La
Librería de Cazarabet Indignado
Ecología
y género en diálogo interdisciplinar
Un
libro sobre el concepto social de ecología entre diferentes agentes sociales
del siglo XXI
El
libro se engloba dentro de la colección de moral, ciencia y sociedad.
Este
es un libro muy bueno, muy trabajado y muy currado y se nota porque, además,
cree en lo que “dice”, “informa y razona”: desde la propuesta a todo el
contenido. Yo he optado por no darle más
vueltas y como a otras propuestas de ensayo que llegan a casa, no los
leo de golpe…sino que voy por partes y poco a poco: comentándolo y razonándolo
con compañeros de estas lecturas, viajes y maneras de ver y entender la vida y
los principales problemas que nos preocupan…cómo nos preocupan y cómo darle
solución a los propios problemas. Hay que acercarse un poco más seriamente a
temas como la ecología, a la mirada de las mujeres frente a estos temas….
Y
es que sí, la mujer ya viene, desde hace muchos años, haciéndose un ligar entre
todas las problemáticas que nos abordan y la ecología y todo aquello que la rodea:
los factores que influyen, interaccionan, las relaciones que hay entre ecología
y sociedad y entre ecología y cultura o gestión…son temas que merecen de
nuestra atención. La encargada de esta edición para Plaza Valdés le da un giro
especial y tridimensional a todo porque reúne entre las plumas que participan
en esta especie de ágora a reflexiones más que interesantes …Es también el ver cómo participan y hasta interaccionan con
problemas más que cotidianos y que, aunque bien ubicados y señalados….están
todavía como huérfanos de ser “tratados”…y es que si no somos valientes a la
hora de exponer los problemas y de buscar las verdaderas soluciones……todo puede
llegar a tomar un camino nada motivador , casi sin solución y sin retorno. El
mundo y sus problemas medioambientales necesitan de una solución: ya , valiente
y lo más consensuada posible. Leer este libro, a sus plumas y volver a
reflexionar nos anima a formar parte del “intento” de salvar un poco las
diferentes situaciones y a contribuir a ser parte de la solución.
Lo que nos dice editorial Plaza y Valdés
sobre el libro:
En el contexto actual de crisis sistémicas
múltiples, la filosofía ha de pensar un mundo futuro digno de ser vivido. Esta
tarea requiere un diálogo con otras disciplinas y saberes, así como una mirada
atenta a la realidad actual. Partiendo de tal convicción, esta obra examina los
entramados socio-culturales que tejen las
relaciones entre nuestros cuerpos y los ecosistemas que habitamos. La
intersección de la problemática ecológica con la perspectiva crítica de género
abre un campo de enorme riqueza teórica y práctica. Ecofeminismo,
ecocrítica, interculturalismo
y ecología social son los ejes conceptuales de esta mirada plural que analiza
discursos, construye alternativas y recorre sendas de transformación y
esperanza. Desde sus diferentes enfoques y temáticas, los estudios incluidos en
este libro confluyen en la búsqueda de un horizonte regulativo generador de
pensamiento y práctica para la ecojusticia, la
sostenibilidad ambiental, la igualdad real entre mujeres y hombres, la
educación en valores, el desarrollo humano y la empatía y el respeto hacia la
Naturaleza.
Autoras y autores participantes: Teresa Alario, Eva
Antón, Micaela Anzoátegui, Isabel Balza, Lucile Desblache, Pilar Errázuriz, Mª Luisa Femenías,
Carmen Flys, Carmen García Colmenares, Francisco
Garrido, Mª José Guerra, Kaarina Kailo,
Teresa López de la Vieja, Paula Gabriela Núñez, Verónica Perales, Margarita
Pintos, Alicia H. Puleo, Concha Roldán, Iván Sambade, Teo Sanz, Emma Siliprandi,
Ángela Sierra, Georgina Aimé Tapia, Laura Torres San Miguel, Juan José Tamayo,
Carme Valls-Llobet, Angélica Velasco Sesma.
La
persona que ha cuidado de esta edición, Alicia H Puleo:
http://es.wikipedia.org/wiki/Alicia_Puleo
Su blog:
http://aliciapuleo.blogspot.com.es/
Algunas
cosas que te pueden gustar:
http://www.mujeresenred.net/spip.php?article739
http://www.raco.cat/index.php/Lectora/article/viewFile/205574/284787
Cazarabet conversa
con Alicia H. Puleo:
-Alicia, ¿crees
que la sociedad ha asimilado que todo aquello que afecta al medio ambiente
acaba por afectar a nuestra salud?
-Aunque se ha avanzado mucho, esta conciencia es aún
minoritaria. Evidentemente, la sociedad
asimila la información que los medios de
comunicación y los expertos le suministran. En el caso de nuestro país, la
información sobre la relación entre salud y contaminación ambiental _sustancias
químicas de los pesticidas, dioxinas, etc, radiación
ionizante (radiactividad) y no ionizante (electromagnética, antenas…)_ es escasa, si la comparamos con la de nuestra
vecina Francia. Así es que no podemos echar la culpa a la gente. Dicho esto,
también es cierto que existen dos elementos contrarios a esta necesaria
concienciación: el primero, una confianza ciega “tecnólatra”
que privilegia los mensajes tranquilizadores frente a las llamadas a la
prudencia; el segundo, cierto escepticismo suicida que no ayuda a interesarse
por el cuidado del propio cuerpo (la famosa frase “de algo hay que morir”). En
este libro, el capítulo de la endocrinóloga Carme Valls-Llobet
aborda ciertos problemas de salud de las mujeres relacionados con la toxicidad
medioambiental. Van desde las alteraciones de la menstruación hasta el
incremento del cáncer de mama y la sensibilidad química múltiple (generalmente
diagnosticada como “alergia”), entre otras dolencias. Desearía especificar que, tanto la doctora
Valls-Llobet desde la Medicina como yo desde la
Filosofía, no estamos planteando renunciar a la tecnología y a la vida moderna,
sino reconocer los riesgos, denunciar los silencios y buscar soluciones.
-¿Hay una mirada especial
de la mujer en torno al activismo por el medio ambiental? ¿Hay como más
sensibilidad o más concienciación para con la salud ambiental?
-En las bases
del movimiento ecologista internacional hay más mujeres que hombres. Y si
miramos las asociaciones orientadas a la defensa de los animales, entonces el
porcentaje es aún mayor, más del 80 %.
Sin embargo, hay que matizar y tener cuidado de no caer en la idea de
que ser mujer es sinónimo de tener una especial sensibilidad ecologista o animalista. Nada más alejado de
la realidad, como podemos comprobar por nuestra experiencia cotidiana. Hay
variables sociológicas e ideológicas que cuentan mucho a la hora de que una
persona se interese por el medio ambiente y lleve su interés a la práctica.
Dicho esto, hay que añadir que uno de los estudios del libro muestra, en
efecto, que la percepción y las actitudes ante los problemas ambientales
difieren, estadísticamente, según el sexo y que la aversión al riesgo y la
ética del cuidado son más marcadas en las mujeres.
-¿La mujer es como un “poco
avanzada” a todo aquello que está por venir, por ejemplo hasta con los
problemas medioambientales…?
-Quizás lo que ocurre en este momento histórico es que
los modelos masculinos tradicionales basados en la competitividad, la violencia
y el riesgo (el guerrero, el cazador, el bróker…) son poco adecuados para
enfrentarnos a los nuevos desafíos del milenio, en particular al reto de lograr
un mundo sostenible y no un planeta devastado en el que las generaciones
futuras no puedan llevar una vida digna. Y cuando digo “futuras”, no estoy
hablando de un tiempo muy lejano, sino que pienso incluso en los niños y niñas
que serán adultos a mitad de este siglo. Los científicos prevén una crisis
ecológica de grandes dimensiones para esas fechas si continuamos deteriorando
tan gravemente los ecosistemas.
-¿Cómo ha sido trabajar con tantas firmas
tan diferentes como diferenciales?; ¿Cómo ha sido la coordinación?
-Mucha de la gente que participa en este libro formaba
parte del equipo internacional del proyecto de investigación “La igualdad de
género en la cultura de la sostenibilidad” que he dirigido en los últimos años.
Se trata de un proyecto interdisciplinar en que había especialistas de diversos
ámbitos. Tuvimos reuniones científicas en las que pudimos dialogar,
intercambiar ideas, enriquecernos mutuamente y escuchar a otras personas
especializadas que no formaban parte del equipo. Por eso el libro reúne
trabajos de Arte, Literatura, Filosofía, Psicología, Educación, Medicina,
Sociología, etc. Todas esas perspectivas son necesarias y útiles a la hora de
realizar una crítica cultural y pensar horizontes alternativos. He llevado la
coordinación con la conciencia de que la libertad de cada autora o autor era
fundamental para que cada uno aprendiera de los demás.
-Siempre
nos gusta preguntar por los procesos de documentación, la elección de temas a
tratar, la metodología de trabajo que habéis ido trazando… ¿Nos puedes comentar
algo?
-El punto de partida fue pensar cuáles eran las
perspectivas ineludibles a la hora de aportar ideas útiles para conseguir un
mundo más justo y ecológicamente sostenible. Era indudable que había que
tratar, por un lado, la temática del cuerpo
como la relación con la naturaleza interna; y el sistema económico o la
representación del mundo natural no humano como la relación con la naturaleza
externa. La metodología consistió, pues, en examinar qué materias eran
necesarias para una aproximación correcta (aunque incompleta y perfectible) a
un modelo social y ecológicamente menos depredador.
-¿Qué responsabilidad
tenemos, todos y cada uno de nosotros, por el medio ambiente?
-Desde la perspectiva de la ética ambiental, está
claro que todos y cada uno tenemos que asumir nuestra responsabilidad. Las tres
R del ecologismo (reducir, reutilizar y reciclar) son básicas. Pero la ética
individual no es suficiente. Debemos exigir transformaciones socio-económicas
para que los derechos humanos a un medio ambiente sano sean respetados, para
que se cumpla el principio de precaución adoptado por la Unión Europea y ahora
amenazado. Aquí estamos ya en el terreno de la Filosofía Política y de las
leyes. Por otro lado, si me permites, ampliaré la pregunta y no me referiré
sólo al “medio ambiente”, sino a la “naturaleza”. Ya sabemos que las palabras a
veces tienen una carga semántica oculta. Si hablo sólo de “medio ambiente”, el
enfoque tiende a ser exclusivamente antropocéntrico, es decir, limitado a la
pregunta “qué es lo que debemos hacer para no perjudicar a nuestra especie”.
Pero no somos la única especie, hay muchas otras y tienen también derecho a
vivir. Estamos destruyendo su mundo y llevándoles a la extinción. Es una forma
de la injusticia que ha de ser considerada. Y además, independientemente del
problema de la protección de la biodiversidad, también hay que tomar conciencia
ética de la explotación sin límites que ejercemos sobre los individuos no
humanos con capacidad de sufrir. Han sido cosificados de manera inhumana.
Nuestra ropa o nuestra alimentación son causa de inconcebibles tormentos para
millones de animales en una escala nunca vista en la Tierra. Sobre el caso de
la ropa, el libro incluye un trabajo de la francesa Lucile
Desblache con un título elocuente: “Las otras
víctimas de la moda”.
-Desde las comunidades que
están tan enraizadas, como son las comunidades indígenas, entienden más y
mejor las problemáticas que rodean la salud ambiental, sus problemáticas y sus
necesidades…
-Sí, algunos pueblos originarios de América Latina, o de zonas rurales de Asia y
África, no están aún integrados en el sistema de mercado y conservan, por lo
tanto, una vida profundamente dependiente del medio natural y una escala de
valores ajena al consumismo reinante en
el llamado Primer Mundo. En América
Latina, por ejemplo, se está recuperando la idea de “sumak
kausai” o “vida buena” con tintes claramente
ecologistas avant la lettre.
Son pueblos que están sufriendo en carne propia la contaminación ambiental
producida por los cultivos de transgénicos constantemente fumigados con
herbicidas o la megaminería que envenena el aire, la
tierra y el agua. Les arrebatan sus tierras para dejarlas en manos de
multinacionales que las devastan. En
semejantes condiciones, es indudable que todos comprenderíamos rápidamente qué
implica el desarrollo neoliberal.
-Debemos aprender mucho de ellos, pero ¿lo
hacemos bien y adecuadamente?; ¿qué debemos poner más de nosotros para que el
mensaje de concienciación llegue más a todos y a todas…?
-En una obra anterior (Ecofeminismo para otro mundo posible), he sostenido que todas las culturas
tienen algo que enseñar y algo que aprender. Podemos aprender sus mensajes
ecológicos y podemos enseñar con respecto a los derechos de las mujeres y la igualdad entre los sexos. No hemos conseguido la igualdad totalmente pero
al menos hemos avanzado con respecto a sociedades tradicionales que, en
general, son muy restrictivas en lo referente a los roles de las mujeres.
-¿Qué es ser mujer
ecologista, hoy y ahora en este tiempo….?
-Hay muchas maneras de serlo, según habites en el
medio rural o urbano, según tu formación, situación e intereses. ¡Hay tanto por
hacer! En el capítulo final de Ecología y
Género en diálogo interdisciplinar, el libro que acaba de salir, planteo
que las mujeres no debemos caer en el error de creer que hay que postergar la
igualdad en aras del activismo ecologista. Hago mías en ese sentido las
palabras de Petra Kelly: “Nosotras queremos trabajar con
nuestros hermanos del movimiento verde, pero no queremos estar sometidas a
ellos. Ellos deben demostrar su buena voluntad para abandonar sus privilegios
de miembros de la casta masculina”. Por otro lado, para llegar a una cultura
ecológica justa, tendremos que revisar los estereotipos de género y
universalizar las tareas del cuidado que eran adjudicadas sólo a las mujeres. No se
trata, como algunos ecologistas conservadores plantean, de volver a encerrar a
las mujeres en las tareas domésticas y de la crianza, sino de compartir,
hombres y mujeres, el mundo doméstico y el público, y dirigir una mirada
empática y una actitud de amor y cuidado hacia el mundo vivo no humano.
-Creo que el paso por la
vida se debe rellenar de “dejar huella” ante problemáticas, cuestiones,
diferentes visiones de las cosas… ¿Hay que esforzarse por dejar un lugar, por dejar
una postura, un trabajo…?
-Es fundamental tener objetivos trascendentes, metas
que vayan más allá de nuestros intereses egoístas. Yo creo que no se vive una
vida totalmente plena y satisfactoria si no tenemos la sensación de estar
dejando algo útil para los demás. Hacer que disminuya la injusticia y el
sufrimiento en el mundo, tanto para humanos como no humanos, me parece una meta
extraordinaria que mucha gente ha hecho
suya. Creo firmemente que la puesta en relación del pensamiento ecológico con
los estudios para la igualdad de género ayuda a la construcción de otro mundo posible. Si no lo creyera, no le habría dedicado
tantas horas, días y años de mi vida.
19085
Ecología y género en diálogo interdisciplinar. Alicia H. Puleo
416 páginas 17 x 23 cms.
23,00 euros
Plaza y Valdés
En el contexto actual de crisis sistémicas múltiples, la filosofía ha de pensar
un mundo futuro digno de ser vivido. Esta tarea requiere un diálogo con otras
disciplinas y saberes, así como una mirada atenta a la realidad actual.
Partiendo de tal convicción, esta obra examina los entramados socio-culturales
que tejen las relaciones entre nuestros cuerpos y los ecosistemas que habitamos.
La intersección de la problemática ecológica con la perspectiva crítica de
género abre un campo de enorme riqueza teórica y práctica. Ecofeminismo,
ecocrítica, interculturalismo
y ecología social son los ejes conceptuales de esta mirada plural que analiza
discursos, construye alternativas y recorre sendas de transformación y
esperanza. Desde sus diferentes enfoques y temáticas, los estudios incluidos en
este libro confluyen en la búsqueda de un horizonte regulativo generador de
pensamiento y práctica para la ecojusticia, la
sostenibilidad ambiental, la igualdad real entre mujeres y hombres, la
educación en valores, el desarrollo humano y la empatía y el respeto hacia la
Naturaleza.
Autoras y autores participantes: Teresa Alario, Eva
Antón, Micaela Anzoátegui, Isabel Balza, Lucile Desblache, Pilar Errázuriz, Mª Luisa Femenías,
Carmen Flys, Carmen García Colmenares, Francisco
Garrido, Mª José Guerra, Kaarina Kailo,
Teresa López de la Vieja, Paula Gabriela Núñez, Verónica Perales, Margarita
Pintos, Alicia H. Puleo, Concha Roldán, Iván Sambade, Teo Sanz, Emma Siliprandi,
Ángela Sierra, Georgina Aimé Tapia, Laura Torres San Miguel, Juan José Tamayo,
Carme Valls-Llobet, Angélica Velasco Sesma.
ÍNDICE (descargar)
http://www.plazayvaldes.es/upload/ficheros/indice_193.pdf
INTRODUCCIÓN (descargar)
http://www.plazayvaldes.es/upload/ficheros/introduccion_78.pdf
Alicia H. Puleo
Es doctora en Filosofía y Profesora Titular de Universidad de Filosofía Moral y
Política de la Universidad de Valladolid. Forma parte del Consejo de la Cátedra
de Estudios de Género de la misma Universidad y del Consejo del Instituto de
Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid. Cuenta con
numerosas publicaciones en Europa y América. Su último libro es Ecofeminismo para otro mundo posible. Ha
dirigido el proyecto de investigación I+D: La igualdad de género en la
cultura de la sostenibilidad. Valores y buenas prácticas para el desarrollo
solidario y, desde septiembre de 2014, es directora de la Colección
Feminismos que la Editorial Cátedra publica en colaboración con la Universitat de València.
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