La
Librería de Cazarabet Indignado
NO VAMOS
A TRAGAR, UN LIBRO QUE PLANTA CARA AL HAMBRE.
Los
Libros del Lince es otra de estas editoriales comprometidas que, además, nació en
tiempos de compromiso o, mejor dicho, de tener que comprometerse porque esta
editorial lleva en marcha desde el 2007. Hoy y ahora nos brindan un libro
excelente, escrito desde la reflexión, pero , aún más desde el alma ,la
coherencia y aquello que se escribe y se refleja poniendo toda la carne en el
asador….esto es lo que sentirás cuando leas cada una de las reflexiones más que razonables y que rebosan de lógica al
problema del hambre visto desde este ciudadano preñado de compromiso para los
suyos. Un buen libro que se lee muy fácilmente porque, además de escribir, de
manera plácida y muy llana…el libro es breve y conciso va derecho a la raíz del
problema, lo plantea, lo ataca y lo ataja…Y es que el hambre si no fuese un
negocio y una dejación ya sería parte de la historia o, mejor dicho, no hubiese
ni formado parte de ella.
Los
libros del Lince ha “enmarcado” este libro de Gustavo Duch
dentro de la colección:”El rojo y el negro”
Lo que
nos dice Los libros del Lince de este libro de Gustavo Duch
No vamos a tragar, dice Gustavo Duch, con una economía que no esté al servicio
de la gente. No vamos a tragar con la política de acaparamiento de tierras
cultivables, ni con la especulación en bolsa con los alimentos. No vamos a
tragar con una agricultura industrializada que no conduce a que las personas
estén bien alimentadas, sino que provoca hambre, obesidad, destrucción de
la pequeña agricultura sostenible y, lo más grave, una cuchillada a la Tierra
que nos acoge.
Si la crisis está siendo aprovechada por el perverso
sistema agroalimentario mundial para causar más penalidades y destrozos, hay
que plantar cara y decir: No vamos a tragar.
Hay que conseguir que la agricultura se
relocalice y devolver el protagonismo al sector primario. Hay que
multiplicar las pequeñas fincas de policultivos que, cuidando la tierra,
constituyen medios de vida y alimentación sana frente a los monocultivos
que convierten lo que podrían ser alimentos en diesel o hamburguesas fast food.
Lo que empezó como un movimiento de campesinas y
campesinos en países de América Latina y África, la Soberanía Alimentaria,
resuena ya en todo el mundo como un llamamiento en defensa de la Vida. Un
grito, como dice el autor, para transformarlo todo: “¡Qué la naturaleza
nos estremezca y el capitalismo temblará!”
El concepto de hambre:
http://es.wikipedia.org/wiki/Hambre
- See
more at: http://www.loslibrosdellince.com/gustavo-duch-no-vamos-a-tragar/#sthash.xIxBafLB.dpuf
El autor:
Gustavo Duch Guillot , es un veterinario, nacido en Barcelona, y que tiene
el Postgrado en Dirección de Empresas. Siempre, desde sus tiempos de facultad, ha
pretendido colaborar, y lo ha conseguido, en la construcción de un espacio para
acercarse a la realidad rural de los países del Sur, poniendo en marcha
Veterinarios sin Fronteras (desde 1986) , siendo su Director desde 1991 hasta
el 2009. También, en el ámbito de la cooperación al desarrollo ha sido miembro
de la Junta Directiva de la Federación Catalana de ONGD y Presidente de AGORA NordSud. En los últimos años ha estado escuchando y
colaborando estrechamente con los movimientos y campañas relacionadas con la
lucha por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos. Ha sido miembro de la Junta
Directiva de la Plataforma Rural, colabora con las actividades de La Vía
Campesina y con campañas como No te comas el mundo o Som
lo que Sembrem. Además, colabora
en distintos medios de prensa escrita como El Periódico de Catalunya, Público,
La Jornada de México, Galicia Hoxe y El Correo Vasco.
Lo que nos ofrece este escritor y
pensador:
http://www.rebelion.org/mostrar.php?tipo=5&id=Gustavo%20Duch&inicio=0
http://www.loslibrosdellince.com/etiquetas/gustavo-duch/
Cazarabet conversa con Gustavo Duch
-Gustavo,
te voy a hacer una pregunta bastante evidente, pero es que así nuestros
lectores tienen idea de lo que pueden encontrarse con el libro:¿crees que el
hambre tiene solución?; Entonces si tiene solución y ésta no se aplica es
porque no conviene y si no conviene es porque alguien especula con el
hambre….con los alimentos..¿Quién o quiénes se están “forrando” a cambio del
sufrimiento de muchos?
-Una compañera que
cuida gallinas me dijo con una sonrisa en los labios, 'mis gallinas no están en
crisis', y es bien cierto, el Planeta nos regala cada mañana mil y una fórmulas
para asegurar sobradamente la alimentación de todo la población que en él
habita. Si existe hambre es porque existe codicia.
El hambre da de comer
a muchos. Primero fueron países que colonizando otros territorios, después
empresarios y últimamente fondos de inversión, pero todos con la misma
ideología: robar sus formas de vida, borrar sus agriculturas y hacerles
suministradores de sus caprichos de palacio: esclavos, azúcar o café, o proveedores
de excesos del s.XXI: soja para la carne o agro combustibles para los coches.
-El ser instigador del hambre en el mundo o el ser más
o menos directamente de ella, ¿no debería ser considerado, además de una
vulneración de los DDHH, un crimen?
-Un crimen a la
humanidad, así lo definía el ex-relator del Derecho a la Alimentación de las
NNUU, Jean Ziegler. Solo en una año, la especulación
de los fondos de inversión con cereales provocó que 40 millones de personas
pasarán a las filas de los hambrientos. No hay peor genocidio que el hambre.
Pero tampoco hay quien quiera legislar esta modalidad de crimen.
-Tierras o territorios como África (no me olvido
ni de Centroamérica, ni de Sudamérica) han sido explotados hasta la saciedad,
pero ahora, algunas de esas zonas….cuyos suelos ya no son productivos son
verdaderos vertederos de las basuras más tóxicas del primer mucho. ¿Qué nos
puedes decir?
-Que el capitalismo es
el mejor cerebro para inventar maldades. Sobre esas basuras, niñas y niños
deben pelearse (por aire) con buitres y (por tierra) con cerdos... y todos,
humanos, aves y cochinos, rebuscan lo mismo, comer.
-¿Qué medidas podríamos tomar o deberíamos ser
conscientes para exigir a que se tomen para evitar el acaparamiento de tierras
cultivables?
-El Banco Mundial,
apoyado por algunas ONG, están redactando un código para asegurar que solo se
produzcan 'buenos acaparamientos de tierras'. Es decir, legalizar el
saqueo. La única medida a tomar es muy simple: prohibir la compra y venta de
tierras cultivables de la población a manos de especuladores. Dicen que la
tierra es para quien la trabaja, y hemos de añadir que en realidad la tierra no
es de nadie. Así nos aseguramos que es de todos. Hoy debemos rescatar los bienes
comunales.
-Ni se evitara que “se jugase” con los alimentos en la
bosa… ¿se terminaría con la especulación, el hambre…?
-Lo hemos citado
antes, la especulación, junto con la agroindustria y el acaparamiento de tierra
son en el siglo XXI las principales
causas del hambre.
-¿Cómo debe una persona que sea agricultor plantearse
“vivir de ello” sin caer en “las trampas que nos formula el mercado”?
-El nuevo campesinado,
como un remero, mira hacia atrás (para aprender del manejo de la tierra, de no
castigarla, del trabajo a pequeña escala, de los policultivos…) sabiendo que
así navega hacia un futuro resiliente de la mano de
consumidores y consumidoras concienciados.
-¿Las pequeñas cooperativas de agricultura sostenible,
pueden ser una solución?
-Exacto, son muchas
las alternativas, incontables, de enlazar organizarse al margen de los modelos
capitalistas, o al menos no en sus tripas. Es el momento de explorarlas todas,
darlas a conocer y dejar el máximo de ventanas abiertas.
-En este momento de larga,
precaria y lastimosa crisis en la que nos han metido…los mismos que especulan,
entre otras cosas, con los alimentos y el hambre. ¿Qué hay que hacer para
seguir con esta consigna tuya que nos dice “No vamos a tragar”?
-Romper. Romper con lo viejo
y caduco, desde los esquemas mentales hasta los comportamientos más habituales,
pues tenemos la oportunidad de inventar nuevos modos de vida. Un no tragar
ejercido desde la soberanía, pero sobre todo, desde el disfrute y goce de quien
emprende una nueva ruta.
-¿Cómo podremos conseguir, desde nuestra pequeña
parcela, poner nuestro granito de arena para conseguir dignificar el sector
primario?
-Buscando una
alimentación que nos haga felices. Eso es transformador. ¿Nos hace felices
comprar en una gran superficie con focos que parecen un interrogatorio, con
cajeros malhumorados, con todo empacado, con todo artificial, kilométrico? ¿nos
sienta bien esa comida?
-¿Qué políticas, desde arriba, deberían cambiar?
-¿Cómo crecen los
árboles? ¿Cómo crecen las plantas? De abajo a arriba, eso es lo sostenible,
entonces las políticas hechas desde arriba no nos interesan. Son antinaturales.
Debemos encontrar espacios y fórmulas (las pequeñas comunidades, los círculos
virtuosos, las asambleas...) donde la gobernanza sea verdaderamente participativa.
-¿Crees que hay atisbos de que empiecen a cambiar
algunas cosas….para cuándo cambios visibles y consistentes?
-Son invisibles para
poder ser. Y son pequeños para poder crecer. Si no los vemos será que no
llevamos puestas las gafas adecuadas
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No vamos a tragar.
Soberanía Alimentaria: una alternativa frente a la agroindustria. Gustavo Duch
208 páginas
16,00 euros
Los Libros del Lince
No vamos a tragar, dice Gustavo
Duch, con una economía que no esté al servicio de la
gente. No vamos a tragar con la política de acaparamiento de tierras
cultivables, ni con la especulación en bolsa con los alimentos. No vamos a
tragar con una agricultura industrializada que no conduce a que las personas
estén bien alimentadas, sino que provoca hambre, obesidad, destrucción de
la pequeña agricultura sostenible y, lo más grave, una cuchillada a la Tierra
que nos acoge.
Si la crisis está siendo aprovechada por el perverso sistema agroalimentario
mundial para causar más penalidades y destrozos, hay que plantar cara y decir:
No vamos a tragar.
Hay que conseguir que la agricultura se relocalice y devolver el protagonismo
al sector primario. Hay que multiplicar las pequeñas fincas de policultivos
que, cuidando la tierra, constituyen medios de vida y alimentación sana
frente a los monocultivos que convierten lo que podrían ser alimentos en diesel
o hamburguesas fast food.
Lo que empezó como un movimiento de campesinas y campesinos en países de
América Latina y África, la Soberanía Alimentaria, resuena ya en todo el mundo
como un llamamiento en defensa de la Vida. Un grito, como dice el autor, para
transformarlo todo: “¡Qué la naturaleza nos estremezca y el capitalismo
temblará!”.
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