Cazarabet conversa con... Francisco Espinosa Maestre, autor de “Crónicas
de la desmemoria. España, 2015-2020” (Aconcagua)
Un libro de Francisco Espinosa que pasa
revista a la desmemoria en España entre los años 2015-2020.
Edita este libro, Aconcagua desde Sevilla.
La sinopsis del libro: En la misma línea de Lucha de historias, lucha de memorias.
España 2002-2005, esta obra pretende ser la crónica del quinquenio
2015-2020 en el mismo marco temático que la anterior. Y al igual que aquella lo
hace a través de diversos trabajos del autor aparecidos en prensa, revistas y
colaboraciones en obras de carácter colectivo. El período temporal queda
acotado entre el segundo triunfo electoral del PP en 2015, la moción de censura
de 2018 y el triunfo del gobierno de coalición PSOE-UP en 2019. Estamos pues en
la segunda legislatura de Mariano Rajoy, que no pudo concluir acosado por los
casos de corrupción que carcomieron su partido y la democracia española. Se
trata de unos años especialmente movidos en lo que se refiere al combate por la
historia y la memoria en que se trató de anular lo poco que se había hecho
durante la etapa de Rodríguez Zapatero en relación con las políticas de
memoria.
Así, entre otros temas, Crónica de la
desmemoria. España, 2015-2020 muestra la batalla judicial emprendida por la
derecha en pro de la permanencia de sus referentes históricos e ideológicos o
la lucha por el control de la comisión que debía de realizar el callejero de
Madrid; también la absorción por parte de ciertos sectores académicos de las
tesis revisionistas y la consolidación de una literatura con fuerte respaldo
mediático obsesionada por el mito equidistante de la “Tercera España” que se
sirve del periodista Manuel Chávez Nogales para ocultar su propio
conservadurismo. Por otra parte, se intenta profundizar en los problemas que
siguen planteando los archivos que contienen la documentación sobre el siglo XX
(República, golpe militar, represión, guerra civil y dictadura). O, a través de
varios casos, el absurdo que representa que documentos de militares de carácter
represivo sigan siendo considerados a estas alturas como documentos con valor
judicial.
El libro, formado por treinta y ocho
artículos, se completa con un texto introductorio a cargo de Bartolomé Clavero
Salvador en el que, bajo el título “Francisco Espinosa, historiador del sinderecho y de la desmemoria” se comenta la obra y la
trayectoria del autor.
Leer más: https://www.aconcagualibros.net/news/cronicas-desmemoria/
El autor, Francisco Espinosa (Villafranca de
los Barros, Badajoz, 1954), doctor en Historia e historiador. Por otra parte,
es autor de diversos libros y artículos sobre la República, la guerra civil y
la represión franquista en el suroeste y sobre su memoria e investigación
posterior. También fue autor del Informe sobre la represión
franquista entregado al juez Garzón y miembro de la comisión que le
asesoró en su iniciativa. Ha coordinado trabajos sobre las consecuencias del
golpe militar en todo el país, caso de Violencia Roja y azul. España,
1936-1950. Desde su fundación en 2005 y hasta 2010 fue coordinador
científico del proyecto Todos los Nombres. Entre
sus obras destacan La guerra civil en Huelva (1996), La columna
de la muerte (2003), La justicia de Queipo (2005), La
primavera del frente popular (2007), o Callar al mensajero (2009).
En Aconcagua ha editado, además…
Masacre. La represión franquista en Villafranca de los
Barros (1936-1945) [2011]
Lucha de historias, lucha de memorias. España 2002-2015.
Prólogo de Francisco Moreno Gómez [2015]
Ayamonte, 1936. Diario de un fugitivo: Miguel Domínguez
Soler. Editado por Manuel Ruiz y Francisco Espinosa [2019]
Leer más: https://www.aconcagualibros.net/news/cronicas-desmemoria/
Este amigo, de la casa y de nuestro Proyecto
de Difusión Cultural, así como del boletín El Sueño Igualitario ya ha estado
con nosotros…
Lucha de historias, lucha de memorias: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/luchadehistorias.htm
También ha conversado con nosotros a raíz de
haber escrito El caso Rocío: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/casorocio.htm
Y con La columna de la muerte: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/columnamuerte.htm
O con Ayamonte, diario de un fugitivo: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/ayamonte1936.htm
Y con Por la sagrada causa nacional: http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/porlasagradacausa.htm
Cazarabet conversa con Francisco Espinosa:
-Francisco,
¿cómo es que te pusiste a recopilar las crónicas que ibas escribiendo para
diferentes medios, los trabajos y reflexiones alrededor de la memoria y nunca
mejor dicho, de la desmemoria y decides reunirlas en este libro, Crónicas de la
desmemoria… Está claro que tiene todo su sentido porque cuentas cómo se
“desmontan los esfuerzos que se han hecho por el pro de La memoria histórica”.
- Lo hice porque creo que, aunque cada una
tiene su razón de ser, juntas adquieren otro carácter y cabe apreciar la
relación entre ellas. Es más, esta recopilación viene a completar la que hice
en 2015, titulada Lucha de historias, lucha de memorias, también publicada por
Aconcagua y que incluía artículos escritos entre 2002 y 2015. A través de ellas
se puede seguir la evolución ideológica de la sociedad española en ciertas
cuestiones clave relativas a la historia y la memoria.
- ¿De qué tratan
esas crónicas?
- Hay trabajos sobre las luchas en torno al
callejero, que no son más que una prolongación de la lucha en torno al pasado;
se trata también del papel de la Justicia ante la validez de las sentencias
franquistas, ya que no hay que olvidar que en Francia e Italia fueron
declaradas nulas en 1944, en Alemania en 1998 y en Austria en 2009; también aparece
el poder de la Iglesia, otro de esos poderes que nadie osa tocar; sobre la
impunidad del franquismo, el papel de la prensa y el concepto de desaparecido
en España; es importante también señalar la situación de abandono de los
archivos y tampoco podían faltar algunas reflexiones sobre los novelistas
metidos a historiadores con fuerte respaldo mediático, caso de Cercas y
Trapiello, por la confusión que causan.
-Los que están
por desmontar la lucha por la reivindicación de la memoria histórica con la
cantinela de “(…) que no hay que remover (…) que no hay que abrir las heridas (…)
que hay que tirar para adelante…”. ¿Será que se ha heredado, unos por supuesto
mucho más que otros, una ideología que se ha convertido en casi una razón de
ser por parte de los que “sacaron” más de la dictadura…?
- Esa cantinela la tendremos que soportar
durante mucho tiempo. Durante la dictadura era imposible que se hablara o
escribiera de lo que ocurrió con los vencidos. El momento clave vino en la
transición. Es entonces cuando se plantea el pacto de silencio y se aprueban
leyes como la Ley de Amnistía, que borra todo el pasado represivo, y el derecho
al honor, al que se hace prevalecer sobre la libertad de expresión y que se
mete en la Constitución. Todavía persisten y siguen encorsetando la realidad y
dificultando el conocimiento del pasado.
-Y eso que el
trabajar por la Memoria Histórica en este país nunca se ha podido hacer al
100%... muchas veces los que tratamos de hacerlo incluso lo hemos hecho con
ciertas precauciones, ¿qué nos puedes decir?
- Efectivamente el trabajo por la historia y
la memoria del ciclo abierto en 1931 y cerrado en 1978 ha tenido siempre sus
peligros, máxime sabiendo que todo está organizado para impedirlo. Por otra
parte, ¿qué se puede esperar de un país que aún, a más de cuatro décadas de la
transición, no tiene una ley de archivos? Y sin duda esa inseguridad legal y
ambigüedad han dado sus frutos: hay quienes prefieren dedicar su esfuerzo
investigador a temas que no les supongan peligro de acabar metido en demandas y
juicios.
-Has
debido conocer a mucha gente incansable que ha ido trabajando por la Memoria
Histórica, pero que, a la vez, se ha visto muy “apaleada” por diestro y
siniestro y, aun así, se aguanta…
- Así es, y en un libro titulado “Callar al
mensajero. La represión franquista, entre el derecho al honor y la libertad de
información” (Península, 2009) reuní una serie de casos entre 1980 y 2009 en
que se mostraban los excesos a los que había dado lugar el derecho al honor, es
decir, el derecho del que gozan los descendientes de los vencedores de la
guerra civil para que no se hablé de los crímenes que cometieron sus
antecesores. Pero no acabaron ahí. Han seguido, como bien demuestran los casos
recientes de Carlos Babío con su libro sobre Meirás, Fernando Mikelarena con
su trabajo sobre la represión en Navarra y Juan Antonio Ríos Carratalá con su
estudio sobre los procesos de Miguel Hernández. Este caso plantea un nuevo
problema, ya que el hijo de alguien que formó parte de consejos de guerra como
secretario exige el derecho al olvido, es decir, que el nombre de su padre no
aparezca.
-En los tiempos
en los que escribías estas crónicas, entre 2015-2020, eran tiempos de la
segunda legislatura de M Rajoy…la Ley de la Memoria Histórica que dibujó, como
un esbozo, Zapatero estaba en el cajón de la historia y solo las iniciativas
personales, colectivas y el impulso de la gente conseguían mover piedras, pero
fue muy, muy duro…-Y lo sigue siendo…
- La derecha siempre actúa en el mismo
sentido: no quieren nada que recuerde lo que pasó. Les va en ello su propia
historia. El PSOE tampoco se ha atrevido nunca a mirar atrás. La época de
González y Guerra fue en este sentido tal como la derecha esperaba y deseaba.
Con Zapatero, ya con el movimiento pro memoria en marcha, se planeó aquel amago
de ley de memoria que tampoco sirvió para gran cosa. Luego llegó Rajoy acabando
con lo poco que se hizo y ahora Sánchez sin que se sepa muy bien en qué acabará
esto de la Memoria Democrática. Nadie se atreve.
-¿Por
qué la derecha amparada en una judicatura que sabe que siempre está ahí… porque
es heredera directa del “establishment” establecido por el franquismo sí que
sabe mantener sus referentes históricos y desde la izquierda nunca nos acabamos
de poner de acuerdo?
- En realidad la derecha controla el espacio
público, ya sea con los partidos que la representan, con ciertos ámbitos del
poder judicial y con la mayor parte de los medios de comunicación. Izquierda
hay muy poca. Si miramos ese espacio político al que me he referido vemos que
Vox es extrema derecha, PP derecha, PSOE centro y IU-Podemos izquierda. Con
este panorama, ¿qué se puede esperar?
-Esto no viene de
ahora, ¿verdad? ¿por qué?
- Por la dictadura y por el modelo de
transición, que dejó intacto todo lo fundamental que venía del franquismo.
Basta mirar lo que ha pasado con la chapuza de la monarquía que impuso Franco,
que viene a ser la pieza clave del régimen del 78. Parece que la existencia de
la democracia está supeditada a la permanencia de la monarquía.
-Hace cosa de
tres o cuatro años en un viaje a Teruel nos paramos en Caudé y me quedé
“impresionada” porque en un lateral de la Iglesia estaba la Cruz de los Caídos
con unos nombres… al otro lado de la carretera y a unos escasos kilómetros se
encuentran los Pozos de Caudé, lugar donde se asesinaron a mucha gente de: la
CNT, socialistas, ugetistas… allí unos “monolitos” les escoltan, todo sacudido
por un viento siempre frío, implacable, quebradizo o un sol insolente en el
tórrido verano. Sin compasión. Monolitos “atacados” varias veces,
vilipendiados, pintados y ultrajados… atentados contra la historia, ¿no?
- No solo ha pasado ahí. La derecha no soporta
que se recuerde lo que hizo. La razón es simple: no ven motivo alguno para
arrepentirse de lo que hicieron. Los muertos deben seguir donde los dejaron y
la vida debe seguir como si nada hubiera pasado nada. Se perdió la ocasión
durante los catorce años que estuvo el PSOE en el poder (1982-1996). Ese
hubiera sido el momento de iniciar ciertas políticas de memoria. Lo más grave
es que el discurso de la derecha que entronca con el franquismo se ha
normalizado a base de políticas de olvido. El PP nunca rompió con el franquismo
y Vox viene del PP. Por su parte el PSOE, como dijo José Martínez, director de de la editorial Ruedo Ibérico, sin ser franquista, fue un
producto del franquismo.
-Pero lo que más
me impresionó y todavía guardo vergüenza es que cuando en Caudé quise tomar una
foto de la cruz un corro de hombres que estaban a unos cuantos metros se giró y
me clavaron la mirada implacable, acusadora y bracearon…me sentí intimidada,
sentí hasta un poco de miedo porque de muchas ventanas y callejuelas empezaron
a salir rostros, ninguno amable… sentí que ellos estaban en un tiempo y yo en
otro.
- Es lo que decía antes. Los neofranquistas se
encuentran ahora con libertad total para decir lo que antes no se atrevían o
decían en voz baja y los demócratas deben tener cuidado con lo que dicen si no
quieren buscarse problemas. Es el resultado de cuatro décadas de democracia con
el PSOE o el PP en el poder.
-Hay demasiada
gente que, de alguna manera, ha bebido de las fuentes revisionistas, pero ¿por
qué?
- El revisionismo fue la respuesta de la
derecha al movimiento en pro de la memoria allá por los años noventa. Lo grave
fue que de ser un movimiento relacionado con cierto tipo de personajes y de
espacios políticos de la derecha acabó pasando a ciertos sectores de la
universidad.
-Mira, tengo un
amigo que es de derechas y yo es que hay temas
a los que no me molesto en contradecir porque si no estaríamos
discutiendo sobre cuestiones en las que él nunca me convencerá ni yo tampoco,
pero de vez en cuando a alguno de nosotros en alguna conversación ,pues , como
es natural, enseñamos la patita… el otro día me dijo: “…mira que tengo un amigo
que ya sabes que es de izquierdas , es socialista, siempre lo ha sido, pero
somos amigos… pues me decía un día: “Pepe, este país no puede avanzar porque
hay gente que todavía vive la guerra”… Y es así…”. Pues yo no lo veo así. Se
puede avanzar hablando y debiendo de hablar de todo lo que pasó y lo que
hubiese podido haber sido y no fue porque lo que fue es innegable e
incontestable… Tú has debido de encontrar con estos argumentarios día tras día,
¿no?
- Estos argumentos carecen de base alguna.
Conocemos bien otros casos europeos. En Alemania, pese a haber perdido la
guerra, pasó lo mismo. Los argumentos eran los mismos de siempre. Hubo que
esperar a los años ochenta y noventa para que se empezara a avanzar en el campo
de la historia y la memoria. Y si esto pasó allí, ¿qué no va a pasar en un país
donde el fascismo se perpetuó durante décadas y la transición no supuso ruptura
alguna sino continuidad? Es imposible saber hasta cuándo perdurará el
franquismo sociológico en España.
-¿No
se dan cuenta de que la lucha por la Memoria Histórica es la lucha por millones
de gentes que nunca tuvieron una voz, un lugar para su libertad?
- Nunca se darán cuenta de eso. No están
capacitados. Para ellos todo se reduce a Paracuellos. Ya lo dijo Herbert Southworth en el año 2000: “Pasarán decenios antes de que
la derecha española desista de sus esfuerzos por justificar la rebelión armada
de 1936”. No sería la primera vez, ya ha ocurrido en otros períodos de nuestra
historia. Todavía se discute sobre la dimensión de la represión habida en la
llamada “década ominosa”, con el Borbón Fernando VII al frente y tras el breve
período del Trienio Liberal (1820-1823). ¿Hasta cuándo se estará discutiendo
sobre las consecuencias del ciclo abierto con el golpe militar de julio del 36?
-Pero muchas
veces no pocas gentes de la izquierda decidieron que el pasado no existía… ¿por
qué?, ¿es que no lo sufrieron en sus carnes o no empatizan lo suficiente?, ¿ven
en “los ejercicios por la Memoria Histórica” como una piedra en el zapato a sus
pretensiones?
- El rechazo a la memoria histórica está más
generalizado de lo que pensamos. No afecta solo al campo de la derecha. El
hecho de que desde el gobierno nunca se hayan puesto en práctica políticas de
memoria ha apartado de este terreno a muchas personas que podrían haberse
sentido cercanas a esta problemática. En Alemania fue fundamental trasladar a
la enseñanza el pasado nazi y organizar grandes exposiciones que sensibilizaran
a la población sobre lo ocurrido. Y estas exposiciones incluyeron el papel del
ejército, algo aquí impensable. Aquí, dada la situación, se puede acabar
Secundaria sin saber casi nada sobre los orígenes de la España actual.
-Pero todavía
queda mucho por contar, por desenterrar del olvido y también de no pocos
enterramientos físicos… - Pero no hubo solamente muerte, hubo violencia,
expolios, el educar bajo el miedo, el silencio y el escarmiento---que esto deja
a muchas generaciones tocadas—y que es parte del germen del ejercicio de la
desmemoria, ¿lo ves así?
- Nadie duda de que aquí, pese a todas las
trabas, se ha hecho mucho desde los años ochenta. Y al mismo tiempo nadie
tampoco duda de que de diversas maneras se nos ha impedido acceder a
importantes fondos documentales civiles, militares y eclesiásticos que nos
hubieran permitido conocer mejor lo que ocurrió. Naturalmente dejar esa
documentación en poder de los que la generaron y en situación de abandono
supone situarla en una zona oculta, ya que entre los responsables de ello hay
quienes no ven bien que cualquiera pueda acceder a ella.
- ¿Cómo hacer
frente a la desmemoria…? Estas crónicas ya están porque han sucedido, pero hay
cosas que se pueden revertir, ¿no?
- Contra la desmemoria solo queda el
testimonio de lo que pasó, ya sea por el testimonio personal, por los medios de
comunicación o por la documentación. Pero todo esto está amenazado. Los
testimonios personales por el miedo a buscarse problemas, los medios de
comunicación por parecer por lo general más bien medios de desinformación y la
documentación por las dificultades de acceso a las fuentes o por su simple
destrucción.
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