desempoderamientos
a poderes concretos y actuales: comunitario, científico, educativo,
lingüístico, sanitario, desarrollismo, servicios sociales, cuerpo en
relación... muchas veces dando respuesta desde las propias culturas populares,
viviendo la construcción de un nuevo mundo sin Poder. Así, encontramos escritos
y aportaciones de: Isabel Escudero, Agustín García Calvo, Carlos Taibo, Ivan Illich,
Raúl Zibechi, John Holloway,
Karmele Mitxelena, María
Ángeles Ávila, Gustavo Esteva, Felipe García Leiva, Nahia Delgado, Estefanía
Zardoya, Emilia Negrete, Begoña Lourenço, Nayeli Moreno, Felícitas Ovalle,
Carmen Pérez, Emiliano Urteaga, Arturo Padilla,
Adrián Alejandro Morales, Julieta Santos, Erika Garrido Bazán, Raffran, etc.
A Isabel Escudero que el anhelo de primaveras no le dejó ver este libro
terminado.
JAVIER ENCINA (Sevilla, Andalucía, 1965) trabaja como ilusionista social
desde 1995. Iniciador y miembro de UNILCO-espacio nómada y del Colectivo de
Ilusionistas Sociales, ha coordinado y participado en diversas iniciativas de
autogestión de la vida cotidiana, principalmente en Andalucía, México y
Euskadi.
AINHOA EZEIZA (Donostia-San Sebastián, País Vasco, 1971) es
profesora-investigadora en el Departamento de Didáctica de la Lengua y de la
Literatura de la Facultad de Educación, Filosofía y Antropología de la
Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y doctora en Psicodidáctica.
Juntos coordinan el Seminario de Ilusionistas Sociales (Ilusionista Sozialen Mintegia), grupo de
investigación y formación constituido en abril de 2015 y conformado por
personas interesadas en construir colectivamente alternativas con y desde la
gente.
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