La
Librería de El Sueño Igualitario
EL PROFESOR DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA E
INVESTIGADOR, LUIS CASTRO BERROJO NOS ADENTRA EN UN MUNDO, EL DE LA BOMBA
NUCLEAR, EN TIEMPOS DE LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA.
LA SINOPSIS DEL LIBRO:
Se trata de un estudio
histórico sobre el proyecto del Centro de Investigación Nuclear II que la Junta
de Energía Nuclear comenzó a construir en Matas de Lubia
(Soria) en 1976. Según la documentación oficial el Centro iba a dedicarse a
investigación avanzada sobre reactores rápidos (FBR), reprocesado de
combustible irradiado, fabricación de isótopos y fusión nuclear. A comienzos de
los ochenta, el proyecto abortó y las instalaciones construidas se aprovecharon
para el Centro de Investigación de Energías Renovables (CEDER), actualmente en
funcionamiento.
Algunas de las once instalaciones previstas en el CIN II podían tener
aplicación armamentística, puesto que iban a producir uranio enriquecido y
plutonio suficiente como para sustentar un arsenal nuclear. Por otro lado, se
trataba de atender las necesidades del gigantesco parque de centrales nucleares
entonces en construcción o previstas (hasta 24 con 39 reactores), especialmente
en lo tocante al reprocesamiento del combustible utilizado. Así pues, el CIN II
hubiera sido el eslabón de cierre del ciclo energético nuclear y a la vez
conector de este con el ámbito militar.
El asunto es complejo y debe ser contextualizado en varios planos diferentes.
Primero, en sus aspectos técnicos, viendo la vinculación entre los distintos
elementos del ciclo atómico y las proyecciones que se hacían en los setenta
sobre nuevas tecnologías (FBR, fusión) y sobre el retratamiento del material
fisible usado en las centrales. En segundo lugar, hay que ver cómo el CIN II
encajaba en los Planes energéticos de la época, que se volcaban en la
perspectiva del “todo eléctrico, todo nuclear”, con unas previsiones de futuro
desmesuradas que ignoraban los efectos de la crisis y los problemas de todo
tipo inherentes a la energía nuclear. Ese sería el aspecto económico, de
política energética más concretamente, donde se analiza el carácter altamente
especulativo del negocio energético y la clásica conducta depredadora del
oligopolio eléctrico español.
La vertiente armamentista del CIN II lleva a abordar otro tipo de cuestiones,
más bien políticas. Hay que ver en primer lugar el contexto de Segunda Guerra
fría en que se inscribe (presidencias de Carter y Reagan), con el aumento de la
tensión internacional y la proliferación vertical y horizontal, por un lado, y
los intentos de frenar esta, por otro. Por fin, hay que evaluar el CIN II como
elemento de apoyo a una política exterior y de defensa distinta por parte de
los gobiernos de Suárez, dado que la relación bilateral con EE.UU. no
satisfacía las necesidades españolas, sobre todo respecto de Marruecos y el
Mediterráneo. Se buscaba un papel internacional más autónomo, aunque sin
renunciar al anclaje occidental. La opción de nuclearizar España era coherente
con esa perspectiva, así como la muy problemática situación política de los
años finales del franquismo, el aislamiento internacional y el retraso en el
ingreso en la CEE y en la OTAN.
Pero los efectos de la crisis económica y las presiones de EE.UU. y de los
organismos occidentales dieron al traste con el proyecto del CIN II, que se
reconvirtió hacia las energías alternativas (CEDER) ya en los años ochenta. En
ese resultado también incidió la lucha de un movimiento ecologista y
antinuclear entonces incipiente; un aspecto que también se aborda en esta obra.
El ingreso en el OIEA y en la OTAN y la firma del TNPAN colocan a España en un
esquema de defensa y de política exterior distinto.
El libro en sí, el índice:
Introducción
1.- De los átomos a la biomasa. El CIN II: origen, desarrollo y mutación
2.- La política energética
2.1.- "Todo eléctrico, todo nuclear".
Los planes energéticos y el C.I.N. II
2.2.- El negocio de las centrales nucleares
2.3.- Nueva política energética. La moratoria
nuclear
3. – El contexto internacional. La segunda Guerra fría
3.1.- "Pensar lo impensable". La
proliferación vertical.
3.2.- La proliferación horizontal
4.- Nuevas ideas en política exterior y de defensa
4.1.- España-EE.UU.: amigos, pero no tanto
4.2.- La bomba y cordiales liaisons
con Francia
4.3.- ¿Una "tercera vía" en política
internacional y de defensa?
5.- SORIA NUCLEAR NO. La oposición ciudadana y ecologista al CIN II
5.1.- El susto inicial. El contexto de Castilla y León
5.2.- Hitos de la oposición
El año 1976, más bien informativo
El año 1977: impugnaciones, elecciones y gran manifestación
1978-1982: la (a)normalización democrática
Conclusión
APÉNDICES:
1.- Informe de la J.E.N: portada, plano de situación y planta de las
instalaciones
2.- Instalaciones del Centro de Investigación Nuclear II
3.- Informe publicado por el autor en la revista Mientras tanto, nº 9, 1980.
4.- Alegación presentada durante el periodo de información pública (extractos)
BIBLIOGRAFÍA.
El autor, Luis Castro Berrojo.
Profesor de Geografía e Historia e investigador. Activista antinuclear y
pacifista. Autor de Capital de la Cruzada Burgos durante la Guerra civil (Ed.
Crítica); Héroes y caídos. Políticas de la memoria en la España contemporánea
(Los Libros de la Catarata); y La canción de los últimos tiempos (Premio
"Ciudad de Irún" de ensayo en castellano, 1992).
¿Un bomba atómica en España?.
L
A B O M B A A T Ó M I C A E S P A Ñ O L A. U N
P L A N O C U L T O D E
L A T R A N S I C I Ó N
Luis Castro
Se trata de un estudio histórico sobre el proyecto del
Centro de Investigación Nuclear II que la Junta de Energía Nuclear comenzó a
construir en Matas de Lubia (Soria) en 1976. Según la
documentación oficial el Centro iba a dedicarse a investigación avanzada sobre
reactores rápidos (FBR), reprocesado de combustible irradiado, fabricación de
isótopos y fusión nuclear. A comienzos de los ochenta, el proyecto abortó y las
instalaciones construidas se aprovecharon para el Centro de Investigación de
Energías Renovables (CEDER), actualmente en funcionamiento.
Algunas de las once instalaciones
previstas en el CIN II podían tener aplicación armamentística, puesto que iban
a producir uranio enriquecido y plutonio suficiente como para sustentar un
arsenal nuclear. Por otro lado, se trataba de atender las necesidades del
gigantesco parque de centrales nucleares entonces en construcción o previstas
(hasta 24 con 39 reactores), especialmente en lo tocante al reprocesamiento del
combustible utilizado. Así pues, el CIN II hubiera sido el eslabón de cierre
del ciclo energético nuclear y a la vez conector de este con el ámbito militar.
El asunto es complejo y debe ser
contextualizado en varios planos diferentes. Primero, en sus aspectos
técnicos, viendo la vinculación
entre los distintos elementos del ciclo atómico y las proyecciones que se
hacían en los setenta sobre nuevas tecnologías (FBR, fusión) y sobre el
retratamiento del material fisible usado en las centrales. En segundo lugar,
hay que ver cómo el CIN II encajaba en los Planes energéticos de la
época, que se volcaban en la perspectiva del “todo eléctrico, todo nuclear”,
con unas previsiones de futuro desmesuradas que ignoraban los efectos de la
crisis y los problemas de todo tipo inherentes a la energía nuclear. Ese sería el
aspecto económico, de política energética más concretamente, donde se
analiza el carácter altamente especulativo del negocio energético y la clásica
conducta depredadora del oligopolio eléctrico español.
La vertiente armamentista del CIN II
lleva a abordar otro tipo de cuestiones, más bien políticas. Hay que ver
en primer lugar el contexto de Segunda Guerra fría en que se inscribe
(presidencias de Carter y Reagan), con el aumento de la tensión internacional y
la proliferación vertical y horizontal, por un lado, y los intentos de frenar
esta, por otro. Por fin, hay que evaluar el CIN II como elemento de apoyo a una
política exterior y de defensa distinta por parte de los gobiernos de
Suárez, dado que la relación bilateral con EE.UU. no satisfacía las necesidades
españolas, sobre todo respecto de Marruecos y el Mediterráneo. Se buscaba un papel internacional más autónomo,
aunque sin renunciar al anclaje occidental. La opción de nuclearizar España era
coherente con esa perspectiva, así como la muy problemática situación política
de los años finales del franquismo, el aislamiento internacional y el retraso
en el ingreso en la CEE y en la OTAN.
Pero los efectos de la crisis
económica y las presiones de EE.UU. y de los organismos occidentales dieron al
traste con el proyecto del CIN II, que se reconvirtió hacia las energías
alternativas (CEDER) ya en los años ochenta. En ese resultado también incidió
la lucha de un movimiento ecologista y antinuclear entonces incipiente; un
aspecto que también se aborda en esta obra. El ingreso en el OIEA y en la OTAN
y la firma del TNPAN colocan a España en un esquema de defensa y de política exterior distinto.
Enlaces que nos pueden ir muy bien:
https://es.wikipedia.org/wiki/Energ%C3%ADa_nuclear
Energía nuclear en España:
https://es.wikipedia.org/wiki/Energ%C3%ADa_nuclear_en_Espa%C3%B1a
Lo que dicen los grupos ecologistas
de la energía nuclear, solo dos ejemplos:
http://www.greenpeace.org/espana/es/Trabajamos-en/Fin-de-la-era-nuclear/Centrales-nucleares/
http://www.ecologistasenaccion.es/article20130.html
Bomba nuclear o atómica:
https://es.wikipedia.org/wiki/Bomba_at%C3%B3mica
https://es.wikipedia.org/wiki/Bombardeos_at%C3%B3micos_sobre_Hiroshima_y_Nagasaki
Algunos recortes, en forma de enlace,
que te pueden ir bien:
http://www.abc.es/espana/20140928/abci-bomba-atomica-franco-201409271341.html
Pero en territorio del Estado si que cayeron bombas atómicas, el caso Palomares:
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/01/130116_espana_palomares_bomba_perdida_cch
Cazarabet conversa con Luis Castro Berrojo:
-Luis, ¿por qué le dedicas un libro de investigación a la
energía nuclear en España…yendo más allá de la energía y mirando y fijándote en
“la bomba atómica” que supone para España? ¿Cómo es que te has fijado en el
período de la transición…un período para mucha cosas de muchos oscurantismos?
Guardaba documentación de aquella época
(1976-1981) así como notas y artículos míos denunciando el proyecto de la Junta
de Energía Nuclear (JEN) en Cubo de la Solana (Soria). Con la perspectiva del
tiempo y algo más de información –entonces oculta– me pareció interesante
estudiar un asunto poco conocido: el proyecto de fabricación de armamento
atómico, relacionado con la tecnología del reprocesado de uranio y los
reactores rápidos (aunque la central de Vandellós I
también era susceptible de uso militar). Esas eran dos de las once
instalaciones que se iban a instalar en el Centro de Investigación Nuclear II
(CIN II o CINSO), que finalmente fue reconvertido y orientado hacia la
investigación en energías alternativas.
-Aunque me da que, en torno a la
energía nuclear, los proyectos de bombas y de todo aquello que se desprende de
los residuos atómicos y su gestión...el oscurantismo es algo muy, muy
cotidiano…
En efecto, por definición este tipo de
cosas tratan de moverse en el oscurantismo oficial: la JEN solo reconoció las
finalidades energéticas del Centro de Investigación Nuclear II. La postura
oficial siempre fue: España tiene capacidad tecnológica para fabricar la bomba,
pero no lo ha decidido. Sin embargo, una vez que España aceptó la supervisión
de todas sus instalaciones nucleares por el OIEA (1981) y firmó el tratado de
no proliferación (1987) es más difícil ese oscurantismo, como en cualquier otro
país.
En todo caso, el oscurantismo no solo
afecta a la Transición: es resultado del problemático acceso a los archivos de
sobre temas o épocas conflictivos, desde la Guerra civil en adelante. Algo que
complica el trabajo de los investigadores de la historia reciente de España.
Por ejemplo, 25 años después aun no es accesible el expediente del consejo de
guerra del 23-F, ni las comunicaciones
telefónicas entre el Congreso y el exterior en esa fecha, etc., por lo que la
versión que tenemos de ese episodio es solo parcial.
-¿Cuántos desmanes, abusos con el territorio
y con las poblaciones se están haciendo con la excusa de que todos podamos
tener el suficiente suministro eléctrico para cubrir nuestras necesidades?
Es evidente que del recurso abusivo a
las energías fósiles, ya sea para motores de combustión o para generar potencia
eléctrica, se derivan problemas medioambientales de extrema gravedad. También
hace mucho tiempo que se denuncian los puntos negros derivados de la energía
nuclear: residuos de muy larga duración, contaminación, riesgos de accidente y
proliferación… No me
voy a extender porque todos conocemos este tipo de problemas.
-Creo que la magnitud de tales
necesidades se infla hasta desmanes increíbles. Se ha creado una burbuja
energética aberrante, lo que les da a las empresas privadas para hacer caja de
una manera que ya no es que no es ética…es que roza lo delictivo. Vivimos
sometidos a la dictadura de las impresoras que generan energía…
Estoy de acuerdo. Las opciones
energéticas se hallan controladas por un sistema oligopolístico
mundial que condiciona y limita las opciones de política energética de los
gobiernos. En España hace mucho tiempo que son las eléctricas las que dominan
un mercado cautivo e imponen las grandes líneas a unos gobiernos subsidiarios.
El desbarajuste tarifario que se arrastra desde la época de Rato y Aznar
(cuando se estableció el llamado “déficit tarifario”) no solo ha dado un saldo
de beneficios privados desorbitado, sino que de paso a bloqueado o retrasado el
desarrollo de las energías alternativas. Y para colmo resulta que los
consumidores aún seguimos “endeudados” con las eléctricas.
En mi libro expongo el episodio del
pelotazo especulativo del programa de centrales nucleares de los años setenta,
que previó 39 reactores dispersos por toda la Península. La construcción de
estas centrales generó grandes beneficios para las constructoras y
suministradoras de equipo que dependían de la banca y del oligopolio eléctrico,
a su vez muy relacionados entre sí mediante consejeros y directivos comunes y
en conexión con el capital norteamericano (Westinghouse, General Electric, Eximbank). El gobierno socialista de Felipe González debió
luego frenar ese descomunal programa, pero la factura derivada de la moratoria
nuclear la hemos pagado los consumidores hasta octubre del año pasado. Un
bonito ejemplo de “ganancias privadas, costes colectivos”.
-Los partidos políticos en sus
posicionamientos y propuestas durante la transición española ¿qué programas,
hojas de ruta presentaron?-Cuáles apostaron sí o sí por esta forma de proporcionar
electricidad, pero también muchas más cosas….como quebraderos de cabeza?
En la Transición, todos los grandes
partidos eran partidarios, con matices, de la energía nuclear. Esta se veía
como un factor de modernidad y algo imprescindible para atender el incremento
del consumo energético derivado de la industrialización y del consumismo. Incluso el PCE, donde la dirección (Eugenio
Triana, el propio Carrillo) se manifestaba en ese sentido, mientras que los
militantes de base como yo participábamos en movilizaciones antinucleares. Una
contradicción entre tantas que luego derivó en la crisis del partido. Lo nuclear se presentaba –aún hoy– como la
única alternativa supuestamente “no contaminante” ante los combustibles fósiles.
Todo el mundo hablaba de la necesidad de implantar energías alternativas y
moderar el consumo, pero en la práctica no se tomaban medidas. Es más: durante
los años siguientes a la crisis del petróleo de 1973 ni siquiera se
repercutieron las alzas del crudo en los precios de los carburantes.
-¿Cuándo una central nuclear se
convierte en una “verdadera bomba”…es siempre o bajo según que administraciones
so gestiones la cosa digamos que se desmadra desde un primer momento?
Un reactor se convierte en “verdadera
bomba” en caso de accidente catastrófico que afecte a su núcleo. En esa
situación se produce algo similar a una explosión atómica: una reacción en
cadena incontrolada que produce una enorme onda expansiva, calor y
radioactividad. (Más a largo plazo, si la explosión es múltiple, podría
producirse el “invierno nuclear” por la alteración de los flujos atmosféricos y
de la radiación solar en todo el Planeta). Los sistemas de seguridad, que han
mejorado mucho en el sector, de ningún modo alejan totalmente ese peligro, como
se ha visto en Chénobyl, Fukushima y otros lugares.
-¿Y cuándo se piensa en establecer posibles programas para
Bomba Atómica?. En base a qué o a quién se puede
sustentar que la “seguridad de un Estado está en el desarrollo de armamento
nuclear? (perdona , pero es que no me cabe en la
cabeza)
En España al parecer los primeros
estudios se hicieron en los años sesenta (doy alguna referencia en el libro),
bajo los auspicios de Carrero, Muñoz Grandes y, probablemente, el propio
Franco. La idea de basar la seguridad en el armamento atómico es característica
de la mentalidad de la Guerra fría, en la que las élites militares y políticas
consideraban que un país no tenía peso internacional si carecía de una fuerza
de “disuasión” atómica. Las grandes potencias, sobre todo EE.UU., pronto vieron el inmenso peligro de que se
generalizara el armamento atómico (proliferación horizontal) y por tanto
aumentara la probabilidad de una guerra nuclear, que podría ser la última de la
historia humana. (Recuérdese que en los años sesenta se alcanzan los niveles de
“destrucción mutua asegurada” y de overkill). Por otro lado, la generalización de la bomba
erosionaría su hegemonía mundial.
De ahí que trataron de mantener el
status quo, aún hoy vigente: seguimos teniendo armas nucleares, pero las controlamos
nosotros, a través el OIEA, el Tratado de no proliferación y el espionaje. La
mentalidad de Guerra fría que acompaña a la dinámica de bloques parece que
resurge en los últimos años, con la OTAN penetrando en países del glacis ruso y
estimulando la agresividad y el autoritarismo del régimen de Putin.
-Se dice, en base a algunos
informes de la CIA, que la dictadura de Franco sí que hizo, en los setenta, por
hacerse con una Bomba Atómica ¿qué nos podes decir?
Es precisamente la cosa más importante que
documento en el libro. Conocemos un informe de la CIA de 1974, desclasificado
años después, donde señala a España en esa senda. Y hay otros de distintas
fuentes anteriores y posteriores. El proyecto de la bomba hubiera ido más allá
de las meras intenciones si se hubiera concluido el CIN II en Soria. Este se
empezó a construir en 1977, pero en 1981 se reconvirtió en lo que hoy es: el
Centro de investigación de energías renovables (CEDER). Ese cambio fue fruto
del giro atlantista en política exterior (Calvo Sotelo)
y de las presiones de EE.UU., que quería impedir la proliferación a toda costa.
-Dentro del Franquismo y de la
transición:¿quiénes eran los partidarios y quienes los
detractores de conseguir armamento nuclear?
Los más partidarios eran ciertos mandos
militares franquistas, que pensaban que disponer de un arsenal nuclear táctico
sería muy útil ante posibles conflictos en el norte de África y en Marruecos.
También les daría una mayor capacidad de negociación ante EE.UU., cuyas bases
militares nunca fueron garantía de defensa para España. Además, en los años
sesenta se empezó a comprar armamento y aviones modernos a Francia, que podrían
proporcionar vectores para ojivas nucleares. Como hemos dicho, estos temas
fueron siempre secretos y, ya en la Transición, no eran asuntos que salieran a
la luz, excepto esporádicas manifestaciones favorables, como las de los
ministros Areilza y Fraga Iribarnegaray
en 1976.
-¿Hacía falta aquí, a tu parecer,
en el Estado Español poner Centrales Nucleares?
En el movimiento ecologista (que
comenzó entonces en España) pensábamos que era posible un diseño energético
alternativo basado en las renovables. Teníamos también una mentalidad crítica
con el consumismo, quizá un poco ingenua a la vista de la poderosísima influencia
que estaba ejerciendo en una España que empezaba a zambullirse en la
civilización del automóvil, las autopistas y las viviendas urbanas con todo
tipo de electrodomésticos. En definitiva, creíamos que la opción del “todo
eléctrico, todo nuclear” era algo impuesto por los oligopolios. Ni ellos ni las
administraciones se tomaron entonces en serio la investigación de energías
alternativas.
-Es mucho el peligro, son muchos los
efectos colaterales….y su “vida vital” es la que es… ¿por qué entonces hay
países que han apostado tanto por ella cuando hay otras maneras de
obtener energía de manera muchísimo más limpia?
Años atrás, que un país optase por la
nuclearización energética tenía bastante que ver con sus derivaciones
armamentísticas, según esa mentalidad de Guerra fría a que hemos aludido.
Todavía hoy está vigente esa creencia, como vemos en los casos de Irán o Corea
del Norte (o los propios EE.UU., donde hace poco se ha vuelto a poner en
funcionamiento el megabúnker de defensa estratégica
en Colorado, que se había cerrado al final de la Guerra fría). Es una opción
también en sintonía con un sistema económico donde predominan las grandes
empresas (y por tanto se ve mal el autoconsumo y la independencia energética) y
una manera de generar dependencia, gobernar y lavar el cerebro a la ciudadanía,
basando la política interior y exterior en el miedo al otro bloque y al enemigo
interno.
-¿Las empresas ganan más con la energía nuclear?
Las empresas energéticas ganan en
cualquier caso, especialmente en países como España, donde el mercado, como
hemos dicho, se halla cautivo y repartido entre unas pocas empresas que,
además, imponen sus criterios a los gobiernos. En el libro damos datos del
enorme volumen de beneficios que generó la construcción del parque de centrales
nucleares en los años setenta.
Por otra parte, esas grandes empresas
han tenido una expansión exterior muy grande, tanto en la C.E. como en
Latinoamérica, actuando en los distintos subsectores energéticos y en otros.
-¿Y la administración, el Estado, por
qué toma decisiones en las que prima cualquier cosa antes que la seguridad o la
economía del ciudadano de a pie…por no decir ya el apostar por métodos de
energía en los que el impacto sobre el medio o el territorio no sean tan
abrasivos?
Las eléctricas, muy relacionadas con el
sistema bancario español y con otros sectores, son seguramente el corazón del
sistema capitalista español. Uno de los primeros ministros de industria de
Franco, Suances, planteó su nacionalización, pero las
empresas tuvieron más capacidad de presión sobre Franco y lo impidieron. Quiero
decir que eran y siguen siendo un centro de poder muy grande, que hoy acentúan
con el vergonzoso fenómeno de las “puertas giratorias”. Sin embargo, me parece
muy esperanzador que algunas fuerzas de izquierda vuelvan a plantear la idea de
la nacionalización o, como mínimo, de una intervención estatal mucho mayor que
la que hoy existe en ese sector (y en otros, la banca en particular).
-¿En quién está el negocio de la
energía nuclear en España?
En las empresas eléctricas más grandes:
Iberdrola, Gas Natural Fenosa y Endesa. HC-Energía de Portugal también
participa en la de Trillo. El Estado así mismo actúa como agente clave en el
sector a través de ENUSA y ENRESA, empresas públicas que se encargan de
fabricar combustible y de gestionar los residuos radioactivos.
-¿Desde la transición a nuestros días
se ha descuidado el mantenimiento de las centrales nucleares que, poco a poco,
fueron proliferando por el Estado?
En teoría las instalaciones nucleares
deben estar vigiladas y mantenidas adecuadamente para evitar problemas o
accidentes. Tanto la antigua Junta de Energía Nuclear como el posterior Consejo
de Seguridad Nuclear tenían, tienen, como principal misión esa supervisión, que
se refiere no solo a las centrales energéticas, sino a todos los elementos del
ciclo nuclear, desde las minas de uranio hasta los depósitos de residuos de
baja, media y alta radiactividad. Además, el OIEA debe hacer un seguimiento de
todas las instalaciones nucleares de los países miembros, tanto para garantizar
las condiciones de seguridad como para evitar que las instalaciones nucleares
tengan usos no civiles.
Dicho eso, es evidente que nunca se
garantizará al 100 % esa seguridad, entre otras cosas porque depende de
factores imponderables (por ejemplo, actualmente preocupa mucho que el
terrorismo pueda actuar en este sector). Y es una irresponsabilidad pretender
alargar indefinidamente la vida útil de las centrales. Por ejemplo, la central de
Garoña (Burgos) ha estado funcionando 42 años, siendo
así que en el momento de su construcción se decía que las centrales de esa
ápoca no durarían más de 25. Pero Iberdrola, que la amortizó hace ya mucho
tiempo, está presionando para su reapertura, con el apoyo del PP.
-¿En qué momento se encuentra la salud
de las Centrales Nucleares Española?
Me remito a lo dicho en la pregunta
anterior, pues carezco de elementos de juicio para opinar más a fondo sobre
ello.
-Por nuestro territorio, somos parte de
la OTAN, pasan y descansan armamentos sucios cargados atómicamente,
biológicamente…
Eso es el resultado de las condiciones
en que se han negociado los acuerdos bilaterales con EE.UU., que contemplan esa
posibilidad para casos de crisis, que se han dado más de una vez. Es también un
incumplimiento de las condiciones de ingreso en la OTAN que planteó el famoso
referéndum de 1986.
-¿Cómo analizarías el proceso de
oposición ciudadana?
En el libro destino un capítulo a la
oposición antinuclear y a los inicios del movimiento ecologista en España.
Prácticamente en cuantos lugares de España se plantearon instalaciones
nucleares se originaron movimientos ciudadanos muy activos, frecuentemente
respaldados por los ayuntamientos y por partidos de izquierda. Ello fue un factor
de freno y en muchos casos de descarte de proyectos potencialmente nocivos para
el medio ambiente, no solo instalaciones nucleares (minas de uranio,
cementerios radiactivos), sino también campos de tiro, bases militares, grandes
embalses, etc. Precisamente en Soria tuvo lugar la constitución de la
Coordinadora Antinuclear Estatal y por allí anduvieron apoyando pioneros del
movimiento ecologista como Pedro Costa, Mario Gaviria, Ladislao Martínez,
Benigno Varillas…
22852
La bomba atómica española. La energía
nuclear en la Transición. Luis Castro
Berrojo
224 páginas 15 x 21 cms.
14,00 euros
Luis Castro Berrojo
Se trata de un estudio histórico sobre el
proyecto del Centro de Investigación Nuclear II que la Junta de Energía Nuclear
comenzó a construir en Matas de Lubia (Soria) en
1976. Según la documentación oficial el Centro iba a dedicarse a investigación
avanzada sobre reactores rápidos (FBR), reprocesado de combustible irradiado,
fabricación de isótopos y fusión nuclear. A comienzos de los ochenta, el
proyecto abortó y las instalaciones construidas se aprovecharon para el Centro
de Investigación de Energías Renovables (CEDER), actualmente en funcionamiento.
Algunas de las once instalaciones previstas en el CIN II podían tener
aplicación armamentística, puesto que iban a producir uranio enriquecido y
plutonio suficiente como para sustentar un arsenal nuclear. Por otro lado, se
trataba de atender las necesidades del gigantesco parque de centrales nucleares
entonces en construcción o previstas (hasta 24 con 39 reactores), especialmente
en lo tocante al reprocesamiento del combustible utilizado. Así pues, el CIN II
hubiera sido el eslabón de cierre del ciclo energético nuclear y a la vez
conector de este con el ámbito militar.
El asunto es complejo y debe ser contextualizado en varios planos diferentes.
Primero, en sus aspectos técnicos, viendo la vinculación entre los
distintos elementos del ciclo atómico y las proyecciones que se hacían en los
setenta sobre nuevas tecnologías (FBR, fusión) y sobre el retratamiento del
material fisible usado en las centrales. En segundo lugar, hay que ver cómo el
CIN II encajaba en los Planes energéticos de la época, que se volcaban en la
perspectiva del “todo eléctrico, todo nuclear”, con unas previsiones de futuro
desmesuradas que ignoraban los efectos de la crisis y los problemas de todo
tipo inherentes a la energía nuclear. Ese sería el aspecto económico, de
política energética más concretamente, donde se analiza el carácter altamente
especulativo del negocio energético y la clásica conducta depredadora del
oligopolio eléctrico español.
La vertiente armamentista del CIN II lleva a abordar otro tipo de cuestiones,
más bien políticas. Hay que ver en primer lugar el contexto de Segunda Guerra
fría en que se inscribe (presidencias de Carter y Reagan), con el aumento de la
tensión internacional y la proliferación vertical y horizontal, por un lado, y
los intentos de frenar esta, por otro. Por fin, hay que evaluar el CIN II como
elemento de apoyo a una política exterior y de defensa distinta por parte de
los gobiernos de Suárez, dado que la relación bilateral con EE.UU. no
satisfacía las necesidades españolas, sobre todo respecto de Marruecos y el
Mediterráneo. Se buscaba un papel internacional más autónomo, aunque sin
renunciar al anclaje occidental. La opción de nuclearizar España era coherente
con esa perspectiva, así como la muy problemática situación política de los
años finales del franquismo, el aislamiento internacional y el retraso en el
ingreso en la CEE y en la OTAN.
Pero los efectos de la crisis económica y las presiones de EE.UU. y de los
organismos occidentales dieron al traste con el proyecto del CIN II, que se
reconvirtió hacia las energías alternativas (CEDER) ya en los años ochenta. En
ese resultado también incidió la lucha de un movimiento ecologista y
antinuclear entonces incipiente; un aspecto que también se aborda en esta obra.
El ingreso en el OIEA y en la OTAN y la firma del TNPAN colocan a España en un
esquema de defensa y de política exterior distinto.
Luis Castro Berrojo.
Profesor de Geografía e Historia e investigador. Activista antinuclear y
pacifista. Autor de Capital de la Cruzada Burgos durante la Guerra civil (Ed.
Crítica); Héroes y caídos. Políticas de la memoria en la España contemporánea
(Los Libros de la Catarata); y La canción de los últimos tiempos (Premio
"Ciudad de Irún" de ensayo en castellano, 1992).
Introducción
1.- De los átomos a la biomasa. El CIN II: origen, desarrollo y mutación
2.- La política energética
2.1.- "Todo eléctrico, todo nuclear".
Los planes energéticos y el C.I.N. II
2.2.- El negocio de las centrales nucleares
2.3.- Nueva política energética. La moratoria
nuclear
3. – El contexto internacional. La segunda Guerra fría
3.1.- "Pensar lo impensable". La
proliferación vertical.
3.2.- La proliferación horizontal
4.- Nuevas ideas en política exterior y de defensa
4.1.- España-EE.UU.: amigos, pero no tanto
4.2.- La bomba y cordiales liaisons
con Francia
4.3.- ¿Una "tercera vía" en política
internacional y de defensa?
5.- SORIA NUCLEAR NO. La oposición ciudadana y ecologista al CIN II
5.1.- El susto inicial. El contexto de Castilla y León
5.2.- Hitos de la oposición
El año 1976, más bien informativo
El año 1977: impugnaciones, elecciones y gran manifestación
1978-1982: la (a)normalización democrática
Conclusión
APÉNDICES:
1.- Informe de la J.E.N: portada, plano de situación y planta de las
instalaciones
2.- Instalaciones del Centro de Investigación Nuclear II
3.- Informe publicado por el autor en la revista Mientras tanto, nº 9, 1980.
4.- Alegación presentada durante el periodo de información pública (extractos)
BIBLIOGRAFÍA
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c/ Santa Lucía, 53
44564 - Mas de las Matas (Teruel)
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