La
Librería de El Sueño Igualitario
Llega a las librerías "El Artista", con
Voces del Mercado desde la pluma, más estilizada de Joaquín Carbonell.
Joaquín Carbonell vuelve a la primera fila de nuestras librerías
con una novela que, creemos, dará mucho de qué hablar y lo hace bajo su propio
sello editorial, Voces del Mercado. No puedo dejar de imaginarme al siempre
enigmático Carbonell, ese hombre vestido de oscuro,
acercándose al Mercado a escuchar las voces que vienen de acá para allá para
así y de esa manera dibujar un trabajo singular, pero imprescindible en todo
escritor: coger ideas, enlazar las que ha cogido en otro lugar, jugar con
expresiones de las gentes que por allí deambulan….quizás así llegó a componer
el puzle de personajes y el entramado que se deja ver, pero mucho más leer con
El Artista, una buena obra con esa pluma tan contundente como desenfardada como
suele ser la del compositor, de letras de canciones, y de novelas que es Carbonell.
Estamos
ante una novela en la que veremos conocidos y reconoceremos a no pocos
personajes que ya han pasado o están pasando por nuestro propio caminar y es
que Carbonell nos lo pone fácil contándonos la vida,
llena de ilusiones, de un camarero en la Costa Brava que va a mojar sus
ilusiones en Madrid, recién estrenada la década de los sesenta. Allí, este
joven que quiere, con todo su ser, dedicarse a “esto de ser artista” vive la
vida de una manera particular y allí coincide con el rodaje del film de Buñuel
Viridiana….el primer film que rodaba Buñuel en España desde que había marchado
al exilio…para Buñuel habían pasado 25 años….para nuestro protagonista Antonio Zaera que no había vivido el exilio …es como si se abriese
un mundo como si se tratase de un amplio abanico hecho a mano y pintado con la
imaginación desbordante del que, siempre, gusta, gustar…
La pluma de Carbonell
siempre es ágil y como muy dinámica…..no se detiene en florituras ni en giros
gramaticales ni en nada de eso. Va directo al personaje a darlo a conocer y a
deslizarnos en la trama, sin grandes pretensiones, pero teniéndolo, todo, muy,
muy claro…. Carbonell escribe y pone la narración en
una época que conoce bien, por activa y pasiva, la posguerra donde la sociedad española seguía separada por la
herida que dejó la cruenta guerra civil y por el escarmiento y el miedo que se
desgranaron de la represión que ejerció el bando del ganador..todo esto flota
en la novela de una manera casi descarada….Dibuja, Carbonell,
a un mundo más cerrado, el rural, donde todo esto de la herencia de la guerra
está como más presente: el luto es una norma, la Iglesia una especie de capa
que se interpone en las miradas de las gentes y los odios y miedos se
solapan….esto lo contrata , un poco, con la vida un poco más desenfardada de la
ciudad que vivía un poco con más ilusión porque miraba a otros países, otras
gentes, otras culturas o porque se atrevía a mirarse a sí misma y a la propia
cultura. Alguna cosilla empezaba a cambiar, en las ciudades, en los años
sesenta.
En el pano más personal, El Artista, también es la historia de
Antonio Zaera que se obsesiona con ser autor. Lo
quiere, lo desea y one en ello fuerzas, todas las que
se encuentra y de las que es usuario…como decíamos se encuentra, casi por
casualidad con el rodaje de Viridiana y empieza a “convivir” con él y con los
protagonistas que por allí desfilaron: Rabal, Silvia Pinal,
Fernando Rey, los hermanos Dominguín.
Todo
dentro de un escenario, como no podía ser de otra manera, estando por allí Luis
Buñuel, preñado de “aire surrealista”…Como bien dice o nos acerca el propio
autor:” adquiere a menudo un tono surrealista, delirante, propio de las
películas de Berlanga, donde un anarquista furibundo hace negocios con un
empresario, o un comunista, consentido por la dictadura, suele tomar café con
un ex ministro amante de los toros. Antonio Zaera es
testigo de ese Madrid alocado, ingenuo y a menudo provinciano, que convive con
la España interior más cruda y aterrorizada. Una historia que ofrece un
desenlace insospechado, sorprendente, de la mano de Joaquín Carbonell,
un experimentado escritor, reconocido como cantautor y con una dilatada carrera
como periodista…”
El 18 de
mayo de 1961, la película Viridiana, de Luis Buñuel, conquistó en Cannes la Palma de Oro. El rodaje
celebrado en Madrid supuso un cúmulo de asombrosas incidencias, que algunos
tacharon de surrealistas. Como que el gerente de la productora (UNINCI), Domingo Dominguín,
conocido comunista, fuera capaz de reunir en su casa, a la misma hora (pero en
habitaciones distintas) a Jorge Semprún, líder del PCE en el exilio y a José Antonio Girón, ex ministro de Franco.
En medio
de ese tumultuoso rodaje cayó Antonio Zaera, Antuan, un muchacho de Andorra (Teruel), nieto e hijo de
mineros, que estaba ejerciendo de
camarero en Sitges, y al leer en La
Vanguardia que Luis Buñuel iba a rodar en Madrid, se dijo que esa era su
oportunidad de convertirse en artista de cine. Al fin y al cabo, Buñuel era de Calanda, un pueblo vecino del suyo. No podía fallar.
El
Artista nos sumerge en el apasionante
rodaje de Viridiana, y nos invita de
paso a conocer el Madrid de aquella década de los 60, convulsionada por una
sociedad que deseaba escapar de aquella jaula de prohibiciones, morales
caducas, y persecuciones políticas. Todo vigilado por una Iglesia anclada en
una enfermiza obsesión por el sexo.
Junto a
esa España chata y amarga, bullía un Madrid de actores e intelectuales. Por
allí circulaban tipos como Paco Rabal,
Fernando F. Gómez, junto a diestros de ampulosa celebridad, como Luis Miguel Dominguín (padre del
cantante Miguel Bosé), y extranjeros como Orson Welles, Hemingway, Frank
Sinatra, y la deslumbrante Ava Gardner,
sumidos en una vorágine de fiestas y alcohol sin límite, que eran reflejadas
por la plumilla despierta de jóvenes reporteros como Raúl del Pozo…
El
Artista es el retrato fiel de esa
década, pero es también una novela de epifanía e iniciación. La que goza y
padece Antonio Antuan, el protagonista, que
se ve impulsado a crecer en un ambiente artístico y mundano, tan alejado del
clima de contención y vigilancia que conocía en su pueblo. Amistades nacidas de
la repulsa a la dictadura, compañerismo,
sexo desesperado, se unen a un desenlace inesperado que deja el lector
sobresaltado, incrédulo ante ese final que rompe el curso de la novela que
tiene en las manos.
El
Artista plantea un dilema que pesa sobre
las espaldas de este muchacho de Andorra: la carga de un destino que se ve infectado
por las expectativas que su pueblo ha depositado en la carrera de este
vocacional actor. Los hijos de localidades pequeñas, que han logrado escapar
del agobiante clima de control, conocen esta palpitación. Antonio Zaera quiere ser el protagonista que su pueblo anhela, el
“artista” local. Y para ello, no duda, a veces, en acomodar la realidad a sus
propios sueños.
Enlaces
que te irán bien y que te pueden ayudar a saber más sobre todo lo que envuelve
a la novela más redonda de Carbonell:
Desde el
blog de Antón Castro:
http://antoncastro.blogia.com/2015/022401--el-artista-de-joaquin-carbonell.php
Otras:
Sobre
Viridiana:
http://es.wikipedia.org/wiki/Viridiana
http://www.filmaffinity.com/es/film123112.html
http://www.blogdecine.com/criticas/viridiana-blasfemia-sacrilegio-cine-libre-y-hermoso
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/03/23/cultura/1332510077.html
Luis
Buñuel:
http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Bu%C3%B1uel
http://www.luisbunuel.org/inicio/bunuel1.html
http://www.cbcvirtual.com/menu.jsp
Surrealismo:
http://es.wikipedia.org/wiki/Surrealismo
http://www.arteespana.com/surrealismo.htm
http://www.rtve.es/rtve/20130726/luis-bunuel-del-surrealismo-critica-social/715580.shtml
Cazarabet conversa con Joaquín Carbonell:
-La
sombra de Luis Buñuel es muy, muy alargada para todos y más para los que os
dedicáis a la difusión cultural o recrearos en algún arte en esta tierra, ¿no?,
querido Carbonell…
--Mucho. Yo tengo una predilección por este director,
no solo porque sea de Calanda. Pronto me aficioné a
conocer datos sobre él, y eché mano de todos los estudios y ensayos que realizó
hace años Agustín Sánchez Vidal. Luego ya entré en 1983 en el libro de Alianza
de la conversación de Max Aub con Buñuel (ahora
reeditado en un tomazo de 1.000 páginas) y sin duda, el “Mi último suspiro”,
también de 1982, unas memorias muy personales, muy divertidas, donde Buñuel se
retrata con el humor y la retranca que siempre mostró. Soy superfan
de Buñuel.
-Como cantautor siempre te
he oído decir y declarar que aquello que
pretendes es que tus canciones, tus letras y los mensajes de todo en conjunto:
conmuevan. El Carbonell escritor ¿pretende lo mismo?
.Pero en esta novela hay como cierto aire “reivindicativo”: .¿qué mensaje, casi
subliminal ,nos has querido enviar, amigo Joaquín?(recuerda que escribes en el “entramado”
del rodaje de Viridiana una de las obras de Buñuel en la que él realiza un
importante ejercicio de surrealismo y que del surrealismo a la crítica
social…..)
--Yo creo que la
novela, en efecto, tiene varias lecturas. Mi principal obsesión al escribir es
muy simple: entretener. Para eso se inventó el arte. En una segunda fase se
puede aspirar a más pretensiones: aprender algo, emocionarte con la vida de los
personajes, encontrar algún nexo que te mueva a saber más de esa época… En la
película “Viridiana”, que recomiendo a todo el mundo, existen varios planos:
desde una mordaz crítica a las costumbres de la época, a un despliegue de
pulsiones humanas escondidas: esa obsesión del tío por la novicia forma parte de
los “temas” de Buñuel, el escarbar en la mente humana, donde yacen
inclinaciones que nos provocan escalofríos… Todo eso está en la película y
espero que la novela lo retrate. Pero tengo que decir de entrada: “El artista”
no es un ensayo sobre “Viridiana”, no. Es la historia de un chico de la España
interior que sueña con salir de su estrecho territorio, viajar a otros confines
más libres y más luminosos…
-¿Por qué ese chico que
podríamos reconocer como “de provincias” que marcha a la capital y a hacerse actor…¡¡quiere
ser artista!! Tu que conoces bien a mucha gente que
ha pasado por ese mundo….qué fue lo que te motivó o te movió a dar el
protagonismo a un “joven aspirante a
artista”….por qué la dramatización y no dar, por ejemplo, el protagonismo a un
aspirante a escritor…..?
--Quiere ser artista y no escritor porque en aquellos
años 50-60 el cine era nuestro mejor nexo con la modernidad, con América, con
los sueños. La lectura, en edades juveniles, se reducía a tebeos; eran muy
pocos los chicos que leían novelas en la España interior, porque tampoco
existían librerías. Pero cine había en todos los pueblos. Antonio no pretende
ser actor, que es una labor más culta e intelectual, propia del teatro. Él
quiere ser artista de cine, que es como llamábamos a los actores americanos.
-¿Qué
supone para ti Luis Buñuel como director de cine y como personaje culturo-artístico de aquella España que lo volvió a recibir
para el rodaje de Viridiana?
--Buñuel es el hombre que inventa el cine moderno.
Aragón es una tierra despoblada y rodeada de talentos (Cataluña, País Vasco,
Valencia), pero ha logrado “producir” dos genios universales. Buñuel y Goya.
Goya inventa el fotoperiodismo, el periodista de guerra, con las Pinturas
Negras, una muestra de todos los horrores que provoca el ser humano. Es curioso
las vinculaciones que tienen Goya y Buñuel, los dos exploran el subconsciente,
la mente humana en libertad. Son los dos artistas universales que mejor
retratan las pulsiones humanas. Parece ser que el aragonés está muy dotado para
ese tipo de exploración artística. Antes tuvimos a Gracián que logró sintetizar
con sus apotegmas el comportamiento del ser humano ante el mundo. No está mal
para una tierra tan desolada y despoblada.
-¿No te parece “Viridiana”
una de sus obras más redondas….?.
--Lo es. La he visto varias veces en este trámite de
escribir “El artista” y en todas he descubierto detalles. Lo mejor de Buñuel es
que no pretende epatar con sus habilidades. Él tiene necesidad de explicar una
historia y la cuenta como la ve, no hay una intención intelectual detrás, eso
es lo que la hace sumamente interesante. Le sale así, y eso es lo asombroso.
-¿Cuánto del surrealismo de
Buñuel se te ha contagiado o cómo te diste cuenta que estabas sumergido en
él…porque tú mismo ya eres una persona, como un enjambre, de surrealismo?
--Yo no creo mucho en eso de que el territorio marca
la conducta. En todas las zonas hay gente brillante y zoquetes. Pero por lo que
sea, yo me siento muy próximo al universo de Buñuel, lo encuentro natural. He
destilado un humor somarda, ese que he explorado en
los libros escritos con Roberto Miranda, que creo que le hubiera gustado mucho
a don Luis. Mi filosofía es que hay que descargar nuestras vidas de
prosopopeya, de farfolla. No hay que sobreactuar jamás, no hay que tomarse la
vida con esa severidad. Hay que dudar de todo, y casi todo es cuestionable
(salvo reírse de los débiles, eso nunca). En eso me siento muy próximo a
Buñuel, comprendo perfectamente su humor, su ironía, su retranca.
-Es una novela, pero una novela muy, muy narrativa…muy escrita
desde el pensamiento y la mirada del escritor y del creador…:dejas “jugar” y
“dialogar” mucho a los personajes, pero estás como muy presente….No sé me da la
impresión que estás o has estado tan acostumbrado a ver el mundo, aquello que
pasa y tener que comentarlo y contarlo de determinada manera como comunicador y
periodista que esto es como una piel que persiste como novelista….¿Qué nos
puedes comentar?
--Eso es; escribir todos los días del año durante 30
años, crea pulso, deviene en estilo. Tengo un estilo depurado, esquemático. Un
periodista está escuchando todos los días el “tienes que quitar líneas”, algo
que le habitúa a ir al grano. En la novela me he movido con esa pulsión, con la
intención de contar lo esencial, de avanzar (una regla de oro de la novela es
que lo que no hace avanzar la historia la hace retroceder), de agarrarse a lo
sustancial. Dejo vida a los personajes y les permito que se muevan y actúen
como si estuvieran vivos. Y a menudo, hacen cosas que yo no tenía previsto,
pero que enriquecen la trama. Y me gusta mucho una novela que contenga
diálogos, quizás porque he realizado 7.000 entrevistas y es una forma literaria
que me encanta; escuchar cómo habla la gente da muchas pistas de su
personalidad.
-Joaquín,
amigo, ¿qué sensaciones te está generando El Artista a ti como escritor? ¿Y
cómo persona, desde su publicación, que estás aprendiendo porque , todos y
todos los días, aprendemos algo de alguien y sobre algo …?
--Desde que salió la novela y la presentamos en el
teatro Principal de Zaragoza, no he parado. Y me quedan unas cuantas citas más.
Te acerca al lector, al curioso, te permite intercambiar información. De todas
formas esto lo vengo haciendo, por suerte, desde que canto. Y he descubierto
una regla de oro, tanto en la música como en la literatura: no puedes aburrir
al espectador o lector. Si una canción te amuerma no sirve, si un libro se te
cae de las manos y has de hacer el esfuerzo de acabarlo, es un fracaso. Yo a
los libros les concedo 50 páginas de cortesía y si no chutan los dejo sin más.
-¿Qué acogida estás
sintiendo, porque esto de “la acogida” es
una cosa que se siente…?
--Ahora empiezo a recibir “noticias”. Ahora me llegan
notas o llamadas de gentes que acaban de terminar la novela. Todos me han dicho
que han disfrutado, que pese a sus 400 páginas no se les ha hecho larga. Acabo
de tener una conversación con Nieves Concostrina, que
me la presenta en Madrid, y durante rato largo hemos charlado de detalles de la
novela. Le había encantado y quería contrastar conmigo aspectos o asuntos que
suceden y que le habían despertado curiosidad. Todos me han dicho que está muy
documentada sobre esa época de los años 60, de esa España reducida, acobardada
por el Régimen. Bien, es cierto que me he esforzado mucho en llenar la obra de
detalles de aquella época, de saber qué músicas escuchaba la gente, que bebían,
que películas iban a ver… Es lo menos cuando retratas una épocas tan atractiva.
-Bueno, la última, amigo,
Joaquín ¿nos puedes decir en qué estás trabajando… nos puedes dar alguna pista?
--Estoy en varias cosas. En otra novela, en preparar
conciertos para este verano, en el deseo de grabar un disco con canciones
nuevas en el 2015. En fin, en las actividades que he hecho toda mi vida.
19531
El Artista. Joaquín Carbonell
395 páginas 14 x 23 cms.
19,00 euros
Voces del Mercado
A comienzos de 1961 llega a
Madrid Antonio Zaera, Antuan,
un muchacho de Teruel que abandona una prometedora carrera como camarero en
Sitges, empeñado en labrarse un hueco y un nombre como actor.
Antuan quiere ser artista de cine.
En Madrid va a rodarse Viridiana, la película que logró el regreso de Luis
Buñuel a España, después de 25 años de ausencia, y que fue galardonada con la
Palma de Oro en Cannes.
Con estos mimbres se confecciona El Artista, una novela vigorosa, ágil y
dinámica, que nos transporta hasta la España de la postguerra, donde convivían
dos sociedades desconectadas: una España herida, sumida en un presente rural,
roñoso y grasiento, aterrada por las jerarquías caciquiles, y otra que miraba
al exterior y aspiraba a la democracia y la cultura. Por esa España pasearon
personajes como Ava Gardner y Frank Sinatra, Orson Welles y Hemingway; y unos
cuantos jóvenes trataron de elaborar un cine para el futuro, con una mirada
distinta.
El Artista es la historia de una vocación. De una obsesión. El relato de la
trayectoria de Antonio Zaera, Antuan,
colocado por el destino en medio del rodaje de Viridiana y al lado de personajes
como Paco Rabal, Silvia Pinal, Fernando Rey o los
hermanos Dominguín. En ese Madrid que comienza a mirar a Europa, y donde el
régimen vigila con ojo filibustero cualquier desprecio al orden, la moral y la
religión. Ese clima por el que discurre El Artista adquiere a menudo un tono
surrealista, delirante,
propio de las películas de Berlanga, donde un anarquista furibundo hace
negocios con un empresario, o un comunista, consentido por la dictadura, suele
tomar café con un exministro amante de los toros.
Antonio Zaera es testigo de ese Madrid alocado,
ingenuo y a menudo provinciano, que convive con la España interior más cruda y
aterrorizada. Una historia que ofrece un desenlace insospechado, sorprendente,
de la mano de Joaquín Carbonell, un experimentado
escritor, reconocido como cantautor y con una dilatada carrera como periodista.
El 18 de mayo
de 1961, la película Viridiana, de Luis Buñuel, conquistó en Cannes la Palma de Oro. El rodaje celebrado
en Madrid supuso un cúmulo de asombrosas incidencias, que algunos tacharon de
surrealistas. Como que el gerente de la productora (UNINCI), Domingo Dominguín,
conocido comunista, fuera capaz de reunir en su casa, a la misma hora (pero en
habitaciones distintas) a Jorge Semprún, líder del PCE en el exilio y a José Antonio Girón, exministro
de Franco.
En medio de ese tumultuoso rodaje cayó Antonio Zaera, Antuan, un muchacho de
Andorra (Teruel), nieto e hijo de mineros,
que estaba ejerciendo de camarero en Sitges, y al leer en La Vanguardia que Luis Buñuel iba a
rodar en Madrid, se dijo que esa era su oportunidad de convertirse en artista
de cine. Al fin y al cabo, Buñuel era de Calanda, un
pueblo vecino del suyo. No podía fallar.
El Artista nos sumerge en el apasionante rodaje de Viridiana, y nos invita de paso a
conocer el Madrid de aquella década de los 60, convulsionada por una sociedad
que deseaba escapar de aquella jaula de prohibiciones, morales caducas, y
persecuciones políticas. Todo vigilado por una Iglesia anclada en una enfermiza
obsesión por el sexo.
Junto a esa España chata y amarga, bullía un Madrid de actores e
intelectuales. Por allí circulaban tipos como Paco Rabal, Fernando F. Gómez, junto a diestros de ampulosa
celebridad, como Luis Miguel Dominguín
(padre del cantante Miguel Bosé), y extranjeros como Orson Welles, Hemingway, Frank
Sinatra, y la deslumbrante Ava Gardner,
sumidos en una vorágine de fiestas y alcohol sin límite, que eran reflejadas
por la plumilla despierta de jóvenes reporteros como Raúl del Pozo…
El Artista es el retrato fiel de esa década, pero es
también una novela de epifanía e iniciación. La que goza y padece Antonio Antuan, el protagonista, que
se ve impulsado a crecer en un ambiente artístico y mundano, tan alejado del
clima de contención y vigilancia que conocía en su pueblo. Amistades nacidas de
la repulsa a la dictadura, compañerismo,
sexo desesperado, se unen a un desenlace inesperado que deja el lector
sobresaltado, incrédulo ante ese final que rompe el curso de la novela que
tiene en las manos.
El Artista plantea un dilema que pesa sobre las
espaldas de este muchacho de Andorra: la carga de un destino que se ve
infectado por las expectativas que su pueblo ha depositado en la carrera de
este vocacional actor. Los hijos de localidades pequeñas, que han logrado
escapar del agobiante clima de control, conocen esta palpitación. Antonio Zaera quiere ser el protagonista que su pueblo anhela, el “artista”
local. Y para ello, no duda, a veces, en acomodar la realidad a sus propios sueños.
Joaquín Carbonell
Este turolense es reconocido como uno de los más destacados cantautores
españoles. Ha publicado numerosos discos y ha visitado varios países con sus
canciones. A la par ha desarrollado una extensa carrera como periodista (en El
Día, El Periódico, y colaboraciones en radios y TV) y como escritor. En esta
faceta destacan las biografías Pongamos que hablo de Joaquín. Una mirada
personal sobre Sabina (Ediciones B) y Querido Labordeta (Ediciones B), con un
notable éxito de crítica y ventas. Publicó también en Voces del Mercado cuatro
libros de humor (junto a Roberto Miranda), que añadieron una mirada socarrona y
desenfadada sobre Aragón (Proyecto de Estatuto de Aragón, plan B, Gran encicopledia de Aragón preta,
Aragón a la brasa, y Aragón sin empalmes). Es autor de dos libros de temática
juvenil, como Las estrellas no beben agua del grifo y Hola, soy Ángela y tengo
un problema, así como un par de poemarios, Misas separadas y Laderas de
ternero. Joaquín realizó de igual manera, junto a José M. Iranzo,
documentales sobre El pastor de Andorra y José A. Labordeta. El Artista es su
obra más ambiciosa, una novela con tintes de ensayo y documental, que gira
alrededor del rodaje de la celebrada Viridiana de Luis Buñuel.
www.joaquincarbonell.com
OBRAS DE JOAQUIN CARBONELL
DISCOS
· 1 vida & 19 canciones (2014), doble CD recopilatorio.
· Una tarde con Labordeta (2013), junto a Eduardo Paz, grabado en directo en
Teruel.
· Vayatrés! (2009), junto a José Antonio Labordeta y
La Bullonera.
· Corazón de león (canción para el Real Zaragoza) 2008
· Clásica y moderna (2008)
· Cantautores en directo. El concierto! (2007)
· La tos del trompetista (2005)
· Sin móvil ni coartada (2003)
· Homenage à trois (2000)
· Tabaco y cariño (1998)
· Carbonell canta a Brassens
(1996), con Joaquín Sabina y Quico Pi de la Serra.
· Sin ir más lejos (1979)
· Semillas (1978)
· Dejen pasar (1977)
· Con la ayuda de todos (1976)
OBRA LITERARIA
· Misas separadas (poemas, 1987)
· Apaga y vámonos (la televisión: guía de supervivencia, 1992)
· Laderas de ternero (poemas, 1994)
· La mejor tarde de Goyo Letrinas (novela, 1995)
· Las estrellas no beben agua del grifo (novela, 2000)
· Hola, soy Ángela y tengo un problema (novela)
· El Pastor de Andorra, 90 años de Jota (biografía de José Iranzo,
2005)
· Proyecto de Estatuto de Aragón, plan B, (con Roberto Miranda)
· Gran Encicopledia de Aragón Preta (con R. Miranda)
· Aragón a la brasa (con R. Miranda)
· Aragón sin empalmes (con R. Miranda)
· Pongamos que hablo de Joaquín (Una mirada personal sobre Joaquín Sabina,
2011)
· Querido Labordeta (ensayo sobre José Antonio Labordeta, 2012)
DOCUMENTALES
· José Iranzo, el Pastor de Andorra (2007)
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