Cazarabet conversa con... Laia Carrera
Crespo, autora de “Cuando llega el miedo” (Onada)
Un libro ilustrado desde la pluma de Laia Carerra Crespo que ganó, el pasado año, el V Premio
Internacional Álbum Ilustrado Ciutat de Benicarló en
donde ella pone el texto y, por supuesto, la ilustración.
El libro viene editado por Onada
Edicones desde su colección Onada
Imagina.
Cuando llega el miedo es un libro que planta
cara al miedo desde la valentía con una manera de acercarse a la historia
global, compendio del texto y de la ilustración que son un monumento a la
valentía, al descaro sin tapujos de la libertad desde el arte expresivo.
Está , puede, un poco más acercado al
público infantil, pero el libro
ilustrado por Laia Carrera ,también presente en los textos, es más que
recomendable por cualquier lector o lectora en cualesquiera que sea su edad.
Es un libro tan transversal porque “toca”
mucho a lo emocional, a las emociones…
Cuando llega el miedo es un viaje
emocional que quiere dar luz al proceso que experimentamos cuando transitamos
por una emoción tan misteriosa y reveladora a la vez. El álbum nos invita a
sentir y expresar sin vergüenza el miedo. La simple experiencia de esta emoción
nos ayuda a entender, de forma sencilla, que se trata de un hecho universal y
atemporal que nos muestra información muy interesante sobre nosotros mismos.
Nuestra ilustradora, Laia Carrera Crespo… pues
ella misma se nos presenta: “Nací en Barcelona en 1982 y actualmente vivo en el
Montseny, entre ríos, montañas y personas bonitas.
Desde muy pequeña me he sentido atraída y motivada por todo lo relacionado con
el arte, la música y la educación. Estudié Educación Social en la Universitat
Pere Tarrés; Arreglos y Composición de música moderna
en el Taller de Músics, e Ilustración en la Escola de la Dona de Barcelona. Durante quince años he
tenido la gran suerte y el privilegio de poder combinar y trabajar de mis tres
vocaciones y disfrutarlas al máximo. Actualmente la vida me ha conducido a
dedicarme íntegramente al mundo de la ilustración y poder hacer colaboraciones
con diferentes editoriales, bibliotecas, ayuntamientos, asociaciones, etc., y
varios proyectos personales autoeditados.
En mis obras procuro dar luz y voz a las
pequeñas cosas, situaciones y emociones que, de alguna manera, todos y todas
vivimos cotidianamente o en algún momento de nuestra vida. Aquellos pequeños
detalles que a menudo pasan desapercibidos por el gran ruido que nos rodea o
aquellos que, simplemente, no nos atrevemos a expresar. A menudo el elemento de
la Naturaleza llega a ser importante en mis trabajos, ya que ella me ofrece
inspiración, serenidad y mucha presencia. Siempre desde una mirada
introspectiva, personal y metafórica expreso en imágenes y palabras todo lo que
siento o me gusta sentir, y espero y deseo que mis ilustraciones y textos
puedan remover y emocionar, aunque sea sólo un poco, tanto a pequeños como a
mayores”.
Cazarabet
conversa con Laia Carrera Crespo:
‐Laia,
¿cuéntanos qué hay detrás de este libro… por qué lo has escrito?. Acércanos a tu intencionalidad al acercarte a esta
emoción, al miedo…
-Mi respuesta parece algo típica pero
realmente detrás de este libro hay una vivencia personal. Tuve que hacer frente
a diferentes situaciones que me producían un miedo atroz y mis reflexiones y
mis sensaciones se plasmaron en este
libro sin casi yo hacer nada. Querían salir y ser soltadas.
‐¿Cómo nos
acercarías a tu trazo ilustrativo?
-En mis ilustraciones me gusta dar
espacio a lo pequeño, a lo cotidiano y a esas experiencias que nos parecen tan
personales pero que en realidad son comunes en todos nosotros. Me gusta la
metáfora y la poesía en las imágenes, no ilustrar lo evidente y dejar un
espacio entre el texto y las ilustraciones donde el lector pueda imaginar,
crear y formar parte des de su sentir.
A nivel técnico, siempre he sido una
controladora empedernida de las que trabajaba con pinceles minúsculos y des de
un formalismo muy hermético. Sigo siendo controladora pero en “Cuando viene el
miedo” me permití la exploración técnica porque no me convencía lo que siempre
venía haciendo y justamente pude vencer mis miedos ante otra forma artística de
expresión no conocida para mí. ¡Descubrí un mundo! A partir de este cuento, mi trazo ilustrativo
es mucho más amplio y rico, con menos limitaciones y menos temores, más libre y
más expresivo. No renuncio a lo que he hecho hasta ahora, simplemente dispongo de más versatilidad y recursos
técnicos que uso en función de cada proyecto y me siento mucho más ligera.
‐¿Cómo
compaginas el trazo de la ilustración con “lo narrativo”?. ¿Qué nace antes, va
como a la par?, ¿Cómo te lo haces?
-En mi caso normalmente necesito tener
algo que contar para poder ilustrar. A veces pienso que mis ilustraciones son
esclavas del contenido porque sin contenido mi lápiz no acostumbra a crear. Así
que empiezo con una idea (que necesita ser expresada), la ordeno
y la estructuro un poquito y en ese momento el proceso ilustrativo ya va solo.
Hago esbozos y vuelvo a estructurar el texto en función de las páginas que
quiero que tenga el cuento. Una vez finalizo las ilustraciones, reescribo el
texto y lo pulo.
Algunas veces me ha sucedido que
dibujando sin pretensiones me nace una emoción, y con la emoción una historia.
No me sucede muy a menudo pero cuando pasa es bellísimo porque es como si la
historia quisiera salir a toda costa y tuviera prisa por colarse por la tinta
de los esbozos.
Lo que si me suele suceder es que
cuando hago ilustraciones unitarias o individuales para un encargo o
simplemente para mi, el universo que genero entorno a ellas es tan grande que
las historias para contar se acumulan y nacen, sin pretenderlo, nuevos cuentos.
‐Es que me
da que si una escritora o un escritor se dedica a eso a escribir y lo consigue
hacer medianamente bien…ya es mucho…como para encima ponerse a ilustrar y
hacerlo magníficamente y hacer que lo uno sintetice y conjugue tan bien con lo
otro, marcando un equilibrio “de primera”… Además tu expresión escrita…la parte
“más verbalizada” es breve, concisa, clara…Eso quizás parezca fácil, pero yo te
diría que es difícil de conseguir por eso le encuentro y valoro tanto tu cuento
ilustrado….¿Qué nos puedes decir?
-No me considero escritora, soy más bien una aficionada. Toda mi
vida he escrito poesía y des de bien pequeña que llenaba libretas enteras con
mis reflexiones. Me encantan las palabras, todo lo que se puede generar a
través de ellas, pero escribir cuentos es otra historia. Como bien comentas y
coincido contigo, la brevedad en la expresión escrita es un arte muy difícil,
al menos para mí. “Cuando viene el miedo”, en un principio, tenía un texto
extensísimo, lleno de palabrejas y metáforas, pero no me convencía. Me encanta
leer novelas, pero los álbumes ilustrados que me atraen más son los que casi no
tienen texto. La conjunción de la imagen con un mínimo de palabra escrita me
parece muy interesante. Por este motivo, me rebané los sesos para simplificar
el texto hasta el punto que me di cuenta que este álbum, podría funcionar
también sin él. ¡Fue fantástico! Sudé la gota gorda, no lo niego, porque
siempre es la parte que más me cuesta, pero estoy contenta con el resultado.
Generar el impacto justo con el texto mínimo y poder ilustrar sobre un texto
que no lo cuenta todo deja un lugar al lector para imaginar, crear y formar
parte de la historia. Eso es una de las cosas que me parece más
maravillosa. Quiero mostrar mis respetos
a todas las escritoras y escritores. Me parece una profesión bellísima ¡pero
tan difícil!
‐Laia, ¿por
qué quieres “implicarte” tanto como artista en esa “exploración de las
emociones que vamos experimentando?. ¿Qué encuentras detrás de ellas?
-Creo que los artistas, seamos de la
disciplina que seamos, tenemos la responsabilidad de implicarnos socialmente a
través de nuestras obras. Hay quien reivindica, hay quien expone temas sociales
directamente comprometidos, hay quien con su obra contribuye a la lucha por la
igualdad, la integración, la libertad, el feminismo… hay quien su obra está
comprometida con la educación, la sanidad, la inmigración… Da lo mismo, para mí
lo importante es el compromiso para hacer del mundo un lugar mejor y no concibo
otra forma de hacer arte, al menos para mí.
Soy educadora social y estuve 15 años de mi vida trabajando con
colectivos desfavorecidos. Al mismo tiempo era música y a parte de hacer
conciertos con una banda festiva, componía canciones muy íntimas sobre todas
mis inquietudes y reflexiones vitales. Creo que la conjunción de estos dos
elementos me ha llevado a ser como soy y a ilustrar y crear des de ese lugar de
compromiso y sinceridad.
A las emociones, que ahora están tanto
de moda, se las ha maltratado mucho y las seguimos maltratando. Para mí era
importante poder hacer un cuento sobre algo que me estaba sucediendo a nivel
personal pero que, a la vez, le sucede a todo el mundo. En el fondo, este es el
mensaje último del álbum, un mensaje muy simple y sin rodeos
Todos somos mucho más parecidos de lo
que creemos. Todos tenemos miedo, aunque no se hable y todos nos creemos morir
cuando el pánico nos invade. Y el miedo,
como muchas otras emociones, nos une. Tomar conciencia de las emociones nos
estructura, sin necesidad de saber cómo afrontarlas, sin manuales de cómo se
deben abordar. Simplemente conciencia. Si mis obras contribuyen un poquito a
esta toma de conciencia que a la vez yo voy tomando y eso nos permite tratarnos
a nosotros mismos, expresarnos y relacionarnos de forma más libre, amorosa y
sin juicios, seré la persona más feliz del mundo.
‐Esto
es un cuento o un relato ilustrado….quizás, no sé, tú nos dirás pensado para
niñas y niños, pero que el público adulto “bebe” y de una manera….yo te diría
que los adultos y los que están en transición lo degustan mucho…se paran, nos
paramos en el trazo en la composición y conjugación con el textos. ¿Qué cómo lo
ves?.¿Qué nos puedes decir?
-Jan, un muy
buen amigo mío músico un día dijo “La música no puede ser separada ni
compartimentada. Sigue una sola corriente, un solo movimiento. El niño pone su
pie pequeño al agua y el adulto pone uno de grande”. Me encantó porque para mí
es totalmente aplicable a los álbumes ilustrados y al arte en general. Siempre
he sido incapaz de reducir mis cuentos a franjas de edad y mucho menos de
crearlos anticipadamente pensando que irán dirigidos a niños y niñas de 5 años
por ejemplo. De hecho no sé ni cómo se hace y que limitación más grande sería
hacerlo. Las imágenes y los textos aparentemente sencillos de los cuentos
pueden despertar rincones adormecidos en los adultos. ¡La belleza no tiene
edad! ¡La risa no tiene edad! ¡Los temores no tienen edad! Y así, suma y sigue.
De la misma forma que alucino como los niños y niñas comprenden, muchas veces
mucho mejor que los adultos, toda la parte metafórica y poética de algunas
obras. Es genial. Sinceramente, a mi me importa más lo que genera un álbum, lo
que remueve por dentro y a lo que te evoca que todas las valoraciones técnicas
que podamos realizar los adultos des de nuestra mente segmentada.
‐Te
interesa, ante todo, dibujar, ilustrar y pararte ante el diálogo con “esas
pequeñas cosas que componen la vida y que son las que, verdaderamente, nos
deberían de importar porque en “esas pequeñas cosas o desde esas pequeñas
cosas” es desde dónde mejor manera arranca la vida y su pálpito.
-Sí. Nos complicamos tanto la vida a
medida que vamos creciendo que olvidamos lo esencial, el detalle, el gesto, lo
imperceptible. Crecemos y empobrecemos. Adquirimos aprendizajes como máquinas,
somos los mejores en matemáticas, finanzas, política… pero somos un auténtico
fracaso en las relaciones que establecemos, en la forma como nos tratamos a
nosotros mismos, en la gestión emocional. Mirarse a los ojos, ayudarse, mirarse
hacia dentro, esa hoja que cae y danza, ese abuelo que abraza a la nieta, ese
simplemente estar… La vida y su pálpito están en todas partes pero no nos damos
cuenta porque nos empeñamos en seguir llevando estas gafotas
feas y oscuras que nos complican la vida y nos disocian.
‐Con este libro ilustrado,
Cuando llega el miedo, consigues alzarte con el V Premio Internacional Álbum
Ilustrado Ciutat de Benicarló. Bueno, ¿qué sentiste y
de qué manera eso “se recicla” dentro de ti como artista y como persona?
-Lo viví con mucha sorpresa y mucha
ilusión, porque aunque para mí una obra siga teniendo el mismo valor sea
galardonado con muchos premios o con ninguno, hace mucha ilusión que reconozcan
tu trabajo, y más aún cuando es un trabajo aparentemente poco atractivo
comercialmente. Me siento muy agradecida a Onada Edicions por esta apuesta tan valiente que han hecho y al Ajuntament de Benicarló por generar estos Premios y dar
oportunidades a los artistas. Este premio repercute en la visibilidad de mis
obras, a empezar a existir para el mundo aunque lleve años dedicándome a la
ilustración y a que mis cuentos empiecen a formar parte de la vida de las
personas, aunque sea sólo un poquito.
‐Amiga,
las emociones todas ellas deberían tener y retener no uno sino más cuentos y,
la verdad, si pueden estar o presentarse así con libros ilustrados es mejor,
“entra y se digiere” muy bien y te lo digo como lectora/r…¿qué nos puedes
explicar o reflexionar tú que estás más acostumbrado a trabajar en ese mundo?
-Mi
opinión es que nunca habrán suficientes cuentos que traten de las emociones. Es
un terreno tan vulnerable que cualquier material al respecto es bienvenido.
Parece que últimamente estamos viviendo un “bum” de cuentos que animan a hablar
de este tema sin tapujos pero creo que tampoco debemos perder nuestra capacidad
crítica y nuestro sentido común porque ya sabemos que el mundo funciona por
modas y no todos los productos están hechos des de la comprensión de este
tema. Personalmente me decanto más por
los cuentos que tratan las emociones sin moralejas ni directrices de cómo se
deben de abordar, pero para gustos colores.
El simple hecho que se visibilicen ya es un avance prodigioso. Lo mismo
sucede con otros temas que, por suerte, están tomando fuerza como el abordaje
del feminismo, la inmigración, el bulling, etc. Tomar conciencia de que estos materiales
contribuirán a la educación de las nuevas generaciones (y puede ser que a la de
muchos adultos también) personalmente me anima y motiva para continuar
generando contenidos con sentido.
‐Amiga, en
estos momentos, hoy y ahora, ¿nos puedes contar en qué andas trabajando?
-Actualmente ando trabajando en un
nuevo álbum que espero que vea la luz prontito. Trata sobre ese ruido interno
incesante que nunca nos deja en paz y al que nos solemos acostumbrar. Otra vez
me he vuelto a animar a ilustrar y escribir personalmente la historia y espero
que guste y remueva un poquito a las personas tanto como a mí. Por otro lado
continúo con diferentes encargos que me piden, tanto de organizaciones como de
particulares.
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