Cazarabet conversa con... Javier Rodrigo
y David Alegre, autores de “Comunidades rotas. Una historia global de las
guerras civiles, 1917-2017” (Galaxia Gutenberg)
Javier
Rodrigo y David Alegre escriben un libro
que profundiza en cómo y de qué manera han sido las guerras civiles y de qué
manera han evolucionado en este viejo continente, el europeo…
La
analítica reflexiva y el estudio son muy intensos y minuciosos y se acercan a todas
las características que rodean a estas guerras que deshacen comunidades y estados
políticos que han convivido anteriormente.
El libro de
investigación histórica, lo edita
Galaxia Gutenberg.
La sinopsis
del libro: "La guerra civil fue la forma más extrema, cruel y generalizada
de violencia durante buena parte del siglo XX. El vórtice de su huracán arrasó
países, partió naciones y aniquiló comunidades en Europa, Asia, África y
América. Ninguna herramienta funcionó mejor para desplegar revoluciones o
repelerlas, construir naciones, expulsar a minorías étnicas o políticas,
asegurar dominios territoriales y recursos económicos o aniquilar al enemigo
interno. Finalizada la era de los grandes conflictos internacionales a mediados
del siglo pasado, las guerras civiles son el tipo de enfrentamiento armado más
recurrente en el mundo. Con más de 20 millones de víctimas y 65 millones de
refugiados desde 1945, es difícil disputarle el primado en las escalas del
terror contemporáneo. Comunidades rotas traza la historia de las guerras
civiles de los siglos XX y XXI, y para ello se mueve por los diferentes
conflictos internos que han caracterizado la era contemporánea. Analiza
multitud de casos y ciclos bélicos como los de Rusia, Finlandia, Irlanda,
Italia, China, Yugoslavia, Grecia, Corea, Indochina, Guatemala, Congo, Ruanda,
Afganistán o Chechenia, entre otros. Por supuesto, también la guerra civil
española, situada en un contexto mundial que la hace más comprensible como
fenómeno contemporáneo. Este libro es el primero que aborda en castellano una
historia global del fenómeno en el largo periodo que va desde 1917 a 2017: el
siglo del terror y el genocidio, sí, pero también el de las guerras
civiles."
Los
autores: Javier Rodrigo; y David Alegre;
Javier
Rodrigo: Javier Rodrigo es investigador “Ramón y Cajal” adscrito al Grup d'Estudis República
i Democràcia de la Universitat Autònoma de Barcelona, donde enseña historia
contemporánea. Doctor por el Instituto Universitario Europeo de Florencia, sus
líneas de investigación abarcan la historia de la guerra y la violencia, las
guerras civiles, los sistemas concentracionarios y
el fascismo, todo ello en perspectiva comparada. Ha publicado cinco libros como
autor único (el más reciente Cruzada, Paz, Memoria. La Guerra Civil en sus
relatos, 2013) y cuatro como editor o coeditor, entre los cuales el precedente
inmediato de este libro: Culturas y políticas de la violencia. España siglo XX
(2005).
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/rodrigo.htm
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/europadesgarrada.htm
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/guerrafascista.htm
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/rodrigo.htm
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/historiadeviolencia.htm
David
Alegre: (Teruel, 1988) es Doctor Europeo en Historia Comparada, Política y
Social por la Universitat Autònoma de Barcelona con
la tesis titulada Experiencia de guerra y colaboracionismo
político-militar en Bélgica, Francia y España bajo el Nuevo Orden..
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/alegrelorenz.htm
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/europadesgarrada.htm
Cazarabet conversa
con David Alegre y Javier Rodrigo:
-Amigos, qué os ha hecho escribir esta
obra de investigación sobre el por qué y las consecuencias de la
Guerra Civil, mejor dicho: las Guerras Civiles, globalmente trasladadas a todo
el continente europeo….?
-Al
continente europeo, y al resto de continentes. La guerra civil es un fenómeno
contemporáneo global, que hemos analizado en Europa pero también en América,
África y Asia, de ahí el subtítulo de nuestro libro. ¿Por qué? Pues porque pese
a su centralidad histórica, no existía una historia global del fenómeno. Este
no es un libro menor o una anécdota historiográfica, sino que es una obra de
una ambición enorme. Este es el primer trabajo en cualquier lengua que trata de
estudiar en su conjunto las guerras civiles del siglo XX.
-Las guerras todas son
nocivas, pero las civiles, las que se desarrollan dentro de un mismo país lo
son más, ¿por qué?
-No lo son más per se, aunque se perciban
así, siempre. Y eso está relacionado con su naturaleza interna, con el hecho de
ser percibidas (de hecho, lo son) como guerras intracomunitarias, y por tanto
menos justificables, más repugnantes, más nocivas por la cantidad de secuelas
que dejan en la población cuando se apagan las armas.
-¿Cómo
estructuráis el libro? No es por cronología, tampoco por países… pero sí por
características o por “razones geopolíticas”, ¿no?…
-Hemos analizado básicamente cuatro ciclos bélicos
largos: dos ciclos europeos (antes y después de la Guerra Civil española), el
largo ciclo de la Guerra Fría y el de la posguerra fría, hasta la actualidad.
Sin embargo, dentro de esa estructura también nos hemos detenido en algunos
ciclos propios de guerra interna como el de China, Afganistán o Centroamérica.
Y en todos estos escenarios, hemos escogido algunos estudios de caso centrales
para comprender las dinámicas globales en su conjunto: Rusia, España, Italia,
Grecia, Yugoslavia, Ruanda, Afganistán, Korea... Como
os decíamos, se trata de un trabajo de ambición global.
-Todas las guerras civiles
tienen características muy parecidas, ¿verdad?, ¿en qué?
-Tanto
como muy parecidas, no. Las guerras anteriores a la Segunda Guerra Mundial son
sobre todo guerras regulares, y las de las guerra y posguerra frías, sobre todo
guerras irregulares, en muchos casos abiertamente asimétricas. El modelo de la
guerra española, con frentes definidos y retaguardias relativamente estables,
no es operativo para el conjunto de las más de 100 guerras civiles que aparecen
en Comunidades rotas. Sin embargo, hay elementos que permanecen. La potencia de
fuego, la connacionalidad de los combatientes, el
reclamo de la soberanía territorial, el combate por la identidad y el corpus
simbólico de la nación, o la presencia de agentes internacionales sobre el
terreno. Pero más allá de eso, una de las ideas de las que huimos es
precisamente de la de la regularidad y el modelo de guerra civil. Cada contexto
es diferente, cada proceso tiene sus lógicas, y no cabe en ningún caso
reducirlas a dinámicas estandarizadas.
-Las revoluciones en el viejo continente,
¿han sido acicates para el inicio de estas confrontaciones?
-Sin duda. La revolución y la guerra civil son
fenómenos interrelacionados, aunque no siempre sean acicates sino más bien
resultados las unas de las otras.
-Hablando
de Revoluciones la que seguramente sí marcó un antes y un después, seguramente
que por sus consecuencias en todas las dimensiones y por esa amenaza al “establishment” fue la Revolución que llevó a los
Bolcheviques al poder, terminando con la dinastía Romanov
de la Gran Rusia y girando totalmente a la masa social de aquel Gran País y de
paso poniendo en guardia al resto de continente…
-Evidentemente, tratamos la guerra civil en Rusia
como un proceso fundamental para comprender el éxito de una utopía política
cuya amenaza, real o potencial, sería central en la comprensión del ciclo
bélico de guerras civiles que va de 1917 a 1949, e incluso después. E
igualmente, observamos la importancia del imperio soviético y sobre todo, de su
derrumbe como contexto para algunas de las guerras civiles en la periferia
imperial rusa, como las del Alto Karabaj. Ahora bien: a diferencia de otros
autores, analizamos la guerra civil rusa tratando de situarla no como resultado
necesario, y diríase inevitable, de la revolución, y ni tan siquiera como su
consecuencia, sino que más bien situamos la revolución de 1917 dentro de un
ciclo de conflictos armados que arranca antes del octubre soviético.
-Guerras
que dejan imágenes tan rotas y vidas tan destruidas como la que refleja la foto
de vuestro libro…Es curioso para quien protagoniza millones de instantes de
destrucción para esas o esas personas es el peor de los momentos, el que le
hace sentirse más desgraciada o desgraciado, pero de hecho, a la vez, hay otras
muchas personas que sufren de ese desgarro…Solamente con pensar en todos los
millones de vidas humanas que, en el campo de batalla o lejos de él se han
dejado la vida en el marco de guerras civiles... Vidas desgarradas aquí y allá;
allá y aquí por la lucha del todo, pero para que la mayoría saboree la nada más
absoluta……
-Las guerras civiles son también procesos por la
reconfiguración a escala interna e internacional de poderes geoestratégicos, de
recursos económicos y energéticos, donde hay vencedores y vencidos, verdugos y
víctimas, claro, pero sobre todo donde hay beneficiarios y explotados. Hay
generaciones enteras en Centroamérica, en Afganistán o en Oriente Medio que
solo han conocido la guerra. Y la forma propia de la guerra en la época más
contemporánea no es otra que la guerra civil. De ahí, también, su importancia.
-¿Qué
conflictos internos os han arrojado, no sé cómo preguntarlo, más “sorpresas” o
incluso habéis descubierto en la investigación características o argumentos que
no imaginabais?
-Sin duda las similitudes entre España y Korea, pero también la profundidad de la fractura interna y
territorial en la Grecia de 1949, la centralidad de la agencia internacional
estadounidense en Centroamérica, la recurrencia de la guerra civil en el
contexto de la mal llamada descolonización, o la importancia de la guerra
interna como marco de fenómenos que hemos tendido a explicar de manera
autosuficiente, como el genocidio en Ruanda. No han sido tanto sorpresas cuanto
hallazgos inesperados en relación al conocimiento previo que teníamos. También,
el carácter paradigmático de las guerras de Yugoslavia, que David conocía bien
pero que Javier no había estudiado con detenimiento. Hacerlo nos ha servido
para poner en valor el trabajo de muchas-os historiadoras-os que nos han
ofrecido conocimiento complejo, herramientas de análisis y miradas alternativas
a las que generalmente tenemos de las guerras civiles, sobre todo de las más
recientes: las de los odios atávicos, la de la inevitabilidad de la guerra
civil.
-Qué
pocos países se han salvado, en el Viejo Continente, de las Guerras Civiles,
¿verdad?….pensando que, además, muchos países nacen desde el resultado o como
resultado de la guerra civil, ¿qué nos podéis decir?
-En Europa hay elementos que contribuyen a la
aparición de las guerras civiles, como la fortaleza de la dialéctica
revolución-contrarrevolución, la intensidad de las políticas de ocupación
durante la Segunda Guerra Mundial, o la
profundidad del fenómeno colaboracionista, objetivo central de la guerra
interna irregular partisana que conocemos hoy bajo nombres como Liberazione, liberación. Luego está además la
cuestión de la construcción y derrumbe de los marcos imperiales, que favorece
el conflicto armado interno. Y por supuesto, la cuestión de las minorías
nacionales en Europa.
-¿Hay como cuentas pendientes de unas
guerras civiles que no se saldan y que se enquisten haciendo que estallen otros
conflictos?
-Siempre. Muchas veces, en los orígenes de las
guerras civiles hay conflictos intracomunitarios previos, armados o no. Hay
guerras de una duración aterradora, como en Colombia, en Guatemala, en la
región de los Grandes Lagos, en China o en Afganistán. Hablar de una sola
guerra civil en esos escenarios resulta complicado: son más bien guerras que se
superponen, que se yuxtaponen, que alternan períodos de alta y baja intensidad.
-¿Podemos
hablar de una casuística más o menos compartida entre los países europeos que
van teniendo conflictos?
-Depende, porque a diferencia de lo que ocurre en
el resto del mundo, el ciclo de las guerras civiles europeas ocurre entre (o
durante) las dos guerras mundiales, es decir, durante la Gran Guerra (Finlandia
y Rusia), entre las dos guerras (Irlanda y España) o durante y después de la
Segunda Guerra Mundial (Italia, Yugoslavia, Grecia), con ciclos cambiantes y
diferencias notables entre sí. La guerra en Irlanda tiene un impacto mucho
menor que la rusa o la española, por ejemplo. La italiana, para muchos, ni
siquiera cabe denominarla como tal. La griega son, de hecho, diferentes guerras
sostenidas en el tiempo y el espacio, pero con diferentes agentes. Y en
Yugoslavia encontramos una suerte de guerra de todos contra todos (aunque con
alianzas internas estratégicas) entre croatas, serbios, milicias, partisanos,
con los aliados y el Eje como sujeto central y los civiles como víctimas. Es
imposible hallar casuísticas comunes. Aunque sí haya elementos recurrentes. La
victimización de la población civil, por ejemplo.
-Si se
analizan las causas; si se pone los focos de atención sobre el desarrollo de
los conflictos; si se hace un buen ejercicio en torno a la memoria de las
guerras civiles, así como una reflexión de todo en conjunto, (quizás parándonos
más a pensar en las consecuencias…) ¿podemos mirar de establecer como una
especie de hoja de ruta que los prevenga?
-No. Sobre esto, podemos volver a la primera
pregunta. Lo que nos hizo como historiadores preguntarnos por las guerras
civiles fue, sin duda, el impacto de las guerras en Yugoslavia en los 90 y
sobre todo, la guerra en Bosnia. Una guerra que posiblemente nadie esperaba:
¿no había terminado ya la historia, según Fukuyama?
¿Cómo era posible que el huracán de la guerra civil volviese a Europa? ¿Cómo es
posible que aun sabiendo tanto sobre las guerras, las violencias colectivas y
los genocidios, éstas sigan reproduciéndose, enquistándose, manteniéndose hasta
hacerse parte del paisaje, de la realidad de algunos países? En el Kurdistán,
en Ucrania, ¿habría servido para algo una hora de ruta preventiva?
Sinceramente, creemos que no. Nuestra ambición estaba en comprender las
guerras, con su extrema complejidad. Prevenirlas en el futuro no es materia
para los historiadores.
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