La
Librería de El Sueño Igualitario
Lo que
nos dice la editorial sobre el libro:
Con la llegada de Giuseppe Fanelli
a España en el otoño de 1868 el movimiento obrero alcanzó la mayoría de edad y
se agrupó en la Federación Regional Española, la sección autóctona de la
Primera Internacional, que sólo cuatro años más tarde vivió su primera crisis
con la ruptura entre la mayoría de los internacionalistas, partidarios de la
línea antiautoritaria de Mijaíl Bakunin, y la minoría
que se alineó con los postulados de Karl Marx. La ruptura fue tan abrupta
como definitiva y en 1882, con las libertades políticas ampliadas por el
gobierno liberal de Sagasta, anarquistas y marxistas
pudieron ventilar públicamente sus diferencias en varios artículos escritos por
el anarquista Francisco Tomás y el marxista Pablo Iglesias, que en un lenguaje
descarnado nos dejaron un primer testimonio de su reciente historia común y de
sus profundas diferencias ideológicas. Publicamos por primera vez juntas
las dos series de artículos con otros documentos de interés para conocer y
comprender los orígenes del movimiento obrero en nuestro país.
El autor, Juan Pablo Calero Delso:
http://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=330188
Un
poco de documentación no nos irá mal:
https://es.wikipedia.org/wiki/Primera_Internacional
https://es.wikipedia.org/wiki/Primera_Internacional_en_Espa%C3%B1a
Bakunin, un antes y un después:
“Su
discípulo” más directo en España:
https://es.wikipedia.org/wiki/Giuseppe_Fanelli
https://es.wikipedia.org/wiki/Mija%C3%ADl_Bakunin
Francisco
Tomás Oliver:
https://es.wikipedia.org/wiki/Mija%C3%ADl_Bakunin
Prensa
anarquista siglo XIX y XX:
https://es.wikipedia.org/wiki/Prensa_anarquista
http://www.bib.uab.es/premsa/recursos-prensa.php?p=1
Prensa
socialista siglos XIX y XX:
(Les
ofrecemos menos recursos, pero lo que hemos encontrado)
Pablo
Iglesias Posse:
https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Iglesias_Posse
Cazarabet conversa con Juan Pablo Calero Delso:
-¿En qué situación socio-política
se desarrolló la Primera Internacional?
La
Primera Internacional surgió como consecuencia del triunfo de las revoluciones
burguesas, que tuvieron su mejor expresión en las barricadas de 1848;
veinticinco años después de esa fecha, la burguesía estaba desplazando del
poder a los viejos estamentos privilegiados en Europa Occidental y Central y
consolidando un nuevo sistema políticamente liberal y económicamente
capitalista. Los trabajadores, que habían cooperado para derribar el Antiguo
Régimen, estaban comprendiendo que su situación no había mejorada en la misma
medida que la de la burguesía y fueron tomando conciencia de que sus intereses
ya eran diferentes a las de los nuevos grupos dominantes; la Comuna de París no
hizo más que evidenciar este proceso. La Primera Internacional fue otro de los
indicadores de este final de ciclo, que provocó en la década de 1870 la primera
crisis económica del modelo de producción capitalista.
En España
la crisis de subsistencias de 1864, quizás la última hambruna de nuestra
historia, y la respuesta represiva a las demandas populares de la alianza entre
los estamentos privilegiados y una fracción de la burguesía, característica de
nuestro país, desembocó en septiembre de 1868 en una revolución democrática que
derribó la monarquía de Isabel II. Hay que destacar que durante el Sexenio
nuestro país se convirtió en un laboratorio donde todos los sistemas políticos
fueron posibles; bastaba desplazarse unos pocos kilómetros o unos pocos meses
para vivir bajo la monarquía absoluta de los carlistas o bajo la democracia
radical de los cantonalistas, de la república federal sostenida por la pequeña
burguesía a la monarquía amadeísta sostenida por una
oligarquía progresista. También los trabajadores soñaron y lucharon por su
propio régimen político y económico.
-¿Es en ese marco donde Bakunin,
ya de forma definitiva, se desmarca de la estructura vertical y de más, “como
obediencia al líder” que proclamaba el marxismo?
El
primero que, dentro de su larga y tortuosa evolución ideológica, se planteó el
rechazo a toda autoridad en el movimiento obrero fue Proudhon,
que fue también el primero que animó a los trabajadores a rechazar el sufragio
y a buscar vías alternativas al parlamentarismo para hacer la revolución
social. Bakunin, heredero de la concepción
revolucionaria de la primera mitad del siglo XIX, que como he señalado tuvo su
mejor expresión en 1848 en cuyas barricadas se batió, aún mantuvo durante algún
tiempo su confianza en la acción de una minoría consciente, pero fue la
actuación centralizadora y autoritaria de Marx y Engels
en el seno de la Primera Internacional el detonante para que cristalizase el
anarquismo como un movimiento moderno que no por casualidad certificó su
nacimiento en el congreso internacionalista celebrado en Saint-Imier.
-En todo enfrentamiento quedan
“flecos” para la historia…cosas que ya se siguen como arrastrando, que quedan como
pendientes, como por resolver… ¿Qué nos puedes comentar desde la perspectiva
que da la actualidad?
El debate
que se planteó en 1882 está lejos de estar resuelto y sigue vivo en la política
española, como hemos visto en los últimos años. El eje que articula la
discusión entre Francisco Tomás y Pablo Iglesias es la posibilidad de realizar
profundas transformaciones sociales desde dentro del sistema político liberal,
sin que haya una quiebra del régimen burgués. Los socialistas opinaban que sí
que se podían realizar esos cambios, y se propusieron intentarlo, aunque en
España tardaron más de medio siglo en llegar al gobierno y contar con algún
ministro socialista. Los anarquistas, por el contrario, opinaban que sólo la
presión social y la acción consciente del conjunto de las capas desfavorecidas
podrían desembocar en una auténtica revolución social. El proceso de
institucionalización de ese conglomerado social que hemos llamado 15M o “las
mareas” y su articulación en partidos políticos vuelven a revitalizar el viejo
debate internacionalista; cuando el tiempo pase y los límites de la acción
política en parlamentos y ayuntamientos se pongan de manifiesto, esta discusión
renacerá una vez más.
-Respecto al resto de encuentro de otras
Internacionales, ¿qué se arrastró de estos debates?
Esa
posibilidad de cambiar la sociedad desde el interior del régimen político
estuvo en el germen de la ruptura de la Primera Internacional y fue el
fundamento de la Segunda Internacional, que ya se articulaba en partidos
políticos y no sindicatos. El apoyo a los créditos de guerra y el aval
parlamentario socialista a los primeros pasos del conflicto que conocemos como
Primera Guerra Mundial, volvió a cuestionar esta posibilidad de cambio desde
dentro y desembocó en una nueva ruptura, esta vez entre los marxistas, que se
tradujo en la formación de la Tercera Internacional y la reconstrucción de la
Internacional de tradición anarquista, la AIT. Y desde entonces, y aún más
desde la caída del Muro de Berlín, las dudas sobre la posibilidad de
transformar la sociedad desde el poder político siguen estando en la agenda
política actual.
-Tú que has estudiado, para este libro, la I
Internacional y los debates en forma de artículos que se cruzan y se
entrecruzan en diferentes medios…desde los más pro marxistas como los más
libertarios y anarquistas…desde las voces bañadas en tinta de Francisco Tomás y
de Pablo Iglesias. ¿Cómo “ves”, como “casi has palpado” a estos dos personajes
importantísimos en nuestra historia?
Hay dos
rasgos comunes en Francisco Tomás y Pablo Iglesias que seguramente sorprenderán
al lector poco habituado a estos debates. El primero es su lenguaje duro y
descarnado; es un debate pasional con una carga emocional muy importante, muy
lejos de los enfrentamientos políticos o ideológicos de hoy en día, que siempre
son academicistas y en los que se rehúye la emotividad. El segundo es la
importancia que conceden a la dimensión moral, tanto de su comportamiento
personal como de su pensamiento político. Hay una pasión, fruto del convencimiento
de que sus ideas pueden cambiar la vida de sus compañeros de clase, y una
confianza en el futuro que a veces echo de menos.
-¿Cómo ha sido, querido amigo, el proceso de documentación para componer
este libro? ¿Y la metodología de trabajo?
Este libro
ha sido una obra de aluvión; es decir, he ido recogiendo los sedimentos que han
ido quedando de anteriores investigaciones y de otros trabajos sobre los
movimientos sociales y, más concretamente, sobre este período. El principal
problema ha sido, una vez localizadas las fuentes, hacer una selección de
aquellos textos que fuesen, en principio, inéditos o muy poco conocidos y, en
segundo lugar, que tuviesen interés y que ofreciesen la posibilidad de
transmitir aquellos debates teóricos al lector de hoy en día.
-Amigo, ¿en qué estás trabajando en estos momentos,
nos puedes dar alguna pista…?
Desde
hace unos años estoy trabajando sobre la literatura obrera en general, y sobre
la anarquista en particular, en el período que termina con la proclamación de
la Segunda República. Tenemos un amplio conocimiento y hay un merecido
reconocimiento por la labor cultural de iniciativas como la Institución Libre
de Enseñanza o los grandes autores de las llamadas generaciones del 98, del 27
y del 36, pero sabemos muy poco sobre la tarea de educación de, por poner un
ejemplo, los Ateneos Libertarios o de la enorme popularidad de escritores
vinculados al movimiento obrero, y sobre todo al anarcosindicalismo, que siguen
cayendo en un olvido que corre el riesgo de ser definitivo e irreversible. Ya
publiqué un primer trabajo en el libro Cuando
los anarquistas citaban la Biblia, coordinado por Jöel
Delholm y Danniel Attala, y estoy a punto de terminar un estudio más
ambicioso.
21215
Anarquistas y marxistas en la Primera
Internacional. Un debate entre Francisco Tomás y Pablo Iglesias. Juan Pablo Calero Delso (ed.)
288 páginas 13 x 18 cms.
7,50 euros
Calumnia
Con la llegada de Giuseppe Fanelli a España en el otoño de 1868 el movimiento obrero
alcanzó la mayoría de edad y se agrupó en la Federación Regional Española, la
sección autóctona de la Primera Internacional, que sólo cuatro años más tarde
vivió su primera crisis con la ruptura entre la mayoría de los
internacionalistas, partidarios de la línea antiautoritaria de Mijaíl Bakunin, y la minoría que se alineó con los postulados de
Karl Marx. La ruptura fue tan abrupta como definitiva y en 1882, con las
libertades políticas ampliadas por el gobierno liberal de Sagasta,
anarquistas y marxistas pudieron ventilar públicamente sus diferencias en
varios artículos escritos por el anarquista Francisco Tomás y el marxista Pablo
Iglesias, que en un lenguaje descarnado nos dejaron un primer testimonio de su
reciente historia común y de sus profundas diferencias ideológicas. Publicamos
por primera vez juntas las dos series de artículos con otros documentos de interés
para conocer y comprender los orígenes del movimiento obrero en nuestro país.
Juan Pablo Calero Delso
Doctor en Historia Contemporánea y profesor de Instituto. Coordinador en
Guadalajara del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha.
Autor de libros como Isabel Muñoz Caravaca. Mujer de un siglo que no ha
llegado aún (2006), Élite y clase. Un siglo de Guadalajara 1833-1930
(2008), Historia Contemporánea de la Provincia de Guadalajara (2009) o El
gobierno de la anarquía (2011), he sido responsable de la edición de Cien
imágenes para un centenario. CNT 1910-2010 (2010), Excursiones por la
provincia de Guadalajara de Celso Gomis (2010) y,
con Isidro Sánchez, de Fotografía y Arte (2014). Colaboré en obras
colectivas como Construyendo la modernidad. Obra y pensamiento de Pablo
Iglesias (2002), Diccionario Biográfico de Parlamentarios Españoles
(2012), El hilo rojinegro de la prensa confederal (2012) o Cuando los
anarquistas citaban la Biblia (2014).
ÍNDICE
Introducción,
por Juan Pablo Calero Delso 11
Del
nacimiento de las ideas anárquico-colectivistas en España, de Francisco Tomás 25
Del
desarrollo de las ideas anárquico-colectivistas en España, de Francisco Tomás 87
Apuntes
falsos, de Pablo Iglesias 109
Apéndices:
I Necrológica de José Fanelli 171
II Carta de
Rafael Farga Pellicer a Mijaíl Bakunin 181
III Circular de la sección de Madrid
de la Alianza de la Democracia Socialista 187
IV Resoluciones del congreso
internacionalista de Saint-Imier 191
V “Teoría de la lucha de clases”, de Paul Lafargue 201
VI Carta de Enrique Borrel al director de El
Obrero de Barcelona 223
VII Convocatoria del Congreso Obrero
Regional de 1881 231
VIII Pacto de Unión y
Solidaridad aprobado en el congreso de 1888 237
IX Manifiesto y programa electoral del PSOE en 1903 243
Notas
_____________________________________________________________________
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c/ Santa Lucía, 53
44564 - Mas de las Matas (Teruel)
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