Cazarabet conversa con... Daniel Lanero Taboas, editor de “De la chabola
al barrio social. Arquitecturas,
políticas de vivienda y actitudes sociales en la Europa
del sur (1920-1980)” (Comares)
Daniel Lanero Taboas,
como cuidador de esta edición, que mira, estudia y reflexiona en torno a la
vivienda y a sus políticas entre 1920 y 1980…
El libro indaga, además de las
políticas de la vivienda, sobre las
arquitecturas y las actitudes sociales en la Europa del Sur.
El libro, su idiosincrasia y su razón
de ser cobra otra importancia raíz de la pandemia COVID-19
La sinopsis del libro: La pandemia
causada por el COVID – 19 ha colocado una vez más en primer plano las
desigualdades sociales y su aguda incidencia sobre amplios sectores de la
población. Así, la excesiva densidad urbana de los barrios trabajadores de las
grandes ciudades y las reducidas dimensiones y baja calidad constructiva de
muchas de sus viviendas, se han demostrado como factores que han facilitado la
transmisión de la enfermedad. En cierto sentido, la actual crisis sanitaria
permite trazar paralelismos históricos con los procesos de industrialización y
de gran expansión urbana del siglo XIX, con los problemas de insalubridad,
hacinamiento e infravivienda que los acompañaron.
De la chabola al barrio social conecta bien con todas estas cuestiones. Pone en
el centro la problemática de la vivienda social en la Europa del sur (en
España, Portugal e Italia) entre la afirmación de las dictaduras fascistas en
las décadas de 1920 y 1930 y la “tercera ola” de la democratización a mediados
de los años setenta. Sus autoras y autores abordan de forma transversal temas
de largo alcance, como la centralidad de la vivienda social en los debates
arquitectónicos y urbanísticos del siglo XX; el impacto de las migraciones
internas; el carácter socialmente diferenciado de las políticas de vivienda (una
para las clases medias, otra para las populares); sus efectos sobre las
actitudes sociales y políticas de la población, o el predominio de un modelo de
vivienda en propiedad frente a otro en alquiler, etc.
El hecho de que los tres países continúen hoy claramente por debajo de la media
de viviendas sociales por habitante de la UE, demuestra que sus políticas de
vivienda fueron, casi siempre, más la respuesta coyuntural a un problema
acuciante que una apuesta estructural por un derecho social de ciudadanía.
El cuidador de la edición, Daniel
Lanero: es Profesor del Departamento de Historia de la Universidade
de Santiago de Compostela e investigador adscrito al Grupo HISTAGRA. Entre sus
líneas de investigación prioritarias se encuentran la Historia Social, la
Historia Comparada de los Fascismos y la Historia Agraria, con una especial
atención al Franquismo, al Estado Novo y a la Transición a la democracia en
España y Portugal. Ha sido investigador visitante, entre otros centros, en la
London School of Economics
and Political Science; el King’s College London o la University of Maryland. Es autor y editor de numerosas
publicaciones, tanto en el ámbito español como internacional, entre las cuales
destacan: El disputado voto de los labriegos. Cambio, conflicto y continuidad
política en la España rural (1968 – 1986) (2018); Por surcos y calles.
Movilización social e identidades en Galicia y País Vasco (1968 - 1980) (2013);
Fascismo y políticas agrarias: nuevos enfoques en un marco comparativo (2011);
Historia dun ermo
asociativo. Labregos, sindicatos verticais
e políticas agrarias en Galicia baixo o franquismo
(2011).
A este autor ya la tuvimos con
nosotros con el libro, también editado por Comares, El disputado voto de los
labriegos.
http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/fichas1/votolabriegos.htm
Cazarabet conversa con Daniel Lanero Taboas:
-Amigo, ¿qué es aquello que te
ha hecho investigar sobre la vivienda en la transición de las chabolas a
los barrios sociales?
-El tema de la vivienda, de los
derechos y de las políticas en torno a ella, tanto a nivel español como
internacional siempre me ha interesado, tanto en mi condición de historiador
como en la de ciudadano. Llevaba años dándole vueltas a cómo encarar el tema
desde una perspectiva histórica y comparativa y la consecución de un proyecto
de investigación de excelencia de la Xunta de Galicia en 2017, nos abrió la
posibilidad de investigar colectivamente y de generar diferentes resultados de
investigación, uno de los cuales es este libro, del que nos sentimos muy
satisfechos, pero que esperamos sea sólo el punto de partida para futuras
aportaciones dentro de esta línea.
-Amigo, el “compromiso social”,
los ideales en ver y pensar las viviendas, ¿qué lugar ocupa en investigar sobre
las chabolas, los barrios sociales y las arquitecturas, las políticas sociales
en la Europa del Sur entre los a los 1920-1980?
-Desde mi punto de vista, todos
los temas de investigación que las historiadoras e historiadores abordamos,
suelen tener una conexión con inquietudes y preocupaciones personales. En mi
caso, el interés por la vivienda parte de que me he ocupado previamente del
estudio de las actitudes sociales y políticas de la población en las dictaduras
fascistas, en tanto posible mecanismo para el surgimiento de actitudes de
consentimiento/aceptación hacia ellas entre sectores de la población. Pero sin
duda, todo el debate alrededor de la vivienda que se ha venido manteniendo a lo
largo de estos últimos años, a partir de la crisis financiera de 2007 - 2008
(desahucios, fondos buitre, alquileres, ley de la vivienda, etc.) en la opinión
pública ha reforzado ese interés inicial. Si hacemos un poco de memoria, la
crisis económica que menciono comenzó precisamente a causa de la especulación
financiera con productos inmobiliarios de baja calidad y seguridad (hipotecas subprime).
-¿Por qué se elige esa
horquilla temporal que va de los años de la Dictadura de Primo de Rivera—1920--
hasta los primeros ochenta?....-Bueno, podemos afirmar que justo cuando
termináis este viaje analítico ya estaba reconocidos los cimientos de sucesivas
,locas y embrujadas burbujas inmobiliarias...o políticas del ladrillo---que es
como ir metiendo los huevos en una misma cesta--, lo que estamos pagando , aún
ahora, después de varias crisis... la última iniciada y desbocada desde el 2007
–aprox.—y que me da aún colea y de lo lindo....
-La cronología del libro tiene que
ver precisamente con el interés por analizar las continuidades y rupturas en
las políticas públicas de vivienda en la Europa del sur a través del tiempo y
de los cambios de regímenes políticos. En este sentido, en el caso español o en
el portugués nos parecía de especial interés incidir en el cambio entre
dictadura y democracia, en la movilización social que se produjo en ambos
países en torno a las graves carencias de vivienda en ese tránsito (España) o
ruptura (Portugal) entre dictadura y democracia. También queríamos ver si bajo
las democracias del sur de Europa del periodo se han cumplido las expectativas
y necesidades sociales respecto de las políticas oficiales de vivienda o, como
todo parece indicar, no ha sucedido así.
-¿En todos los países del sur
de Europa se tiene un concepto parecido de la vivienda por las similitudes en
las relaciones sociales al hacer más vida en la calle?
-Hay elementos en común, pero
no creo que tenga tanto que ver con el hecho de socializarse más en la calle,
sino con otros factores como el denominado modelo mediterráneo de Estado de
Bienestar (muy limitado en cuanto a prestaciones y recursos), la preferencia de
las últimas décadas por la propietarización (algo que
no ha sido siempre así y que en buena medida los poderes públicos han
estimulado) o el modelo de familia.
-¿Las dictaduras absolutistas y
fascistas qué concepto tenían de la vivienda?
-Un concepto bastante
conservador, como cabría esperar. La vivienda se vincula directamente con un
modelo católico de familia en la que los roles de género y jerarquía
intrafamiliar están muy claros: la mujer se debe ocupar de toda la dimensión
domestico - privada (cuidado de la familia, crianza de los hijos, etc), en tanto que el hombre sería un proveedor, a través
del salario ganado en el trabajo. El “productor” debe volver a casa al final de
cada jornada, para evitar los “vicios y peligros” de los ámbitos de
sociabilidad vinculados a las tradiciones del movimiento obrero... Por otra
parte, el objetivo es crear propietarios de viviendas, como instrumento para
garantizar una determinada idea del orden y la estabilidad sociales. Estas
dictaduras van a preferir, en la medida de lo posible la casa unifamiliar al
bloque de viviendas en altura. Además, excepto cuando la vivienda se convierta
en una emergencia social de primer orden, sus políticas públicas de vivienda (y
otras) se van a orientar hacia algunos sectores de las clases medias entre los
que identifican a una parte importante de sus apoyos sociales.
-Éstas—me refiero a las
dictaduras que rigen los Estados de Portugal, Italia y España, por ejemplo—cómo
entiende las chabolas, cómo un refugio para unos y una manera de quitarse
ciertos problemas en las ciudades y sus calles?
-No pienso que de ninguna de
las dos maneras, sino más bien como el resultado derivado de determinadas
políticas económicas “modernizadoras” que implicaron la expulsión de población
activa de la agricultura y un importante éxodo rural que tuvieron que absorber
unas ciudades que no estaban preparadas para ello.
-¿El tránsito de las chabolas
al barrio social qué son y qué les suponen a estos absolutismos?
-Fue la solución rápida y de
emergencia a un problema social que por momentos se podía volver
insostenible... Hay que entender el intento por acabar con las chabolas también
como una especie de imperativo moral para estas dictaduras, desde el punto de
vista de la moral católica, preocupada por un determinado modo de entender
tanto la moral, como la caridad, muy vinculado al control social de la población
y a las prácticas paternalistas. Por otra parte, como una oportunidad para que
sectores económicos afines (los promotores inmobiliarios, las constructoras o
los bancos) tuvieran una oportunidad de negocio y de ganancias en muy buenas
condiciones.
-¿Empiezan con estas políticas
de la vivienda a engranarse los sistemas que han alimentado a posteriori
corruptelas que rodean ,por ejemplo, no pocas carreras políticas, financiación
de partidos, sindicatos---sean o no verticales—y demás..?
-No podemos criminalizar de una
manera simplista a todo este sector de actividad económica y a las persones que
trabajan en él... pero todas/os sabemos que ha sido un contexto muy habitual
para el desarrollo de prácticas del tipo de las que mencionas. De hecho, en
democracia, creo que los ayuntamientos han utilizado mucho más el suelo urbano
como una forma de obtener recursos que como una oportunidad para desarrollar
políticas actives de vivienda social que podrían contribuir a regular de manera
más justa y racional el mercado inmobiliario. Creo que este es un “debe” muy
importante de nuestra democracia...
-¿Cómo podríamos definir la
política de la vivienda en el franquismo?
-Destinada a favorecer a sus
apoyos sociales, económicos y políticos; centrada en el fomento de la propietarización y preocupada por las necesidades sociales
de vivienda de las clases populares por lo general solo en momentos de máxima
emergencia social
-¿Hay muchas diferencias en
esas políticas en cuanto al tamaño de la ciudad?
-Sí, es evidente. Aunque en las
décadas de 1940 y 1950 la mala calidad de las viviendas existentes, la
proliferación de chabolas o infraviviendas... era un problema común a todo el
mundo urbano, también a ciudades de tamaño pequeño o mediano e incluso a los
pueblos y al mundo rural, la cuestión alcanzaba una escala y gravedad mucho
mayores en aquellas grandes ciudades que estaban recibiendo un gran flujo de
inmigrantes interiores: Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, etc.
-Siempre han habido viviendas
rodeando o más bien vinculadas a complejos industriales, las llamadas
colonias...y barrios obreros o como aquí analizáis barrios de pescadores, ¿qué
idiosincrasia presentan frente a los que no nacen con esos denominadores en
común?
-Este es un tema interesante
que en el libro tocamos de manera un poco tangencial. La vivienda obrera tiene
que ver en España, como en el resto del mundo occidental, con la necesidad de
determinadas empresas industriales, por lo general de gran tamaño, de
garantizar una provisión permanente de mano de obra, así como que esta mano de
obra tenga el comportamiento que la empresa desea en el marco de las relaciones
laborales y al tiempo, se identifique plenamente con la identidad de la firma.
En otras palabras, la vivienda obrera asociada a empresas concretas, es una
manifestación de paternalismo industrial, al igual que los economatos o la
contratación de los hijos de los trabajadores...
-¿Las dictaduras hasta qué
punto han sabido utilizar a la vivienda como “efecto blanqueador de sus
políticas represivas”?
-De un modo importante. La
política de vivienda, al igual que otras, les ofrecía la posibilidad de
integrar social y políticamente a sectores de la población, en particular de
las clases populares, pero no sólo, que los propios regímenes conceptúan a
priori como desafectos. Para estos sectores suele recetarse una política de
“palo y zanahoria”, de la que las políticas sociales, con un lugar central en
su propaganda, son la cara más amable.
-La dictadura franquista se
puede recordar por los pantanos, sí es verdad ,pero también por no pocos
pueblos de colonización que giraban en torno a ciertas actividades y que se
poblaban de muchas deserciones que tenían a ver con políticas represivas que te
echaban de tu lugar para poder habitar estos poblados hechos a maqueta... ¿qué
nos podéis reflexionar?
-Hay diferentes factores en la
génesis de los pueblos de colonización: por una parte, la experiencia de la
política de Bonifica Integrale de la Italia
fascista, por otra, el deseo del franquismo de llevar a cabo una reforma
agraria técnica con colonos (que se podrían llegar a convertir en futuros
propietarios) frente a la idea del reformismo social republicano
(redistribución social de tierras mal cultivadas o no explotadas), etc. Lo que
nos importó más aquí fueron aspectos como el estricto control que el Instituto
Nacional de Colonización tenía sobre la forma de vivir y de producir de las
familias de colonos y como estas, con el tiempo, fueron capaces de apropiarse
funcionalmente de los espacios que habitaban, en particular de las viviendas.
Por otra parte, a pesar de lo que tienen de experimento de ingeniería social,
bastantes pueblos de colonización fueron ejecutados por jóvenes arquitectos
influenciados por el Movimiento moderno, y constituyen notables ejemplos
de vanguardismo arquitectónico en el contexto español del momento.
-Podemos estar frente a políticas forzadas y artificiales de la
vivienda que tendrá no pocos puntos negativos, ¿verdad?, ¿qué nos podéis
explicar?; -De aquellas políticas de la vivienda podemos seguir, hoy y ahora,
heredando ciertos comportamientos desde la manera de entender el concepto de
vivienda—porque tiene que ver con lo que aprendemos y lo que aprendemos tiene a
ver con lo que vemos—y porque tenemos a conceptuar a la vivienda más como un
premio que como un derecho...
-Probablemente el cambio mental
más importante que el franquismo provocó en relación con la vivienda tenga que
ver con el triunfo de la vivienda en propiedad como aspiración/objetivo a
conseguir por gran parte de la población, frente a otras opciones como el
alquiler. La vivienda se convirtió en un símbolo de status y de ascenso social.
Hay que preguntarse cuánto tuve que ver en esto la experiencia traumática del chabolismo
y de la infravivienda por la que pasó una parte importante de la población
española después de la Guerra civil. Otra herencia del franquismo es la
importancia de los sectores de la construcción e inmobiliario en el conjunto de
la estructura económica española, del empleo, y del PIB, una dependencia
relativa que ha tenido (sigue teniendo) consecuencias muy negativas.
-La vivienda como derecho por
mucho que esté en la Constitución no está en la cartera de casi nadie.....de
casi ningún político—otra cosa es lo que pregonen--es el derecho o uno de los
derechos más pisoteados...no hay mucha voluntad plena de solucionarlo y
todo por la teoría de funcionamiento del capitalismo en el que la
vivienda está en el centro para que la economía funcione ... de que unos y
otros vayan asegurándose la vida con de políticas en torno del ladrillo, sin
mirar a nada más ni a nadie.... -Primero se va a la cárcel, al menos en este
país, por pedir la independencia o “hacer raps” contra la Corona que por dejar
a familias enteras en la calle. No sé lo veo vergonzoso.... ¿qué nos podéis
reflexionar?
-Creo que es necesario que
entendamos que la vivienda tiene entre sus características una dimensión y una función
social. Esto no me parece incompatible con el derecho a la propiedad privada de
una vivienda. Sin embargo, una política de vivienda social activa por parte de
las Instituciones públicas, del Estado a los ayuntamientos pasando por las CCAA
podría tener efectos muy positivos sobre la regulación tanto del mercado de
vivienda en propiedad como de los precios de los alquileres, sobre todo en
barrios o poblaciones con una alta demanda/necesidad de vivienda o sometidas a
gran presión turística. En líneas generales, creo que hay un gran margen para
que los poderes públicos regulen el mercado de la vivienda, haciendo compatible
el respeto de los derechos de los propietarios (en especial de las familias y
de los pequeños inversores) con el establecimiento de frenos a la especulación
urbanística e inmobiliaria. Por otra parte, las Instituciones y la opinión
pública deben decidir si queremos ciudades y barrios “gentrificados”,
cascos históricos abandonados o que sean parques temáticos, etc. u otros
modelos de ciudad (socialmente inclusivas, con derecho al espacio,
sustentabilidad, etc.).
-Otra gran damnificada de estas
políticas de la vivienda y del ladrillo es la salud del lugar, desde los suelos
al aire, las aguas...la saturación y la sobreexplotación lo satura todo...y la
saturación nunca es sinónimo de buena salud...
-Estoy de acuerdo. Desde los
años sesenta, en relación con el crecimiento incontrolado del sector turístico
en muchas zonas del litoral del país, hemos visto no solo muy graves atentados
paisajísticos o contra el medio ambiente en general, sino que la construcción
incontrolada está directamente relacionada con la gravedad (en pérdidas
materiales y humanas) de los efectos causadas por las riadas, por las
inundaciones o por los temporales marinos, sin hablar del carácter
absolutamente insustentable, en términos ambientales y de consumo de energía y
de recursos naturales, de estos grandes conglomerados de ladrillo en que se han
convertido muchas de estas poblaciones.
-Con el franquismo nacen las viviendas
de protección oficial y con ello ¿qué pasa y qué consecuencias se derivan?
-En realidad, y dejando al
margen ciertas iniciativas puntuales durante la segunda mitad del siglo XIX, la
política pública de vivienda toma impulso en España desde la Ley de Casas
Baratas de 1911, al final del periodo liberal. Desde entonces, con
orientaciones y resultados diferentes, cada uno de los sucesivos regímenes
políticos ha realizado sus propias aportaciones a la política oficial de
vivienda. Debemos desterrar el mito del franquismo como el creador de una
política de vivienda social en España. Pienso que su actividad en este campo,
que durante las décadas de 1950 y 1960 no fue despreciable, tuvo que ver, como
ya he dicho, con la imposibilidad de postergar una emergencia social y hacer
coincidir la solución dada (con frecuencia deficiente o incompleta) a esta
necesidad con los intereses de parte de sus apoyos sociales. De hecho, la falta
de servicios y equipamientos (calles bien urbanizadas y saneadas, zonas verdes,
guarderías y escuelas, infraestructuras deportivas y culturales, incluso
semáforos y pasos de peatones), de los barrios de viviendas sociales
construidos por la dictadura, fueron un caldo de cultivo muy importante para el
surgimiento del movimiento vecinal al final de la dictadura. Con todo,
desde mi punto de vista, resulta muy decepcionante la escasísima atención que
los gobiernos de la democracia han prestado a la vivienda social. Así, los
barrios de viviendas sociales han sido identificados con mucha frecuencia en el
imaginario colectivo con guetos o zonas marginales. Se hace necesario revertir
esta frecuente estigmatización de la vivienda y del barrio social, cosa que,
por otra parte, se ha conseguido en muchos de estos vecindarios gracias a la
acción de sus propios habitantes. No deja de llamar la atención el hecho de que
tras cuatro décadas de democracia, no se haya aprobado hasta el momento ninguna
ley global sobre vivienda.
-Trabajas o habéis trabajado
teniendo en cuenta como un guión de cuestiones a ir contestando, a ir dando
respuesta…
-No. Más bien hemos construido
el libro a partir de aquellos temas y casos que nos parecían más relevantes
abordar en una monografía colectiva. Así por ejemplo, las políticas de vivienda
de los fascismos, la desarrollada por el franquismo como un caso singular pero
en relación comparativa con otras dictaduras de su misma familia - como el
fascismo italiano o el Estado Novo portugués - las experiencias urbanísticas y
arquitectónicas singulares ligadas al mundo rural o la movilización social en
torno al derecho a la vivienda y al espacio público durante las décadas de 1970
y 1980. El libro es el resultado de un trabajo continuo de intercambio y
coordinación entre los miembros de un proyecto de investigación financiado por
la Xunta de Galicia entre 2017 y 2019, en el que participamos investigadores/es
de varias universidades, así como de un seminario, celebrado en la Universidade de Santiago de Compostela (USC) en el verano
de 2019, en el que las autoras y los autores presentamos y discutimos colectivamente
cada uno de nuestros futuros capítulos.
-¿Cómo es coordinar todas estas
plumas, teniendo en cuanta que, seguramente, cada una de ellas nos aporte un
capítulo y/o participación desde donde se es especialista?
-Como investigador principal
del proyecto al que acabo de hacer mención, y después como editor de la obra,
ha sido un auténtico lujo poder trabajar con esta nómina de autoras/es, así
como contar, una vez más, con la profesionalidad y el apoyo incondicional que
nos ofreció la Editorial Comares durante todo el proceso de elaboración de la
obra.
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