La
Librería de Cazarabet
Prames acaba de
reeditar un libro sobre el Pirineo, muy amigo de sus tierras y de unas gentes.
Enrique Satué ya cuenta con un excelente libro que evocaba al
Pirineo, pero desde el punto de vista del abandono.
Al
Pirineo y a su particular manera de ser , eso que podríamos casi entender como
una especie de barrera montañosa es, y
significa, algo más que una cultura, una idiosincrasia y el ir y venir de los
tiempos….porque es una historia de
gentes y de vidas que se conjugaron y se conjugan en este entorno que, como
cordillera, viaja desde el Mediterráneo al Cantábrico cruzando líneas que los
modernos marcan sobre la tierra,
dividiendo las tierras en fronteras; después aparecen los mapas a los que esta
cordillera tampoco obedece porque la cordillera no entiende ni sabe de
fronteras, líneas en la tierra, provincias, regiones….Esta cadena de montañas
une a gentes, aunque hablen diferentes lenguas porque quien se asoma al Pirineo
y quien lo hace para quedarse o ha nacido en él es gente sembrada de aires,
mecida por soles y socorrida por aguas muy, muy especiales…Todo es diferente en
los Pirineos, nada es casual..
Fue en
1995 cuando Enrique Satué vino a contarnos que esta
tierra, tan vistosa desde acontecimientos deportivos o eventos turísticos, era
algo más…..que el Pirineo iba, a su manera, muriendo con sus últimos habitantes
y es así cómo nos llevó Satué al alma de Los Pirineos
con El Pirineo abandonado, pero a algunos el Pirineo nos llegó con una especie
de “aire de tristeza” que es el que deja una zona que va quedando a espaldas de
todos y de todas porque no son pocas las aldeas que se iban abandonando y
despoblando..Como si se desangrase por una herida lo que fue en su día fue la vida más palpitante y hoy todavía lo es,
aunque a su manera o como si se tratase
de una flor que, bajo el viento, se va deshojando.
Cerramos
los ojos y nos imaginamos a un Enrique, muy aplicado, escuchando a los que
habitaron, habitan (de alguna manera) y piensan en seguir habitando las
montañas de los Pirineos y que desgranan palabras que después Satué traduce a tinta sobre un papel, un poco “blanco
ensuciado” , para que nuestros ávidos ojos lo puedan leer y empaparse de ello y
con ello saber qué fue el Pirineo y qué
es hoy y ahora….la imagen de la contraportada lo dice todo: un abuelo cara a
una ventana, como si vigilase a su Pirineo desde su hogar, les cuenta a dos
niños historias…, casi seguro, del Pirineo. Y en la portada, otra referencia a
que los libros de Satué son como una especie de
ejemplo de literatura de contada por el boca a boca y bien escuchada , y es que
aparece una foto(tan excelente como la de la contraportada) de un pastor,
ataviado con todo lo suyo e indispensable e imprescindible, con un chaval que
parece estar compartiendo con él algo más que un día excelente de colores en el
Pirineo…..seguro que hablan y, de alguna manera, los escucha Satué…porque Satué está como en
todas partes en este Pirineo .
Desde
aquellas estampas que se alegran de estar solas , hasta las que se alegran de
estar contempladas…..y es que el Pirineo tiene algo que cabría calificarse como
más que especial….es fraternal hermanarse con sus sendas, caminos, pueblos,
aldeas y gentes y es mejor , aún, hablar con
sus habitantes, o sea, sus gentes, buscando en ellos en una conversación
en la que debemos aprender mucho más a escuchar que a aleccionar y es que el
Pirineo y sus gentes, (sino ya me lo dirán una vez leído el libro de Satué) tienen mucho que enseñar y que decir y al entorno, aquello al que no le damos lo que
llamamos el “don de la palabra” lo debemos de
escuchar porque, muy a su manera, nos habla….solo hay que despojarnos de
la escarcha de la materialidad para tener un poco más de sensibilidad. Es lo
único que nos hará falta para ser una parte más de este libro y estar en
compañía de Satué.
Otra
razón, como si no las hubiese de suficientes ya con lo que les he contado, es
que Satué “se blinda” de una pluma excelente y muy
dimensionada, pero, a la vez, muy humana y llena de vida, todo lo que hace lo
enriquece con su particular estilo y su mirada llena de sosiego y que deshace
no pocos nudos, se trata de la pluma de
Julio Llamazares
Cazarabet conversa con Enrique Satué
-Enrique, lo primero ¿Cómo ha sido trabajar con
Julio Llamazares?
-La historia de mi
colaboración con Julio es larga, casual y bonita. Él encontró en Jaca mi
libro El Pirineo abandonado y este le guió hasta Ainielle, el pueblo de mi madre. Julio había venido al
Pirineo con la intención de ubicar su novela La lluvia amarilla que, por
aquél entonces, ya tenía prácticamente escrita.
Unos
meses más tarde y antes de ser publicada la novela, mandó un capítulo de
esta al periódico El País con el título de "Noche vieja en Ainielle". Cuando lo leí me quedé perplejo porque yo
entonces creía que el Ainielle
abandonado hacía años que había sido borrado de los mapas. Tras la
sorpresa me puse en contacto con él y surgió una colaboración y amistad de la
que no solo me enorgullezco y beneficio yo, sino toda mi familia. Es una gran
persona, además de un magnífico escritor.
-¿Cómo ha seguido siendo, en estos años,
la relación entre vosotros dos y el Pirineo….?
-Siempre que viene y
quiere ir a Ainielle me llama y le acompaño. No
recuerdo cuantas veces hemos ido a Ainielle con
amigos comunes. También he ido con mi familia a León y él nos ha enseñado
hermosas veredas de El río del olvido... Hemos compartido conferencias, presentaciones
en ferias del libro e incluso reivindicaciones, como una que hicimos los
centros de profesores y recursos de la provincia de Huesca a favor del Canfranc, cuando yo trabajaba en ellos. Al día de
hoy puedo asegurar que Julio sabe mucho del Pirineo y sus gentes. Sobre todo se
su historia menuda...
-El Pirineo, ¡de veras!, es una tierra que
cuando la visitas, aunque sea por primera vez, te marca y muy
especialmente….¿por qué crees que es así ?( bueno, quizás debas tener en cuenta
que soy nacida en zona del Mediterráneo)
-El
Pirineo marca, claro que sí. El paisaje es muy fuerte y contrastado pero yo
creo que sus gentes, las que quedan, tienen mucho peso en ese poder de
atracción.
-Cuéntanos, ¿cómo crees que le ha ido yendo al Pirineo desde que salió tu
obra, El Pirineo abandonado?
Cuando autoedité por primera vez El Pirineo contado, todavía
no se había producido la "glaciación del ladrillo". Eran uno tiempos
en que estaba todo por hacer. A partir de los noventa, hubo una corriente
medioambiental respetuosa y sostenible y otra agresiva. No sé cual ha
vencido. El balance hay que hacerlo por valles. Es cierto que en la
introducción de El Pirineo contado yo hacía una defensa convencida del
turismo cultural y ecológico.
-¿Qué perspectivas crees que les
espera a los Pirineos de hoy en adelante?
-Pues
como te digo, desde mi humilde punto de vista sólo cabe la opción respetuosa y
sostenible, donde el monocultivo de la nieve conviva con las actividades tradicionales
-hoy en desaparición- y otros ámbitos turísticos y culturales para logar una
diversificación enriquecedora.
-El
hombre es “el elemento” que, más para mal que para bien, ha influenciado en el
devenir natural del Pirineo…?
-El
hombre tradicional ha modelado el paisaje de forma obligada y bella. Ha sido
"un ecologista a la fuerza". En cambio, el hombre especulador ha
traído de fuera modelos extraños e irrespetuosos. Si este segundo hombre fuera
inteligente y le preocupara más el futuro, copiaría más del primero. De
cualquier modo, hay que ser optimista. En este momento recuerdo cómo cuatro
jóvenes han creado una pequeña empresa para enseñar a oír los latidos del
Pirineo a la gente que no lo sabe hacer y no puede moverse con grandes
cargas; ellos lo hacen porteando el avituallamiento a lo lomo de mula (trekkingmule).
-Enrique, ¿se desconoce demasiado de todo lo que
concierne a la historia de los Pirineos y sus gentes?
-De los
Pirineos se ha escrito mucho pero también es cierto que se han repetido muchos tópicos
que, a veces, no son ciertos. Aún siendo una zona privilegiada en cuanto a los
estudios históricos y etnológicos, queda mucho que hacer. La lástima es que las
fuentes orales válidas están a punto de desaparecer. De cualquier modo el
Pirineo, como todo espacio, se hace día a día y, en estos momentos, se está
configurando otra historia que alguien deberá investigar y contar en el futuro.
-¿Qué
poder de atracción tiene “lo sobrenatural” desde el Pirineo? ¿Las costumbres y
esa mágica aureola en la que se viene andando y que parece que desprenden
algunas de sus leyendas, (no se me puede ir de la cabeza la que me contaron
sobre “La basa de la Mora”)qué tienen tan de especial que son
capaces de atraer a gentes y gentes casi como en procesión?
-Las
montañas, desde la noche de los tiempos, tienen una gran poder hierofánico. Sobre los ritos y lugares precristianos se
levantó el cristianismo, muchas veces, para producir una profundo
sincretismo... La basa de la mora es un buen ejemplo. Lo que ocurre en
el Pirineo a este nivel no sólo se explica por su nivel hierofánico
(Mircea Heliade) sino por
los múltiples choques culturales que se han estampado contra sus laderas.
-Enrique, ¿qué se pude contar del
Pirineo y qué que no se puede, o no casi debería, poderse contar?
-Se puede
contar más que no se pueda. Contar cómo el hombre tradicional ha cincelado o
arañado sus laderas a lo largo de la historia es ejemplarizante. Por el
contrario, algunos desmanes urbanísticos y duras páginas de miseria, sería
mejor callarlas.
-Enrique,
te has dedicado al mundo de la enseñanza y además un aficionado al dibujo
(según me dicen): ¿Cómo ves el Pirineo des el punto de vista del maestro? ¿Cómo
es tu particular Pirineo Ilustrado?
-Siempre he
procurado unir la profesión con las aficiones. De no haberlo hecho así no me
hubiera ejercitado en tantas experiencias. Se trata de superar las limitaciones
a través de la sinergia. Siempre he creído que el mundo rural es más
estimulante que el urbano para ejercer la docencia. En este sentido, la riqueza
del entorno tiene mucho que ver.
-¿Cómo es tu actividad, en la
actualidad, en torno al mundo etnológico del Serrablo?
-En este momento las
clases me ocupan mucho espacio. Apenas hago trabajo etológico. Por otra parte,
mis diecinueve intensos años como director en el Museo de Serrablo,
ya terminaron. Ahora colaboro desde su patronato. De cualquier modo, si hay
salud, todavía puedo hacer aportaciones interesantes.
-Soy muy novel en esto de “ser y
sentirme” como una “parte ínfima de Aragón” (solo llevo cerca de ocho años aquí
en Mas de las Matas) , pero es cierto que esta tierra, toda en su conjunto , es
especial….tiene un contraste como muy, a la vez equilibrado..¿Acaso nos falta
cierta dosis de autoestima?
-La España que yo llamo de
tercera, los terueles, sorias,
zamoras, etc. son tierras parecidas. Posiblemente
tengan en común que sus gentes se consideren poca cosa, sin embargo eso es
falso. Todos necesitamos mucho de su sensatez y de cómo saben escuchar los
latidos del tiempo.
La Leyenda de La basa de la Mora:
http://www.unjubilado.info/2013/10/25/la-basa-de-la-mora-leyenda/
16848
El Pirineo contado. Enrique Satué
Oliván
216 páginas 17 x 24 cms.
18,00 euros
Prames
El hombre se
hace a través de la palabra para, luego, cincelar el paisaje. Sobre esta
premisa se ha escrito este libro, para poder interpretar los caminos, las
paredes y las chimeneas que, todavía, dejan contemplar el Pirineo tradicional.
El Pirineo Contado fue editado, por primera vez, en 1995, tras un dilatado
trabajo de campo a través de carasoles, refugios pastoriles y residencias de
mayores.
Hoy, aquel mundo contado por los viejos montañeses se ha diluido en medio de la
bruma del paisaje y del cambio social, por lo que el libro, tan riguroso como
amable, se recomienda a toda persona joven o adulta que pretenda leer la huella
del hombre tradicional en estas montañas.
Por otra parte, el autor, como hizo una década antes, a través de El Pirineo
abandonado, se posiciona ante los cambios sociales y culturales del Pirineo,
con el apoyo inestimable de Julio Llamazares.
_____________________________________________________________________
LA LIBRERÍA DE CAZARABET - CASA SORO (Turismo cultural)
c/ Santa Lucía, 53
44564 - Mas de las Matas (Teruel)
Tlfs. 978849970 - 686110069