La
Librería de El Sueño Igualitario
Un libro de Esmond Romilly sobre cómo acontecieron los episodios de la Guerra
en España en esta población de Madrid.
Lo edita Amarú con rigor
y valentía abriendo la brecha a otros seis libros sobre corresponsales y la
prensa durante la Guerra en España.
El libro retrata muy bien y de manara como muy
llana y amena cómo fueron aquellos primeros meses de guerra en España.
La sinopsis sobre el libro:
Boadilla representa uno de
los relatos más frescos y mejor documentados sobre los primeros meses de la
Guerra Civil española. Se trata de una narración ágil, llena de vivencias y
pulsiones emocionales, que detalla con gran fuerza descriptiva los sentimientos
encontrados de los primeros brigadistas que llegaron a nuestro país para luchar
en la guerra. Escrito por un joven voluntario de tan solo 19 años, evoca por un
lado el candor y la inocencia ética que caracteriza a la juventud pero, por
otro, entraña una reflexión sólida y madura sobre temas tan sugerentes como el
miedo, la culpa, el abuso de poder, el pacifismo o el concepto de héroe.
Quizás te vaya bien conocer y
aproximarte: https://es.wikipedia.org/wiki/Jessica_Mitford
https://es.wikipedia.org/wiki/Jessica_Mitford
Cazarabet conversa
con Antonio R. Celada:
-Amigo, ¿cómo era Esmond Romily?
y ¿cómo fueron sus primeros días en la Guerra de España? (me refiero aquí a su
etapa como corresponsal y cronista).
-Esmond Romilly
vino la primera vez a España como brigadista entre octubre y enero de 1936 y la
segunda como cronista eventual para The News Chronicle desde febrero a junio de 1937. Las dramáticas
vivencias experimentadas como brigadista las plasmó en un magnífico relato
testimonial titulado Boadilla
que escribió precisamente durante esos meses. En realidad su estancia en el
País Vasco como cronista fue pasajera ya que no ejerció como tal si no en
contadas ocasiones. Se había escapado con su novia, Jessica Mitford,
en febrero sin conocimiento de sus respectivas familias y las presiones desde
Inglaterra fueron tan fuertes que al final, una vez localizados en Bilbao,
tuvieron que regresar aunque no a Inglaterra sino a Bayona desde donde enviaba
alguna colaboración al periódico y traducía algún reportaje para la agencia Reuters. Durante su estancia en Bayona
escribió el manuscrito de Boadilla que publicaría a su vuelta a Inglaterra pero de sus
escasas crónicas no tenemos constancia.
-Son textos de
alto valor testimonial, libros escritos por corresponsales de guerra y
brigadistas o “voluntarios de la libertad” que lucharon al lado de la República
contra el nazismo y el fascismo en España. En algunos autores se dio la doble
condición de corresponsales y brigadistas…
-Efectivamente hubo muchos casos de
brigadistas que primero vinieron como corresponsales y después se alistaron en
las brigadas y al contrario varios que vinieron como brigadistas y luego se
quedaron como corresponsales. En lo referente a brigadistas de habla inglesa
los casos más conocidos son los de John Cornford
(1915-1936) que primero vino como corresponsal y estuvo en el frente de Aragón
(tiene poemas muy célebres sobre sus vivencias allí) y después como brigadista
combatiendo en la Ciudad Universitaria y en Lopera donde moriría. Keith Scott
Watson (1912-¿???) vino primero como brigadista pero tras sus dolorosas experiencias
en el Cerro de los Ángeles con el grupo de Esmond
decidió que el frente no era para él y se quedó en Madrid como ayudante del
conocido corresponsal Sefton Delmer.
A su vuelta publicó un libro muy conocido, Single
to Spain, que acaba de
publicarse en español en la misma colección que Boadilla bajo el título Rumbo hacia una España en guerra.
Los relatos que los brigadistas publicaron a
su vuelta tienen efectivamente un valor testimonial notable ya que narran sus
vivencias de forma muy espontánea y fresca, al contrario que los publicados por
los corresponsales que con frecuencia responden a los intereses editoriales de
los periódicos que representan. Esmond en el prólogo
a Boadilla
señala, “esta narración es un relato personal sobre el Grupo Inglés… no es un
documento político y no busca servir de propaganda… tampoco intento dar una
lección de historia” (p.79). Podemos leer en esta cita tres palabras
importantes: política, propaganda e historia. En varios pasajes del libro nos
muestra su desconfianza sobre los corresponsales que visitan el frente ya que
las experiencias que él había tenido con la prensa en Inglaterra no habían sido
de su agrado. Desgraciadamente, fueron varios los corresponsales que utilizaron su condición de tales para
influir en la opinión pública británica manipulando aspectos de la historia o
revistiendo su testimonio de propaganda.
-¿Por qué Boadilla?
-Boadilla fue el título que el autor eligió como homenaje a sus compañeros
muertos. Presenció escenas trágicas en El Cerro de los Ángeles y la Ciudad
Universitaria pero los miembros de su grupo iban sobreviviendo hasta que llegó
la masacre en Boadilla donde sólo dos salieron
ilesos. El título ha de leerse como una cortesía afectuosa hacia los caídos.
Pero el libro no sólo habla de esta batalla, incluye las vivencias de todo el
grupo de los Thaëlmann, de sus preocupaciones
políticas, de sus angustias (muchos habían huido de las persecuciones nazis) y
de sus lealtades a principios tan sagrados para ellos como la defensa de la
democracia y la libertad. Hay capítulos
magníficos, muy completos, donde reflexiona sobre conceptos como el comunismo o
el marxismo; otros más frescos donde lo que prima son reflexiones sobre “el
quehacer cotidiano” del grupo y las relaciones –tensas a veces- entre los
distintos miembros.
-¿Su vinculación con la izquierda, más concretamente
el comunismo fue lo que le coaligó a España? o ¿le pesó más el antifascismo?
-Ésta es una
pregunta interesante. Son muchos los estudiosos, simpatizantes e incluso
historiadores que quieren pensar que casi todos los voluntarios eran
comunistas. No fue el caso. Hoy en día, con todos los archivos abiertos,
sabemos ya que la mayor parte llegaron ayudados por distintos partidos
comunistas (principalmente el francés, el británico y el americano) pero ello
no quiere decir que militaran en el partido. En sus fichas de inscripción la
mayor parte prefería que figurara la etiqueta de “antifascista” y, según la
mayoría de fuentes consultadas, un porcentaje muy alto de ellos se inscribieron
en el partido durante 1936 y 1937 justo antes de llegar a España o ya en
España.
En lo
referente a Esmond Romilly
queda muy claro en la introducción y en varios pasajes del libro que él no era
militante comunista (pertenecía al Partido Laborista) pero además era muy
crítico con los posicionamientos doctrinarios de algunos de sus compañeros
comunistas en el grupo. Él era rebelde, obstinado y entusiasta, y no hubiera
aguantado la disciplina férrea de un partido que exigía un sometimiento total a
sus miembros. En cualquier caso, se siente mucho más a gusto con la etiqueta de
“antifascista”
-También era pacifista, pero a la vez que el
fascismo cobra más fuerza y virulencia en España… él se aleja del pacifismo y
entiende que para vencer al fascismo en España hay que luchar, y se alista en
las BBII. Explícanos y reflexiónanos, un poco, ese “particular viaje”…
Efectivamente,
ya en los años de su estancia en WELLINGTON COLLEGE cuando aún era muy joven
manifestó sus primeros síntomas de rebeldía al declararse pacifista y negarse a
alistarse en los O.T.C., un programa de entrenamiento militar de cierta dureza
que intentaba potenciar el liderazgo militar de los alumnos. En el trascurso del libro, menciona con
frecuencia y reflexiona con madurez sobre esta postura “Te conviertes en un
verdadero pacifista cuando conoces de cerca el miedo atenazador [en el combate]
(p. 231). Termina el libro con un párrafo que creo transmite una carga tremenda
de desengaño, impotencia y frustración: “No soy un pacifista, a pesar de que
desearía que fuese posible controlar tu propia vida sin la intromisión de ese
horrible monstruo de poder y muerte que es la guerra y sus preparativos [pero] me
he dado cuenta… de que nunca habrá paz o cualquiera de las cosas que nos gustan
y anhelamos en la vida, hasta que esa mezcla de especulación, interés
desmedido, pasiones bajas y brutalidad organizada que es el fascismo haya sido
barrida de la faz de la tierra”. (p. 258)
Boadilla para él supuso un viaje iniciático que destruyó sus sueños
adolescentes. Allí perdió su inocencia ética. Cuando llegó a España era joven,
idealista, romántico y genuinamente altruista; a su regreso experimenta una
tremenda sensación de derrota, frustración e impotencia que sólo Jessica Mitford, la que más tarde sería su mujer, logrará encauzar.
Cuando tras su matrimonio con Jessica logra ya una cierta estabilidad
emocional, escribe Boadilla
que le servirá de válvula de escape para liberar sus miedos y volver a coger
confianza en sí mismo. Las reflexiones que hace a nivel humano generan una gran
complicidad en el lector al detectar esa chispa de redención que el autor
necesita. Cuando teoriza sobre las debilidades humanas: el miedo, la culpa, el
sufrimiento, el dolor, etc., lo hace con una madurez que sorprende para su
edad. Allá en el fondo, el lector no puede olvidar que el autor tiene sólo 19
años cuando escribe y la complicidad es manifiesta. Cuando dice que “por muy
justa que sea una guerra será siempre sucia y terrible” (p.80) y cuando
concluye al final que “aterra… comprobar que el mundo no se para porque esos
hombres hayan muerto” (p. 258) es cuando logra transmitir esa sensación de
impotencia ante lo inevitable de la que solo la madurez emocional te hace
acreedor.
-Rompió muchos moldes porque venía de familia
aristócrata…
-Sí, el autor
pertenecía a una familia acomodada más que aristocrática: alumno de Wellington,
un colegio privado y elitista, institución que criticó con dureza junto con su
hermano Giles en el primer libro que ambos escribieron cuando Esmond tenía solamente 15 años. La prensa británica solía
referirse a él como el sobrino rebelde de Winston
Churchill, debido a su parentesco con dicho político, pero a él esa
coletilla le molestaba. Varios de sus profesores lo definían como un joven muy
inteligente y precoz que mostraba una profunda rebeldía en contra de lo
establecido. Era indisciplinado hasta la insolencia: se escapó del colegio,
abandonó el hogar familiar, participó en revueltas callejeras en Londres hasta
terminar en un correccional, viajó a España sin avisar a sus padres, se casó
sin el consentimiento familiar y se enroló en la RAF canadiense para combatir
en la Segunda Guerra Mundial dejando atrás a una mujer embarazada de la que
estaba profundamente enamorado. El destino le jugaría una mala pasada ya que
murió cuando su hija tenía sólo unos meses.
-Bueno, termina cayendo enfermo y volviendo a
Inglaterra, recuperándose, conociendo a una prima y casándose con ella, Jessica
Mitford y volviendo con ella, tanto o más
antifascista que él, a España para trabajar, ya, como periodista para el News Chronicle.
Explícanos un poco por favor…
-Cuando Esmond vuelve a Inglaterra desde España en enero de 1937
está físicamente exhausto y psicológicamente roto. Tras ser reconocido en un
hospital en Londres, el doctor le recomienda descanso y vida sana en el campo.
Se va a pasar una temporada con una tía en la campiña inglesa y ella le
organiza fiestas y encuentros con otros chicos y chicas de su edad. En uno de
esas reuniones conoce a Jessica, se enamora de ella, y eso va a suponer para él
una inyección de moral tremenda. Pocas semanas después, y a petición de ella
que llevaba ya tiempo planificando cómo venir a España, deciden trasladarse al
País Vasco (la ofensiva rebelde estaba cerca) para lo que Esmond
consigue una acreditación como reportero del News Chronicle. Tras avatares varios, se
produce una verdadera “busca y captura” de la pareja pues se habían escapado
sin el consentimiento familiar. Llega a intervenir nada menos que Anthony Eden, a la sazón Ministro de Asuntos Exteriores; les
localizan en Bilbao, les obligan a subir a un barco británico y abandonan
España. Desembarcan en Francia y, desde
Bayona, Esmond envía reportajes cuando consigue
alguna información y escribe Boadilla. El propietario del hostal donde se hospedan sabe
español, escucha los partes de guerra a través de la radio, se los traduce a Esmond y éste elabora los informes que va a enviar al
periódico. Una forma harto peculiar de convertirse en corresponsal.
-El matrimonio con Jessica Mitford
le aporta una fuerza, algo especial. Coméntanos (quizás porque conseguir
casarse no les fue fácil).
-Tanto Esmond como Jessica eran dos jóvenes rebeldes entre cuyas
prioridades no estaba el matrimonio. Las tremendas presiones de los padres de
Jessica para que formalizaran su relación surtieron efecto y el 18 de mayo de
1937 se casaron en el Consulado británico de Bayona en una ceremonia deslucida
con dos únicas invitadas, sus respectivas madres que en palabras de Jessica
“más que invitadas de boda parecían asistir a un entierro”. Esmond
cedió porque estaba ya enfrascado en la redacción de Boadilla y necesitaba una
concentración máxima. La estabilidad de la relación y el tener a su esposa al
lado le proporcionó la tranquilidad y el sosiego necesario para rematar el
manuscrito y hacer planes de futuro. Jessica era una mujer culta, muy madura
también para su edad, muy inteligente y capaz de entender a la perfección a su
marido. Con una visión muy similar de la vida, con preocupaciones afines e
ideologías compartidas, consiguieron una envidiable relación para cuya
estabilidad no necesariamente necesitaban los trámites legales exigidos al uso.
En cualquier caso, era una forma más de mostrar su rebeldía pero no cabe duda
que para Esmond supuso una gran estabilidad emocional
que le ayudó a superar el drama que había vivido sólo unos meses atrás en
España.
¿Por qué les fue, le fue tan especial a Romilly el frente de Boadilla?
-El libro
abarca todas las vivencias del joven Romilly desde
unas semanas antes de partir para España hasta la tragedia final en el frente
de Boadilla. No es el libro típico que escribiría
cualquier corresponsal. Él lo escribe desde la perspectiva del voluntario que
ha cogido el fusil. Como ya mencionamos, no trata de dar lecciones de historia
a nadie, lo único que pretende es testimoniar una tragedia para que el mundo
recuerde a sus compañeros caídos. El libro está pensado como un homenaje a sus
camaradas muertos en Boadilla y consigue, sobre todo
en los capítulos finales, ese tono elegíaco que convierte el texto en algo muy
genuino y sincero. De ahí que eligiera para su título el nombre del frente en
el que cayeron. El capítulo 14, el último, se nos antoja como un testimonio
auténtico, muy emotivo, de gran frescura narrativa; en algunos párrafos
adivinamos incluso requiebros poéticos a pesar de la tragedia. Él había sido
testigo de una gran gesta pero los “héroes” estaban muertos y eso le
atormentaba. Necesitaba dejar constancia de aquella pérdida ya que irónicamente
“sólo fueron importantes durante un día” (p.258). Entiende que su relato
testimonial nos obligaría a recordarlos.
-Tuvo una breve, pero intensa vida, aunque muy
dolorosa…la pérdida de su hija al poco de nacer; la pobreza en la que
vivían y con la que emigraron a Estados Unidos y su lucha contra el
fascismo que le llevó a alistarse a la Real Fuerza Aérea Canadiense donde,
después de una misión de reconocimiento sobre Hamburgo en Alemania, su avión es
derribado en el Mar del Norte en 1941.
-Efectivamente
tuvo una vida corta pero muy intensa. Desde su fuga del colegio hasta su
muerte, su historia (con el breve paréntesis de algunos meses en USA) está
llena de emociones fuertes y sobresaltos. Reúne todos los ingredientes de un
personaje de novela. Lo que yo cuento en la introducción desde su regreso a
Inglaterra, no aparece en el libro pero el personaje sigue el mismo patrón de
vivencias fuertes, desazones frecuentes y ocasionales alegrías. En pocas
semanas podía pasar de la desdicha al éxtasis sin tramos intermedios. Y lo que realmente le define como un
personaje altruista, idealista y genuino es su decisión de alistarse como
voluntario para luchar en la II Guerra Mundial. Puede que otros lo pudieran
definir como un aventurero irresponsable. Habían conseguido una cierta
estabilidad, estaban muy enamorados, su mujer esperaba una hija y el mundo les
sonreía pero mientras los tanques nazis se adueñaban de media Europa él, que
había luchado y perdido la primera batalla en España contra el fascismo, no
podía hacer oídos sordos a una nueva llamada para ir al frente y se va.
-Romilly es casi “más popular” por quien se
casó, Jessica Mitford y por la trayectoria que ella
pudo llegar a atesorar que por él…quizás por haberse topetado con la muerte a
tan temprana edad. Si hubiese sobrevivido a la II Guerra Mundial, ¿cómo te
imaginas a Romilly?
-Sí creo que
es muy injusto que su figura no sea más conocida. Cuando yo contacté con su
hija para pedirle los permisos de edición ella respondió encantada renunciando
a sus derechos y me comentó que ya era hora de que alguien en España se
decidiera a traducir el libro de su padre. Aunque ella no llegó a conocerle le
admiraba por lo que su madre le había contado. Pero no sólo era desconocido en
España, tampoco se le conoce mucho en Inglaterra a pesar del parentesco con Winston Churchill. Puede que los continuos enfrentamientos
con su familia y la huida a América jugaran en su contra y obviamente la muerte
temprana terminó por eclipsar su figura. Yo creo que, de haber sobrevivido, las
letras inglesas contarían hoy con un nombre de reconocido prestigio.
Con respecto
a Jessica hay que reconocer que supo abrirse camino, se convirtió en una figura
relevante en la lucha por los derechos civiles en USA, militó en el CPUSA y
publicó varios libros. La familia de los Mitford era
muy conocida en la Inglaterra de aquel momento. Eran 6 hermanas y un hermano.
Una familia conservadora, muy tradicional en la que Jessica era considerada la
oveja roja (“the red sheep”)
que como no podía ser de otra manera terminaría casándose con Esmond, la “oveja negra” de otra familia conservadora. Tal
para cual. Tenía dos hermanas muy distintas a ella que defendían abiertamente
sus simpatías confesas por el fascismo: Diana terminaría casándose con Oswald Mosley, líder del BUF (British Union
of Fascists) y Unity se
vanagloriaba de pertenecer al círculo íntimo de Hitler. Cuando el 3 de septiembre de 1939 Inglaterra
declara la guerra a Alemania ella está en Munich,
sale de casa, se va al parque y se pega un tiro en la sien. No consigue acabar
con su vida pero quedará impedida durante los pocos años que logra sobrevivir.
-Da escalofríos ver, observar cómo se van las vidas
de personas que hubiesen podido dar tanto. Además la sonrisa de Esmond Romilly es de las que se
le quedan al que la ve clavadas en la retina….vida exultante que trasladaba a
sus escritos.
-Después de
la publicación de Boadilla
ya no disponemos de material alguno que nos permita hacernos una idea de cómo
era Esmond y hasta qué punto la experiencia en España
cambió su vida. Pero sí contamos con la autobiografía de Jessica (Hons and Rebels,
1960 [Ilustres y rebeldes]) en la que
relata su vida en común y describe a su marido como una persona cercana,
generosa, idealista y sobre todo un enamorado de la vida. Le interesaba la
historia y la política pero sobre todo le atraía la idea de luchar por un mundo
más justo. Según ella, Esmond “parecía poseer esa
combinación mágica de determinación, inteligencia y coraje que le llevaría allá
donde se propusiera” y como muchos otros muchachos de la década de los treinta
seguía pensando que el futuro era aún de los jóvenes idealistas y que de ellos
dependía cambiar ese mundo que tanto les disgustaba. Pensó que la mejor forma
de colaborar para cambiar ese mundo era seguir en su lucha contra el fascismo y
por eso decide regresar a Europa. Esa decisión que arruinaría su vida y la de
su familia más cercana resulta ahora difícil de entender si la sacamos del
contexto de los años treinta.
-Lo que más me sorprendió a mí y supongo que a la
mayor parte de los lectores es la entrega y la lucidez con la que se expresa.
-A mí lo que
más me sorprendió es que fuera un chaval de 19 años el que escribe con esa
madurez. Como se resume en la contraportada, el relato “evoca por un lado el
candor y la inocencia ética que caracteriza a la juventud pero, por otro,
entraña una reflexión sólida y madura sobre temas tan sugerentes como el miedo,
la culpa, el abuso de poder, el pacifismo o el concepto del héroe”.
Efectivamente, es un testimonio muy emotivo que engancha al lector, está
repleto de vivencias y pulsiones emocionales que seducen, la narración es ágil,
plena de fuerza descriptiva, demuestra una gran lucidez para su edad y resume
con gran habilidad la fuerza y la entrega a la causa que sentía el personaje.
-¿Sabes si cuando murió dejó escrito alguna especie
de diario a modo de crónica diaria, aun estando combatiendo en la II Guerra
Mundial?
-Lo más
probable es que durante su estancia en España fuera escribiendo algún tipo de
diario más o menos ordenado pero ni él ni su mujer hablan de esto. De algunas
páginas de la autobiografía de Jessica y de algunas referencias dispersas que
he encontrado en otros textos, deducimos que escribió bastantes cartas desde
Inglaterra ya como ayudante de piloto de la RAF canadiense. En ellas podemos leer entre líneas que lleva
muy mal la separación y la lejanía de su mujer e hija. Los varios meses de
ausencia le producen una profunda sensación de pérdida y una honda nostalgia;
incluso colegimos una cierta alarma ante el peligro, un serio temor a que en
cualquier momento la tragedia le toque a él como le tocó a sus compañeros en Boadilla. La nueva responsabilidad adquirida ante Jessica y
su hija pesaba con gran fuerza ahora en su conciencia.
Pero al final se impone el sentido del deber del soldado y su compromiso en la
lucha contra el fascismo.
7059
Boadilla. Esmond Romilly. Edición de Antonio R. Celada
264 páginas
14 x 22 cms.
12 euros
Amarú
Boadilla representa uno de los relatos más
frescos y mejor documentados sobre los primeros meses de la Guerra Civil
española. Se trata de una narración ágil, llena de vivencias y pulsiones
emocionales, que detalla con gran fuerza descriptiva los sentimientos
encontrados de los primeros brigadistas que llegaron a nuestro país para luchar
en la guerra. Escrito por un joven voluntario de tan solo 19 años, evoca por un
lado el candor y la inocencia ética que caracteriza a la juventud pero, por
otro, entraña una reflexión sólida y madura sobre temas tan sugerentes como el
miedo, la culpa, el abuso de poder, el pacifismo o el concepto de héroe.
Ha sido editada "Boadilla", una novela
inédita de Esmond Romilly,
sobrino de Winston Churchill, sobre su lucha en la
Guerra Civil al lado de los milicianos que defendían Madrid frente al asalto de
las tropas de Franco con la ayuda de Hitler y Mussolini. Es el primer relato de
un proyecto de varios profesores de la Facultad de Filología de la Universidad
de Salamanca, encabezados por los catedráticos Román Álvarez y Antonio R.
Celada, que se han lanzado a la traducción y difusión de la literatura
angloamericana desconocida en España sobre la contienda civil.
Son textos de alto valor testimonial, libros escritos por corresponsales de
guerra y brigadistas o “voluntarios de la libertad” que lucharon al lado de la
República contra el nazismo y el fascismo en España. En algunos autores se dio
la doble condición de corresponsales y brigadistas. Sus libros, escritos en
inglés y por lo general nunca hasta ahora traducidos al español, suponen una
extraordinaria visión personal y testimonial, aunque ninguno llegase a alcanzar
la relevancia de Orwell, Hemingway, Auden.
La nueva colección ve la luz bajo el sello editorial de Amarú
Ediciones y constará de dos series: una para ediciones críticas y otra para
ensayos o colecciones de ensayos. Cada texto irá precedido de un estudio
introductorio a cargo de un especialista, seguido de una traducción hecha
expresamente para la colección, y contendrá suficiente aparato crítico y
bibliográfico como para que el lector de hoy en día pueda captar el pleno
sentido de una obra que, de otra manera, nunca hubiera llegado a su poder.
Como decía al principio, el primer volumen, Boadilla,
es una novela que el joven Romilly escribió
apresuradamente en Bayona (Francia) en 1937 durante los días de descanso que le
concedieron cuando luchaba con las Brigadas Internacionales. Romilly pertenecía a una familia de clase alta, era sobrino
de Churchill, aunque debido al parecido físico con el gran estadista inglés, no
faltaron malas lenguas que difundieran la especie de que Esmond
podría ser hijo natural de Churchill.
Habladurías aparte, lo cierto es que este inquieto joven rebelde, antifascista
y de izquierdas se unió a las Brigadas Internacionales a los 18 años, participó
en la defensa de Madrid y fue corresponsal de The
News Chronicle. Después se hizo pacifista. Pero al
comienzo de la Segunda Guerra Mundial se alistó en la aviación canadiense. Su
avión desapareció en algún lugar del Mar del Norte en noviembre de 1941, cuando
contaba tan solo 23 años. Superviviente de la guerra española, fue, sin duda,
otra joven promesa literaria truncada por los avatares bélicos.
Otro de los títulos previstos es Behind the Battle, de A.C. Worsley. Worsley combina el
reportaje periodístico con la ficción, si bien hay que reconocer que los
elementos ficticios están muy bien dosificados. Behind
the Battle no es una novela
más sobre la guerra española, ni el reportaje de un corresponsal de guerra, ni
siquiera una biografía novelada al uso. Es mucho más que todo eso. T.C. Worsley es un escritor comprometido, con pocas concesiones
a la fantasía, que en su momento consideró un deber moral que el horror que él
mismo vivió no quedara en el olvido.
La serie tiene previsto un libro de John Sommerfield,
Volunteer in Spain, escrito
también en 1937, al que seguirán narraciones de Arthur Koestler,
Katherine Atholl y Ralph Bates, entre otros autores anglonorteamericanos
hasta ahora desconocidos o sólo fragmentariamente conocidos por los lectores en
lengua castellana.
http://www.cuartopoder.es/laespumadeldia/2011/01/17/varios-profesores-rescatan-literatura-inedita-en-espana-sobre-la-guerra-civil/
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