La
Librería de El Sueño Igualitario
Carlos Domper se
acerca, gracias a Publicaciones del Instituto de Estudios Altoaragoneses, a la ciudad
de Huesca y al poder político y de las élites sociales durante la posguerra y
la larga dictadura franquista. De hecho el autor centra este ensayo entre 1938
y 1975.
Interesante retrato del poder en Huesca y del
comportamiento sociológico que le rodea en tiempos de una libertad mermada…
Lo que nos dice la sinopsis del libro:
¿Cómo era la sociedad oscense en el franquismo? ¿A
través de qué mecanismos se ancló el régimen a ella? ¿Quiénes y cómo ejercieron
el poder político? ¿Cuáles fueron sus principales problemas? Este libro intenta
responder a esas preguntas partiendo del estudio del Ayuntamiento de Huesca
entre marzo de 1938, cuando el ejército rebelde puso fin al asedio del ejército
republicano a la capital del Alto Aragón, y noviembre de 1975, cuando se
publicó la nueva Ley de Bases del Régimen Local al día siguiente de la muerte
de Franco. Para ello se ha combinado la descripción con un análisis teórico
asentado en los principales debates que se vienen desarrollando en la
historiografía sobre el franquismo con el fin de profundizar en la relación
entre Estado y sociedad. Por otro lado, el estudio de la dictadura en Huesca
comparte protagonismo en estas páginas con el de la historia española y europea
en un periodo tan complejo como apasionante.
Nos acercamos un poco más a Carlos Domper Lasús a través de sus
obras: https://scholar.google.es/citations?user=IrCmGuwAAAAJ&hl=es
Licenciado en
Historia por la Universidad de Zaragoza en 2006, fue estudiante visitiante en la Universidad de Bourgogne
(Dijon) durante mi primer curso de doctorado (Octubre 2006-Junio 2007). En
septiembre de 2008 obtuve mi Diploma de Estudios Avanzados en Historia
contemporánea. Ha realizado estancias de investigación en diferentes
instituciones internacionales como la Central European University
de Budapest (2012), el Institute for
Advanced Studies “Institutions, Markets and Technology” de Lucca (Abril-Junio 2015), el Departamento de
Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales de la Universidad
Complutense de Madrid (Septiembre-Diciembre, 2015), el Center for Iberian and Latin American Studies de la
Universidad de California en San Diego (Enero-Abril, 2016) y el Istituto de Ciencias Sociais de
la Universidade de Lisboa (Mayo-Julio, 2016). Desde
2014 es investigador predoctoral del departamento de
ciencias políticas de la Libera Universita Internazionale degli Studi Sociali de Roma. Entre sus
principales publicaciones cabe destacar las siguientes: (2016) El
ayuntamiento de Huesca y sus élites políticas durante el franquismo (1938-1975),
Huesca, Diputación provincial de Huesca; (2015) “Antes de votar mirad fijamente
las lápidas de los caídos. Las elecciones municipales y la consolidación de la
dictadura en Aragón, 1948-1957”, Historia Actual Online, 36 (1), pp.
97-115; (2014) “La otra cara de las urnas. Elecciones, dictaduras y Guerra Fría
en Europa. Propuesta para un marco conceptual”, Rúbrica Contemporánea Vol.3,
Núm. 5, pp. 45-69; (2014) “Las elecciones de Franco en Zaragoza (1948-1973).
Una aproximación local a un asunto transnacional”, Ayer 94, pp. 201-228;
(2013) “Entre la fuerza del mastodonte y la reserva de dinosaurios. Falange y
las elecciones municipales de representación familiar en Aragón, 1948-1973” in
RUIZ CARNICER, M.A. (ed.): Falange. Las culturas políticas del fascismo en
la España de Franco (1936-1975), Zaragoza, Institución “Fernando el
Católico”; (2012) Al servicio de Huesca. Manuel Artero (1910-1973),
Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses, ISBN 978-84-8127-246-8. (2010) Por
Huesca hacia el Imperio: cultura y poder en el franquismo oscense (1938-1965),
Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses.
Se define Carlos,
también, de esta manera a cerca de aquello que le interesa investigar,
estudiar, profundizar:”
Mis intereses científicos están relacionados con el estudio de la historia
electoral europea desde perspectivas comparadas y multidisciplinares, con
especial atención a sus características y evolución en los regímenes dictatoriales
europeos durante la Guerra Fría. Los principales objetivos a medio/largo plazo
de mi línea de investigación son el desarrollo de un marco conceptual que
permita integrar los sistemas electorales del franquismo y del salazarismo en
la historia electoral europea; la descripción y caracterización de los
mecanismos electorales desarrollados al amparo de dichos sistemas; y su
inserción en el conjunto de factores que permiten explicar tanto la estabilidad
como la larga duración de ambas dictaduras”.
Cazarabet
conversa con Carlos Domper Lasús:
-Carlos, ¿de dónde surge este nuevo libro tuyo en torno a cómo Huesca,
de alguna manera, va despegando después de la guerra civil y hasta la
transición?
-En realidad el libro es el producto final
de una ayuda a la investigación que me concedió el Instituto de Estudios
Altoaragoneses en 2009 para realizar un trabajo sobre el ayuntamiento de Huesca
en el franquismo. Por aquel entonces estaba iniciándome en el mundo de la
investigación y tenía mucho interés en estudiar el proceso de
institucionalización del franquismo a nivel local. El hecho de que Huesca fuese
la única de las tres capitales aragonesas que no contase con un estudio de esas
características, junto con la circunstancia de que ninguno de los trabajos
existentes para las otras dos capitales aragonesas atravesaban el umbral de los
años sesenta hizo que me decidiese a presentar una propuesta de investigación
que aunase esos dos aspectos.
-¿Qué parte de ese desarrollismo de Huesca ciudad y como ciudad se le
debe a haber esquilmado la vida de los pequeños pueblos y aldeas del pirineo
oscense? (me refiero a que Huesca como ciudad fue un lugar, lógicamente de
atracción de otros lugares). Reflexionemos un poco acerca de esto.
-Es cierto que Huesca fue un centro
de recepción de inmigración procedente del resto de localidades de la
provincia, sobre todo a partir de los años sesenta. Sin embargo, los niveles de
esa inmigración fueron muy bajos porque, en realidad, la mayoría de la
población rural aragonesa se desplazó a Zaragoza, que fue donde se concentró
realmente el grueso de los desplazamientos, por aglutinar el desarrollo
industrial de la región. Por lo que se refiere a la capital altoaragonesa, el
impacto de la inmigración rural se dejó notar especialmente en la llegada de
mano de obra no cualificada que acabó trabajando en las pequeñas empresas de
construcción que se encargaron de acometer las obras de acondicionamiento de
los ensanches de la ciudad y la construcción de los edificios de viviendas que
en ellos se emplazaron.
-Y hablamos de poder: de poder político y de poder en el escalafón
social: ¿en base a qué o a quién se posicionaba la gente que pretende o busca
poder en la Huesca del 38 en adelante?
-En el libro explico cómo desde 1938 se
pueden percibir dos tipos de elites políticas distintas. La más antigua se
había forjado extramuros del poder durante los últimos años de la Restauración.
Compuesta fundamentalmente por grandes y medianos propietarios de carácter
conservador y tradicional, logró aglutinarse en torno a la Asociación de
Labradores y Ganaderos del Alto Aragón (ALGAA) y el periódico La Tierra. Pese a ser derrotada en las
elecciones de 1923, alcanzó el poder con la llegada de la dictadura de Primo de
Rivera. Una vez conseguido su objetivo, la ALGAA se disolvió y la mayoría de
sus integrantes se incorporaron a la Unión Patriótica, donde permanecieron
hasta que la proclamación de la II República los alejó de los principales
puestos de gobierno local y provincial. Tras dos años en la oposición y faltos
de rumbo político decidieron unirse de nuevo bajo el paraguas de Acción Agraria
Altoaragonesa, partido con el que, después de una intensa campaña en la que
supieron capitalizar el descontento generado por la política republicana en muchos
sectores sociales, lograron el triunfo en las
elecciones celebradas en noviembre de 1933. El éxito del Frente Popular en los
comicios de febrero de 1936 los envió de nuevo a la oposición aunque, en esta
ocasión, solo permanecieron en ella durante cinco meses, puesto que el inicio
de la guerra civil el 18 de julio y el inmediato triunfo de los rebeldes en la
capital, al dia siguiente, los devolvió al lugar que, hacía ya tiempo,
consideraban como suyo.
La segunda de ellas tenía
raíces menos profundas. Comenzó a fraguarse bajo el fuego cruzado de los campos
de batalla y en las cárceles republicanas, consolidándose tras la guerra,
cuando FET de las JONS se convirtió en el armazón burocrárico del nuevo Estado.
En su seno se reunieron individuos mayoritariamente jóvenes, no necesariamente
oscenses o altoaragoneses, pertenencientes a un heterodoxo grupo de clases
sociales que se habían politizado al calor de las fuertes tensiones que
provocaron las reformas republicanas de los años treinta y a través de su participación
en el frente con grupos como los Voluntarios de Santiago, el tercio María
Molina y Marco de Bello o la XIII Bandera de Falange. Impulsados tanto por su
militancia en alguna de las tradiciones políticas que el régimen consideraba
como suyas, “juntas pero no revueltas” desde la aprobación del decreto de
Unificación de 19 de abril de 1937, como por los méritos contraídos a lo largo
de la contienda, los miembros de esta élite alcanzaron puestos de cierta
relevancia local o provincial en el Partido o en otras esferas de la
administración. Sin embargo, la fuerza con la que la “lógica de la victoria
política”, como la calificó Antonio Canales Serrano, promocionó a este grupo
hacia el poder, sobre todo durante los primeros años de la posguerra, no fue suficiente
para que el mismo pudiese salvar tanto su escasa inserción en el tejido
socioeconómico de la ciudad y la provincia, como el poder que en dichos ámbitos
ejercieron los que social y económicamente mandaban.
-¿Cómo fue la constitución de los primeros Ayuntamientos franquistas?,
bueno al principio , después de la guerra, se forjaron una especie de gestoras,
¿no?.
-Así es, desde el comienzo de la
guerra los civiles tuvieron que ir arbitrando sobre la marcha una serie de
mecanismos que les permitiesen articular instituciones de gestión tanto en
aquellos lugares donde la sublevación triunfó desde los primeros momentos, como
en aquéllos que fueron cayendo en manos rebeldes. Era, por lo tanto, una
legislación que entregaba un poder completamente discrecional a las autoridades
superiores para la designación de las corporaciones locales, que quedaron
además completamente sometidas al control del Estado Mayor rebelde primero y el
gobierno franquista más tarde.
-Aunque los alcaldes del franquismo, también en Huesca, eran nombrados
por los gobernadores, el Ministerio de Gobernación.
-Sí, por supuesto, especialmente los
alcaldes siempre estuvieron bajo control directo de la Administración a través
de los gobernadores civiles que eran nombrados a su vez por el Ministro de la
Gobernación.
-¿Cómo viajan estas gestoras a las constricciones como “más
normalizadas” de Ayuntamientos?
-A decir verdad, resultó un trayecto
bastante complejo. En primer lugar porque los ayuntamientos fueron las
instituciones que tuvieron que “dar la cara” ante la población tanto, primero
durante la propia guerra, como después durante la posguerra, tuvieron que hacer
frente a la reconstrucción de las ciudades y al mantenimiento de las mínimas
condiciones de vida de la población (suministros de agua, electricidad,
limpieza, existencias y precios de alimentos…). Esta situación se vio
terriblemente agravada por la incapacidad total de estas instituciones para
financiarse a consecuencia de su imposibilidad de recaudar impuestos. A todo
ello, habría que sumar los conflictos que surgieron entre los diferentes
sectores que habían hecho la guerra en apoyo de los rebeldes y que ahora, al
calor de las duplicidades creadas en la Administración Periférica como
consecuencia de la implementación de dos estructuras administrativas distintas
y rivales (la estatal y la de Falange), reclamaban su parte del “botín”. Aunque
esta situación se logró controlar con la unificación de los cargos de
gobernador civil y jefe provincial del Movimiento en la persona del gobernador
civil y los Ayuntamientos pudieron ir poco a poco reordenando sus departamentos
de hacienda (sin salir nunca de la miseria) lo cierto es que la “normalización”
no llegó hasta 1948, con la puesta en marcha de las elecciones a concejales,
que habían sido fijadas por la Ley de Bases de Régimen Local publicada tres
años antes, en 1945.
-Los Ayuntamientos de Huesca: ¿cómo estaban compuestos desde un
principio?, y ¿en base a qué se iban cambiando?—todo se supone
fundamentado versus la estructura ideológica del Franquismo—
-En realidad podríamos decir que hubo
unos criterios generales que luego tuvieron que ir adaptándose a lo que había
en cada ciudad. En Huesca los primeros
que fueron colocados al frente del ayuntamiento inmediatamente después del
golpe de estado y la caída de la ciudad en manos sublevadas fueron reputados
derechistas de la ciudad pertenecientes a la primera de las dos élites de las
que te hablaba antes, con un militar al frente. A esa gestora se fueron
incorporando poco a poco, otros grupos de personas, especialmente gente que no
había participado en la vida política de la ciudad con anterioridad al golpe de
estado pero con claros valores antirepublicanos,
antiliberales y anticomunistas, algunos de ellos eran falangistas de primera
hora, otros se habían dado de alta durante la guerra, otros, los menos, no
pertenecían al Partido. Pero en ningún caso superaron en poder a los viejos
conservadores, independientemente de que muchos de ellos figuraran ya entre las
filas del Partido Único. Cuando acabó la guerra, empezaron a aparecer con
fuerza entre los miembros del pleno los excombatientes, que fueron uno de los
sectores que mayor preeminencia logró en la institución. Haber luchado en el
frente del lado de los rebeldes fue uno de los principales criterios en los que
el estado franquista confió a la hora de determinar quien tenía derecho a
mandar. Obviamente, con el paso de los años y la evolución del ciclo biológico,
ese criterio fue haciéndose inservible porque cada vez había menos gente que
pudiera cumplirlo y no era reproducible sin otra guerra de por medio. Así pues,
a partir de los sesenta empezaron a utilizarse otros criterios como la
pertenencia a organizaciones de encuadramiento juvenil como el Frente de
Juventudes, o la capacidad profesional o académica.
-Háblanos un poco de las elecciones del tercio familiar a la que solo
podían acceder, con su voto, el cabeza de familia…también estaba el tercio
sindical…
-Podría decirse que son unas de las
grandes desconocidas del franquismo, incluso la propia historiografía les ha
prestado escasa atención por considerar que no eran más que actos
propagandísticos sin ningún tipo de relevancia. En realidad, su papel en la
articulación política del franquismo en las provincias fue mucho más relevante.
Fueron dispuestas por la Ley de Bases de Régimen Local de 1945, aunque las
primeras no fueron organizadas, como ya te he comentado, hasta 1948. Permitían
la renovación trienal de los concejales de los consistorios, nunca del alcalde
cuyo nombramiento quedo siempre en manos del gobernador civil y del Ministerio
de la Gobernación. Los concejales de cada ayuntamiento se dividían en tres
tercios, el familiar, el sindical y el de corporaciones que se renovaban por
mitades cada tres años. Los concejales del tercio familiar eran elegidos por
los cabezas de familia, vecinos mayores de edad o emancipados que tuvieran bajo
su responsabilidad a otras personas, de manera secreta y directa. Los
concejales del tercio sindical eran elegidos por delegados del Sindicato
Vertical a través de votaciones indirectas. Finalmente, los miembros del tercio
de corporaciones eran escogidos, de entre una lista de nombres propuesta por el
gobernador civil, por aquéllos que resultaban elegidos de los otros dos
tercios.
-Se supone, por lo poco que sé de otros lugares, que entraban a
manejar los hilos del poder político local los que más habían hecho para que
los alzados se hiciesen con el poder absoluto…
-Como ya te he comentado, los
criterios que definían quien tenía derecho a mandar en la España franquista
municipal estaban muy vinculados con la participación en la guerra en el bando
sublevado, el poseer un pasado limpio de antecedentes de izquierdas o
republicanos, la militancia en FET-JONS, y conforme el tiempo fue pasando esos
criterios tuvieron que ir amoldándose a la nueva situación en la que no podían
encontrarse excombatientes, cada vez menos gente se afiliaba a FET-JONS, etc.
-Además lo que hacen es ir como mezclando quien iba regentando el
poder pasando, poco a poco, a ser o a viajar como en muchas dictaduras hacia la
tecnocracia. ¿Cómo se refleja esto en Huesca?
-La tecnocratización
es un fenómeno que, efectivamente, afectó no solo a la dictadura franquista
sino a todos los regímenes dictatoriales europeos de la Guerra Fría. De hecho,
la tecnocratización de la política puede encontrarse
también en los regímenes democráticos europeos del mismo periodo. Sin embargo,
hablando concretamente de España y centrándonos en el ascenso al poder de
personas vinculadas con el Opus Dei y una visión más técnica de la
administración pública, hay que decir que este fue fundamentalmente un fenómeno
que afecto al Gobierno Central, pero de menor impacto en la Administración
periférica, básicamente porque los tecnócratas no tenían tras ellos ninguna
organización política que les diese respaldo. Dependían fundamentalmente de su
presencia en el Gobierno para mantener viva su forma de entender la política, y
su presencia en el Gobierno pasaba por Carrero Blanco. Con esto quiero decir
que, aún cuando si pueden detectarse algunas personas en los Ayuntamientos, y
en el caso concreto de mi investigación en el de Huesca, que veían la necesidad
de gestionar las instituciones municipales como si fueran empresas, lo cierto
es que se me hace difícil establecer un vínculo directo, que implicase una
cierta organización y plan predeterminado de cómo hacer las cosas, entre el
grupo de López Rodó en El Pardo y concejales como los que acabo de describir en
pequeños ayuntamientos de provincias.
-Hoy como ayer de lo más importante que un Ayuntamiento tiene que
trabajar son sus presupuestos y a dónde van dirigidas las infraestructuras, así
de cómo deben ser, éstas, llevadas a cabo…¿Cómo los
sucesivos Ayuntamientos de Huesca fueron encarando el tema presupuestario?
-Este es en mi opinión uno de los
temas críticos a analizar y en el que no suele entrarse por lo tedioso que
resulta tanto para el investigador como para el lector. No obstante, yo decidí
abordarlo con cierta profundidad y todas las partes del libro tienen una parte
dedicada a este asunto. En puridad, el control económico fue, como explicó en
su momento Martí Marín, uno de los ejes a través de los cuales la
Administración Central maniató a los ayuntamientos. Si uno revisa todos los
textos legales que regulan la capacidad económica de los ayuntamientos
franquistas se da cuenta de inmediato de que, todo estaba pensado para que los
concejos dependieran por completo del Gobierno Central. Partiendo de este
punto, puedes imaginar que los presupuestos de un pequeño ayuntamiento de
provincia como Huesca fueron siempre ínfimos, y con escasa capacidad de dar
respuesta a las necesidades de la población. Esto llegó a convertirse en una
situación problemática a partir de los 60 y sobre todo de los 70 cuando la
gente comenzó a protestar, no especialmente en el caso de Huesca, pero si en
otras capitales más grandes, contra las deficiencias materiales de las
ciudades, lo cual se convirtió en muchos casos en una manera indirecta y menos
peligrosa de protestar contra el régimen. Por eso tuvieron que arbitrarse
medidas para financiar en mayor grado la actividad municipal. Ese fue por
ejemplo el fin de las Comisiones Tecnicas de las
diputaciones provinciales, que entregaron dinero a los ayuntamientos para la
mejora o construcción de infraestructuras.
-Sobre qué decidían los Ayuntamientos o sobre qué tenían un poco más
de voz de decisión, en particular en Huesca…
-En realidad sobre pocas cosas.
Debemos tener en cuenta que una de las principales características de la
Administración Periférica del franquismo fue su completo control por parte de
la Administración Central. Los ayuntamientos no tenían ninguna competencia
relevante más allá de la gestión del día a día municipal. Podía decidir sobre
asuntos como la concesión de licencias municipales, el asfaltado de calles, el
mantenimiento de las infraestructuras municipales, la organización de las
fiestas, la realización de homenajes, la recalificación o cesión de terrenos
para la construcción de viviendas, suelo industrial, bibliotecas, etc. Pero
incluso sobre todas estas decisiones la última palabra la tenía el gobernador
civil. De hecho, en Huesca hubo un fuerte enfrentamiento entre el Alcalde
Emilio Miravé y el gobernador civil, a cuenta del
nombramiento por parte del Ayuntamiento en los años sesenta, de Antonio Durán,
un conocido sacerdote de la ciudad opuesto al régimen, como hijo adoptivo de la
ciudad. Una decisión que no gusto nada al gobernador y que acabo con la salida
de Miravé del Ayuntamiento.
-A lo largo de la posguerra me da que los Ayuntamientos pierden cierta
rigidez para adentrarse en ser como más prácticos, ¿no?(
lo que no quita que el régimen fuese igual de vigilante , represivo y siguiese
utilizando el arma de la intimidación y el escarmiento)
-En realidad el control absoluto de
los ayuntamientos por parte de la Administración Central fue una característica
que perduró durante toda la dictadura. Sin embargo, si es cierto que conforme
los años fueron pasando y sus recursos aumentaron mínimamente la presencia de
los mismos en la vida pública aumentó a través de la ordenación del espacio
público, el saneamiento, la creación de ensanches, etc. No obstante, el rígido
control de dichas instituciones por parte de los gobiernos civiles y la Dirección
General de la Administración Local nunca desaparecieron.
-Hablando de intimidación y escarmiento, políticas represivas que
utilizó la dictadura franquista (como otras muchas), pero desde Huesca ciudad,
como entidad local, también se utilizó, ¿cómo se hizo?
-Sí, por supuesto. El proceso de
depuración del ayuntamiento se llevó a cabo durante la primera mitad de los
años cuarenta. El consistorio nombró una comisión que se encargo de investigar
a todos los funcionaros municipales y proponer sanciones para aquellos que
consideraban que debían ser castigados. Posteriormente el Pleno debía de votar
las sanciones. Aunque por regla general el pleno siempre votaba lo que decía el
alcalde, en este caso se dividió entre quienes apostaban por medidas
contundentes y ejemplificadoras y quienes fueron más
indulgentes y pidieron penas menores.
-¿Qué grandes e importantes proyectos se desarrollaron desde el
Ayuntamiento oscense y vieron su resultado acabado y qué proyectos se vieron
“como colgados”?
-Bien entre los más importantes
habría que destacar sin dudarlo la construcción del embalse de Vadiello, los dos ensanches de la ciudad, la
electrificación de la misma y su participación en la recuperación de la vida
universitaria en Huesca. Entre los proyectos que quedaron por hacer, yo
destacaría, sobre todo, la imposibilidad de lograr que el Gobierno Central
pusiese en marcha la conexión ferroviaria con Barcelona.
-Carlos, hoy por hoy , el poder en Huesca, de
alguna manera, más o menos directamente, más o menos indirectamente ….¿es
heredero de aquellas prácticas levadas a cabo en la larga dictadura?
-Esa es una pregunta bastante
compleja. Lo primero que habría que hacer es definir que entendemos por
“poder”. Si nos referimos a una perspectiva política obviamente no, no hay ningún
lazo con el pasado franquista. Quizás si nos fuésemos a mirar listas de mayores
contribuyentes, etc., si nos encontraríamos algunas sorpresas.
-¿Cómo ha sido el proceso de documentación para conseguir este libro?;
supongo que habrá sido una de las tareas más apasionantes.
-Sí, totalmente, aunque también de
las más duras y en muchas ocasiones tediosa. Pase muchos meses trabajando en el
Archivo Municipal de Huesca y en el Archivo General de la Administración de
Alcalá de Henares, fundamentalmente, pero también en otros como el Archivo
Histórico Provincial o el Archivo de la Diputación Provincial de Huesca.
-Y la metodología de trabajo, ¿cómo ha sido?
-El libro se apoya en una gran
cantidad de documentación procedente de diversos archivos pero especialmente
del Archivo Municipal de Huesca y del Archivo General de la Administración de
Alcalá de Henares. Partiendo del análisis de toda esa documentación y
apoyándome también en la prensa escrita, trato de contribuir, desde el análisis
del caso oscense, a algunos de los principales debates que existen hoy en día
en la historiografía española sobre la institucionalización del franquismo en
provincias.
-Amigo, ¿nos puedes dar alguna pista sobre lo
que estás trabajando en estos momentos?
-Pues ahora mismo me encuentro
terminando mi tesis doctoral, un estudio comparado de las elecciones del
franquismo y del salazarismo en el contexto de la Guerra Fria,
que espero poder defender en la primera mitad del año que viene.
20127
De las cenizas al
desarrollismo: La ciudad de Huesca, el Ayuntamiento y sus élites entre 1938 y
1975. Carlos Domper Lasús
321 páginas
20.00 euros
Instituto de Estudios Altoaragoneses
¿Cómo era la sociedad oscense en el franquismo? ¿A través de qué mecanismos se
ancló el régimen a ella? ¿Quiénes y cómo ejercieron el poder político? ¿Cuáles
fueron sus principales problemas? Este libro intenta responder a esas preguntas
partiendo del estudio del Ayuntamiento de Huesca entre marzo de 1938, cuando el
ejército rebelde puso fin al asedio del ejército republicano a la capital del
Alto Aragón, y noviembre de 1975, cuando se publicó la nueva Ley de Bases del
Régimen Local al día siguiente de la muerte de Franco. Para ello se ha
combinado la descripción con un análisis teórico asentado en los principales
debates que se vienen desarrollando en la historiografía sobre el franquismo
con el fin de profundizar en la relación entre Estado y sociedad. Por otro
lado, el estudio de la dictadura en Huesca comparte protagonismo en estas
páginas con el de la historia española y europea en un periodo tan complejo
como apasionante.
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