La
Librería de Cazarabet Indignado
-Bueno, Mariano al final me puedo sentar a conversar contigo…desde
la faceta de maestro, hasta la faceta de “activista rural”, pasando por la de
autor de prosa y poesía…Ahora, ya no ejerces de maestro, pero me da que uno no
deja de serlo nunca… El oficio de enseñante, el de docente, el de ser maestro
yo creo que debe partir desde lo más hondo, que es un trabajo vocacional… No
todos tenemos la paciencia y la habilidad de congeniar el “arte de enseñar” con
el tener que aguantar con un aula llena de niños y niñas, cada cual con sus
necesidades, sus caracteres, sus particularidades… ¿Crees que la enseñanza en
vez de ser tan encorsetada, se mide a todos por igual, debería ir por otros
derroteros…como ser más libre, personalizada para cada alumno y alumna?
Evidentemente.
Hace tiempo que se habla de la autonomía de centros, pero la realidad es que
nunca antes se había visto tanto intrusismo de una parte de la administración
educativa, especialmente en la exasperante evaluación que está volviendo locos
a los docentes. Esta incapacidad,
mostrada hasta el momento, de ponerse de acuerdo las fuerzas políticas para
consensuar un sistema educativo concreto es un defecto gordo que está pagando
la escuela y el instituto, en primera instancia (y sobre todo, sus actores
principales, el alumnado y el profesorado). Los cambios son frecuentes y los
bandazos organizativos e ideológicos también. Todo ello genera presiones y
tensiones indeseadas.
Creo
que se echa de menos la pujanza que en otro tiempo tuvieron los Movimientos de
Renovación Pedagógica (hoy venidos a menos, por diversas circunstancias). Estos
colectivos, aunque nunca excesivamente numerosos, definieron espacios de
sensibilización y reflexión, de toma de postura ante algunas medidas de la
administración, de diseño de estrategias y materiales nuevos y alternativos y,
sobre todo, fueron aglutinadores de inquietudes y generadores de fuerza
pedagógica para afrontar el día a día en los centros.
En
el marco posible (y deseable) de un consenso, se avanzaría también en una
organización y desarrollo cotidiano del trabajo de aula con otras
características. El centro de todo hay que situarlo en el niño, en la niña... Y
la organización, la metodología, los materiales, los tiempos deben estar al servicio de la máxima eficacia
en el trabajo y del apoyo y cuidado necesario de niños y niñas. Hay unas
batallas colaterales que desvirtúan el debate y la toma de decisiones: los
poderes económicos presionan con los libros de texto o con los digitales; los
políticos con la imposición ideológica (altamente perniciosa porque genera un
continuo desconcierto); los religiosos porque siguen empeñados en que sea la
escuela quien adoctrine en ese tema; los educativos por esa incapacidad de
consensuar y esa narcisista necesidad de dejar el sello personal desautorizando a los anteriores para poner en
marcha su nueva ley... En el aula, el maestro o la maestra necesitan medios:
los materiales que hagan falta y los humanos que se necesiten para que el
alumnado esté bien atendido: el alumnado que llega de otros países, los niños y
niñas con dificultades de aprendizaje, los que responden a unos perfiles más
humanísticos o los que se acercan más a lo científico. Si no cambiamos el punto
de mira, será difícil mejorar la atención personalizada, la resolución de
variantes y conflictos, la formulación de hipótesis de trabajo más libres y
abiertas (no conducidas por el libro de texto)
-Se están posicionando ciertas
“corrientes “ de enseñantes y ciertos sectores de padres y alumnos que
argumentan que son demasiados los deberes que se mandan a diario a los alumnos
y en que a ciertas edades los niños y niñas de lo que menos tienen tiempo es de
jugar…¿Qué opinas?
La jornada laboral de un niño es suficientemente larga como
para que no la estiremos innecesariamente. De todos modos, aquí hay un discurso
un tanto enrarecido. En líneas generales, hay muchos niños y niñas con una
sobrecarga de actividades extraescolares que raya la locura. Y sorprende –y da
mucha pena- que algunos de esos progenitores no se planteen que, después de que
su hijo o hija han estado seis horas de clase, tengan todavía un estiramiento
de jornada de dos o tres horas más... “Y luego los deberes”. En principio, si
un niño o una niña hace todo el trabajo en el aula, no debería llevar nada
especial para hacer en casa (por supuesto, nada de esos deberes repetitivos,
como hacer diez multiplicaciones o diez divisiones o terminar “los ejercicios
del libro...” Debe de haber una racionalidad y, desde luego, una tarea de
coordinación (sobre todo en la ESO y bachillerato) para evitar que la suma de
tareas mandadas desde varias asignaturas sea escandalosa... Luego hay una
variable importante a tener en cuenta y es que son muchos los niños a los que
sus padres no pueden ayudar en casa a realizarlos (porque su horario laboral se
lo impide, porque no dominan el idioma, porque no tiene suficientes
conocimientos para ello...) y eso crea una nueva desigualdad que se suma a la
económica, a la social, a la cultural, etc.
Por otra parte, hay algunas alternativas más o menos
razonables... Hay que tener en cuenta también quién los manda y cómo se mandan,
para que el alumnado esté dispuesto a realizar algunas de las sugerencias que
se le hacen, con un espíritu positivo y desterrando la mala gana inicial... En
casa pueden aprovechar para leer, para ver un documental o una película, para
escribir una carta, para pensar la solución de un acertijo o de una propuesta
creativa; para avanzar un powerpoint o resolver una
propuesta con sentido del humor, recoger una información de los abuelos o de
los padres sobre cultura popular o aspectos de la vida de antes, para hacer
(con ayuda) un postre o recoger algún recorte de prensa, escribir en el diario
o una paginita del cuadernillo de escritura, preparar la noticia científica que
hemos localizado en Internet y que tendremos que explicar al día siguiente en
clase, escribir algún post en el blog de la clase, del colegio o de la
biblioteca escolar, hacer un boceto sobre el proyecto iniciado o anotar algunas
preguntas para la entrevista que haremos a una persona conocida... De entre
toda esa larga lista de acciones –conocidas por chicos y chicas, desde
principio de curso y realizadas también en el aula, podemos ir tirando de vez
en cuando. Todo ello
-¿Qué es lo que te hizo decantarte por la docencia?,
¿lo volverías a hacer?
Sí. Yo sería claramente reincidente. Aún reconociendo que
las cosas no están como estaban. Cuando yo tenía ocho años y asistía a la
escuela de Labuerda coincidí con un maestro (José
María Lanao) –nacido en el pueblo- con el que me encontraba muy a gusto:
hacíamos teatro, hacíamos salidas fuera del pueblo, celebrábamos carnaval,
ayudábamos a los que no sabían leer a practicar la lectura... Recuerdo que fue,
asistiendo a sus clases, donde sentí por primera vez que aquel trabajo me
gustaba. Aquel maestro murió un sábado de noviembre de manera fulminante
(seguramente de un infarto, entonces llamado muerte repentina) y yo quedé
desolado... Cuando tuve que hacer el ingreso de bachiller y el examen para
obtener beca, mis padres optaron a mitad de curso por llevarme a la escuela de
Escanilla (el pueblo de mi madre) en el que la maestra (María Pilar Caro) solo
tenía cinco alumnos (y conmigo seis). Era una estupenda maestra que vivía en
casa de mi tía, donde yo me quedaba también, claro y, luego en bachiller, tuve
como profesor en el instituto de L´Aínsa a Ánchel Conte que siempre ha sido
un referente para mí en el tema educativo. Fueron tres maestros los que
despertaron en mí la vocación de serlo. También debo decir que la economía
familiar no permitía ningún “exceso”. Éramos cuatro hermanos y mis padres
trabajaron muy duro, con la tierra y los animales, para que pudiéramos
estudiar. Sin salir de la provincia no había muchas posibilidades; de modo que
también esa circunstancia te abocaba a realizar aquellos estudios que pudieran
cursarse en Huesca...
-Soy de las que pienso que un
buen enseñante, un buen docente, aprende tanto o más que enseña. ¿Qué nos
puedes comentar?
Así es. Pero para ello se han de dar algunas condiciones:
que el docente tenga activada la curiosidad y el deseo de aprender; que la
metodología que utilice le lleve a descubrir nuevas rutas con su alumnado; que
promueva pequeños proyectos de investigación, utilizando diversas estrategias y
materiales, entre otras cosas. Aprendes cómo funcionan los disparadores
personales que controlan, modulan o implementan la atención, las ganas de
trabajar, la curiosidad, la participación en lo colectivo, el carácter, el
esfuerzo... Luego, en la preparación y el desarrollo de los proyectos, es
necesario manejar fuentes informativas de la biblioteca escolar o de la del
barrio, documentación digital, prensa, testimonios de otras personas... Todo
ello, suma a la hora de visualizarte como un maestro o maestra en constante
renovación, en permanente construcción... Creo también que la labor del maestro
o la maestra debe centrarse, sobre todo, en invitar a razonar, a pensar, a
investigar, a dudar, a preguntar, a observar, a elaborar hipótesis, a exponer,
a leer, a escribir... Son verbos, todos ellos, cuya conjugación es altamente
recomendable.
-¿Qué te han enseñado, principalmente, tus alumnos y
alumnas?
A ser más paciente; a entender bien las diferencias; a
buscar estrategias nuevas para llegar a todos y todas; a valorar la
espontaneidad; a tener una mirada diferente para poder ver bien la magnitud del
problema o intuir la solución; a estar siempre preparado para la sorpresa; a
dudar y no ser categórico... y que, hagan lo que hagan, todos y todas tiene un
sitio en esta sociedad... Aprendí también que algunos límites naturales son
difíciles de modificar, pero que otros, de índole social o económica, pueden
ser franqueados con estrategias adecuadas y trabajo coordinado y cooperativo
con otras personas.
Si a lo largo de un curso, hay días de todo como es natural, imagínate en cuarenta años
de trabajo... Pero lo cierto es que
compartir el tiempo diario de trabajo con chavales te rejuvenece, te hace
experimentar y vivir momentos de mucha alegría. Te obliga a buscar soluciones
creativas, al fomento del sentido del
humor para solucionar algunos conflictos o encararlos desde otro ángulo, a
estar al día para contribuir a darles un baño de realidad que nunca podrán
darles los libros de texto... Me enseñaron a ser exigente conmigo mismo y
deduje que la honestidad, el sentido común, la coherencia y el compromiso con
ellos eran los pilares sobre los que debía construir mi trabajo diario...Un
maestro, una maestra están siempre aprendiendo (o deberían estarlo).
-Dejemos un poco atrás tu faceta
de maestro, aunque seguro que es una especie de mácula (con buena estrella) que
te acompaña en todo lo que haces… Creo que a tu manera eres un “activista”, un
agitador de conciencias y para ello utilizas mucho la escritura: como
“articulista”, por ejemplo, en tus colaboraciones en Las Nueve Columnas en
Cuadernos de Pedagogía; con la manera particular que has tenido de acercar a
los alumnos, la escritura (actividad que queda reflejada en “Modelos de
escritura para el alumnado”) o con “Diarios intermitentes. En prosa y en verso”
que, además que es lo más cercano en tiempo cronológico es como lo más íntimo y
personal…¿cómo lo compaginas todo?
Hay dos principios a los que he sido fiel, desde hace
muchos años. Cuando propongas algo nuevo a tu alumnado, procura probar tú a ver
si eres capaz de hacerlo y el segundo (que podría ser el primero), sé honesto
con los chicos: si una de las misiones importantes del maestro o la maestra es
enseñar y animar a leer y a escribir, yo trato de ser lector que acude al aula
todos los días con libros en las manos, les leo y hablo de ellos o los presto y
también escribo y leo al alumnado mis reflexiones, mis percepciones (del mismo
modo que leo las suyas). No solo eso, algunas de las publicaciones que he ido
haciendo, han tenido que ver con propuestas experimentales que hemos abordado
en clase; por ejemplo, realizábamos con frecuencia, propuestas que tenían que
ver o que se tenían que resolver
“alfabéticamente”. Paralelamente a ello, como he comentado, yo escribía
pequeños documentos de la colección “ALFABETOS”: “ABCdario
de los efectos fantásticos que puede producir la biblioteca escolar”; “ABCdario de lo que debería ofrecernos un buen libro”; “Una
escuela por orden alfabético”; “Carta a maestras y maestros que empiezan. Un
abecedario de sugerencias”...
De modo que, no hay ningún secreto en compaginar el trabajo
y estas prácticas de escritura. De hecho, muchos de los artículos que he
escrito a lo largo de mi vida profesional han sido observaciones, reflexiones o
propuestas relacionadas con mi trabajo en el aula o en la biblioteca escolar;
las más de las veces como miembro de un colectivo de personas que empujábamos
en la misma dirección.
Adquirí, hace años, un compromiso personal tendente a
divulgar lo que yo iba haciendo como tutor y en mi aula o lo que hacíamos en
los grupos en los que participaba. Creía que contar lo que hacíamos y leer lo
que otros hacían era una manera de crecer y autoformarse (hay otras maneras,
claro). Impulsé las revistas escolares (de las que guardo todos los ejemplares
que fuimos editando), las publicaciones monográficas, lae
autoedición; estuve muchos años (más de veinte) empujando con otros compañeros,
el Movimiento de Renovación Pedagógica “Aula Libre” (publicando la revista del
mismo nombre y dos colecciones más de libros; todos disponibles, en formato pdf, en este enlace:
http://www.aulalibremrp.org/30-anos-de-aula-libre-1975-2005; escribí artículos en las revistas que se ocupaban
del fomento de lectura y escritura, de las bibliotecas escolares, de la poesía,
de la Literatura Infantil y Juvenil ... (Educación y Biblioteca, Cuadernos de
Pedagogía, CLIJ, Primeras Noticias, Peonza, Comunicar, Fadamorgana, Mi Biblioteca, Platero,...) Muchos artículos
en la prensa, en los suplementos de educación; durante ocho cursos escolares
consecutivos estuve escribiendo una columna quincenal haciendo propuestas de
trabajo “con sentido del humor”...)
Desde septiembre de 2004 me hice bloguero (http://gurrion.blogia.com) y aún lo mantengo. Un espacio virtual, con más de
400 post y muchos comentarios; un blog en el que invitaba a participar al alumnado con el que
me iba encontrando (el primer Cuaderno de Macoca es una mínima parte de los
contenidos del blog); un año después creé el blog “Nosotrasleemos”
en el que, durante casi diez años, fuimos escribiendo reseñas de libros y actas
de reuniones del Grupo de lectura de adultos que coordinaba en el colegio.
Luego vino una web con el nombre de La cadiera de Macoca (http://.macoca.org) (con
doscientos artículos en la actualidad); un espacio virtual donde se cuentan
vivencias e historias, pero donde hay también propuestas de trabajo bien
estructuradas. Y, desde hace 35 años (desde noviembre de 1980) me ocupo de la
revista trimestral EL GURRIÓN (http://www.elgurrion.com). Ahora mismo, al inicio del mes de diciembre de
2015, preparando ya el número 142 de la misma. Un aventura en la que cada vez
participan más personas y que me produce una gran satisfacción porque es un
espacio y una plataforma para que algunas personas puedan publicar sus
reflexiones, sus viajes, sus lecturas, sus inquietudes...
-Tu amor por tu tierra, por tu Sobrarbe, por el Pirineo, por sus sendas, caminos, gentes y
leyendas se deja ver en tu escritura, pero también más allá de ella: seguro que
en el trabajo, esta “impregnación de la tierra y del territorio “dejó buena
huella y seguro que lo llevabas en las aulas. Cuéntanos.
Si en el plano
personal, desde hace muchos años, te sientes atraído por lo que recuerdan las
personas mayores (ahora yo mismo ya soy una persona mayor, je, je) relacionado
con otros tiempos diferentes: faenas, costumbres, duras infancias, folklore
oral, palabras y frases, sentencias y refranes... y vas anotando todo ello en
fichas, en libretas o lo canalizas para alimentar una sección en la revista
local o comarcal, también puedes extrapolarlo a la escuela. Lo mismo que hacía
yo con las gentes mayores de mi pueblo, podía invitar a que los hicieran mis
alumnos y alumnas con sus familiares mayores, con sus vecinos y vecinas, y eso
hicimos en varias ocasiones. El resultado fueron diversas publicaciones
modestas, pero interesantes que recogen ese “saber de antes”. Una faena, por
cierto, que pone en valor a las personas y a lo que saben, aprendido a lo largo
de su vida; por lo que la realización de esos trabajos de recopilación es
también un reconocimiento y, por tanto, una aproximación intergeneracional
respetuosa y amable, emotiva, en cualquier caso. Hoy parece que se promueve una
enseñanza impersonal, alejada de pulsiones donde las emociones, la humanidad y
el aprecio del conocimiento que da la vida deberían estar presentes. La evaluación y el libro de texto (incluida su
versión electrónica) son las dos variables más mentadas y el enfoque no parece
ser el correcto. Llevamos demasiado tiempo fracasando, según dicen los
medidores internacionales, como para seguir haciendo lo mismo...
A lo largo de los años, he promovido que la comarca de Sobrarbe entrase en los planes de salidas pedagógicas que
hemos venido haciendo en el colegio. Me parecía razonable que los chicos
tuviesen alguna noción naturalista y alguna experiencia directa con las
maravillas del Parque Nacional de Ordesa y Monte
Perdido; que conociesen de primera mano algunas problemáticas como el proceso
sin sentido, pero agresivo y brutal de la expropiación forzosa de núcleos de
población del valle del Ara, visitando Jánovas y
viendo los pueblos que en los alrededores quedaron despoblados; que tuvieran
conciencia de los 35 kilómetros seguidos de embalse que hay desde la presa del
pantano de El Grado hasta la cola del de Mediano en L´Aínsa;
museos, explotaciones ganaderas, ejemplares extraordinarios del arte románico,
estructura de los pueblos pequeños de la comarca... Esos chavales que visitaron
la comarca en su etapa escolar, vuelven de nuevo cuando ya son adultos, han
formado familia y quieren regresar a los sitios que descubrieron de pequeños,
con su compañera, con su compañero, con sus hijos e hijas... La distancia
kilométrica entre el Bajo Cinca y Sobrarbe permitían,
tanto la salida de un día, como las de dos o tres...
De esos viajes quedaban, al margen de las vivencias y los
recuerdos personales, exposiciones de fotos, presentaciones en powerpoint, libritos con comentarios y sensaciones, textos
en el blog, etc.
-Gustas, también, de la potencia
de la imagen y del comentario breve y contundente, haciendo uso de una prosa
casi poética. ¿De quién, artística y literariamente, te has impregnado para
escribir y mimar lo que haces de esa manera? ¿De quién bebes?
Pues no creas que sabría responderte de manera concreta a
lo que me preguntas... Siempre me han gustado y he leído cientos de ellas, las
columnas de prensa. Esos textos breves, a los que no les sobran palabras porque
están muy bien escogidas y que son de una contundencia enorme. En ese sentido
soy fan de Rosa Montero, de Almudena Grandes, de Juan José Millás
(sus textos describiendo o interpretando fotografías son maravillosos), de
Julio Llamazares... En esa literatura breve hay que dominar el diccionario, la
morfología y la sintaxis... En Aragón, nombraría a José Antonio Labordeta, a
Severino Pallaruelo o a Enrique Satué,
como personas con las que me he relacionado, tengo amistad y siento admiración
hacia su obra literaria. Luego, muchas lecturas que van dejando distintos
posos, diferentes referencias, perspectivas nuevas, modos de encarar la
escritura... Creo que hay mucho de autodidacta, atento a que los sentidos capten
algo y luego pueda capturarlo con la cámara de fotos o escribir sobre ello.
Escribo todos los días en diferentes diarios, en Facebook,
correos electrónicos, artículos que van tomando forma, en los blogs...
-Dinos, amigo, ahora en la actualidad: ¿qué te llevas
entre manos?, ¿nos puedes dar alguna pista?
Desde que me he retirado, debería tener más tiempo para
hacer algunas cosas que uno va dejando para cuando llegue el retiro, precisamente.
Luego resulta que lo cotidiano te tiene amarrado de tal manera que lo que
quedaba pendiente, sigue estándolo... Parece de broma, pero algo de eso nos
pasa (no solo a mí). No he perdido toda la conexión con la escuela. Todavía
visito mi antiguo colegio y, en ocasiones hago de corresponsal, hablando con
algunas compañeras sobre alguna actividad que están haciendo, convertirla en un
artículo y enviarla a dos o tres publicaciones para divulgarlo. Sigo recibiendo
algunas invitaciones a participar en eventos formativos, en colegios,
facultades de educación, antiguos Centros de Profesores y me siguen solicitando
algunos artículos para algunas revistas de pedagogía o de Literatura Infantil y
Juvenil... He iniciado esta colección de “Cuadernos de Macoca”, con la
intención de sacar un número al año para regalar a las amistades, a algunos
centros de documentación o bibliotecas. Continúo con la publicación trimestral
de la revista El Gurrión, canalizando las inquietudes de una treintena de
personas que colaboran en cada número. Quiero recuperar, recopilar y divulgar
algunos trabajos que quedaron iniciados o que han quedado desubicados de las
páginas virtuales en las que estuvieron, porque alguien los ha quietado o ha
desaparecido el servidor...Seguiré leyendo y escribiendo, mientras tenga
fuerzas. Estaré atento a amaneceres y atardeceres llenos de colores increíbles
para fotografiarlos, lo mismo que otoños y primaveras en bosques y arboledas...
Uno de los proyectos que ya llevo adelante es lo que llamo
los “viajes peda...lógicos”. Resulta que durante casi
veinte años he ido a muchos sitios de todo el país a dar charlas, participar en
jornadas, simposios, congresos, etc. sobre bibliotecas escolares, fomento de la
lectura y la escritura, poesía, uso de la prensa en el aula, escritura en
blogs, etc. Ahora lo que hago es viajar a esos mismos lugares donde estuve,
para visitar a las personas que me
reclamaron, que me hicieron ir: viajes de reencuentro y agradecimiento. En ocasiones,
esos amigos y amigas, me invitan a encuentros con alumnado de magisterio en la
facultad o con grupos de maestros y maestras y en otros casos, retomamos las
conversaciones donde las dejamos y pasamos una tarde o un día renovando los
fundamentos o fortaleciendo los pilares de la amistad...Ya he estado en Jaén,
Granada, Santander, Aranguren (Vizcaya), Asturias, Zaragoza, Galicia,
Pamplona... Y pienso seguir.
Sigo diseñando algunos cuadernillos de trabajo (aunque yo
ya no los podré experimentar) con la intención de ofrecerlos o sugerirlos en algún
foro al que me inviten o publicarlos en mis blogs. Mantengo mis colecciones
(que debo ordenar mejor) sobre múltiples objetos de poco o ningún valor
monetario... Y estar atento a nuevas posibilidades que siempre se presentan.
Con todo, lo más importante es atemperar la vida; vivir con pausa; extraer de
lo cotidiano, lo que puede ser extraordinario o memorable. Uno no va a estar
nunca al margen de lo que pasa en el mundo y alrededor nuestro; por tanto hay
que echar una mano en aquellos frentes en los que se pueda. Uno está retirado,
pero sigue activo y vital, como debe ser.
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