La
Librería de Cazarabet
José Giménez Corbatón es sinónimo de leer buena
literatura, buena narrativa, relato contundente y novela bien, bien trazada…..Te
recuerda, su forma de escribir, a otro tiempo y a otras formas de expresión….Es
bueno y edificante leer a Corbatón porque: primero es bueno leer…sí o sí y
porque, además, aprendes en más de una dimensión. Con Corbatón aprendes
literatura y p se te empiezan a apilar dudas, preguntas, dándote cuenta de lo
mucho que sabes (de anteriores lecturas) y de lo muchísimo que ignoras…pero, a
la vez, Corbatón te entrega la solución, proporcionándote pistas y
herramientas con las
que debes trabajar por empezar a atajar esa hemorragia de
ignorancia….Estantes y estantes de libros y litros y litros de tinta son la
medicina ideal…y con las lecturas de Corbatón siempre llegamos a esta
conclusión.
Tengo que decir que cogí este libro con cierta
“resaca” , fruto de mucha lectura y trabajos con libros de investigación y
ensayo…. de golpe, me sumergí en el mundo y “en el juego de letras” de Giménez
Corbatón ….casi me ahogo, me tenía que coger a mi salvavidas…sus
personajes; su manera de
“moverlos”; su forma casi, casi de
zambullirnos en un “juego” de pensadores, escritores que lleva en su mochila…me
hacía reconsiderar el concepto ( que mal que bien tengo en mente) de componer
una novela…pero para eso están las relecturas, más pausadas y las
conversaciones con otros lectores o con el propio autor…que atajan con dudas y
que nos ayudan a todos y a todas a crecer como lectores, pero, a algunos,
también como escritores…porque los libros de Corbatón, aunque él no esté del
todo de acuerdo( no tenemos que convenir en todo, querido amigo), si bien (y
sobretodo) están escritos para los lectores….son también como “escritos un poco
en clave” para ciertas miradas de escritores…y es que Corbatón es, quizás,
sobretodo, un profesor y de aquellos que ya , casi, se añoran.
Lo que nos dice la editorial:
Entre la ficción y la
realidad, viajamos hablando de literatura, de la buena literatura, la de los
escritores que la sedimentan, la amparan, la construyen, le dan vuelo, y nos la
devuelven en literatura novelada, carne de relato y por eso viva.
Avalancha es un juego de espejos construido con minucia. Fiel a su costumbre,
el autor señala, al inicio, su intención, y luego nos deja solos frente a ese
diálogo inagotable entre dos compañeros, antagonistas eternos y hermanos
semejantes, alma y cuerpo, personaje ficticio y
autor ficcionado, conciencia y actitud. Giménez
Corbatón y Paulino Margeli quieren decirnos, tal vez,
que la literatura es algo inseparable de la vida real, que somos seres soñados,
proyecciones de nuestra imaginación, entes insondables y controvertidos,
difíciles de asir.
Como esa Laura que, en la estela de la musa de Petrarca, acaso nunca existió, y
muere para renacer a una vida libre y misteriosa.
Charo Usieto
El autor, para conocerlo mejor ,nos acercamos a la
Enciclopedia Aragonesa:
José Giménez Corbatón es profesor y escritor. Licenciado en Filología
Francesa por la Universidad de Zaragoza, reside en Tarragona, donde trabaja
como profesor, desde 1981. En 1982 su relato Ave de presa obtuvo un áccesit en el Concurso Ciudad de Zaragoza.
Es autor
de la novela La fábrica de huesos (Prames, 1999),
crónica social de la Zaragoza de los años cincuenta, en que los protagonistas,
emigrados del campo a la ciudad, buscan la dignidad desde la fábrica de huesos
en la que trabajan. El autor dibuja un mundo desolado de ambientes sórdidos y
explotación sin escrúpulos, en el que se abre un resquicio para el amor y la
compasión. En los volúmenes de relatos El fragor del agua (Anaya y Mario Muchnick, 1993) y Tampoco esta vez dirían nada (1997), las
narraciones entrecruzadas configuran un universo mítico, Crespol,
un mundo de éxodo y abandono, el territorio de los olvidados.
Giménez
Corbatón ha participado en los libros colectivos Nuevas aventuras de Simbad el Marino (1996), Homenaje a Casanova (1998) y Los
hijos del Cierzo: Escritores aragoneses de hoy (1998). ha publicado cuentos en
las revistas La expedición, Rolde y Turia. Es colaborador en la revista Quimera
y ha traducido literatura francesa del siglo XIX.
Más sobre
la colección Las Tres Sonores de Prames:
http://www.prames.com/libreria.asp?materia=9
Te puede
interesar:
https://www.facebook.com/prames.publicaciones/posts/546837942083919
El autor:
http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Gim%C3%A9nez_Corbat%C3%B3n
Cambriles , un libro desde Mas de las
Matas y el Grupo de Estudios Masinos:
http://paisdecazarabet.blogspot.com.es/2012/06/entrevista-con-jose-gimenez-corbaton.html
Otros
libros de Giménez Corbatón:
http://www.cazarabet.com/lalibreria/fichas25/huesos.htm
Desde
este blog:
http://letrascazarabet.blogia.com/2008/011506-corbaton-escritor-de-insulas..php
Este blog
nos habla de uno de sus mejores libros, “El Fragor del agua”:
http://bilbileyendo.blogspot.com.es/2012/04/el-fragor-del-agua-jose-gimenez.html
Cazarabet conversa con José Giménez
Corbatón:
-José, ¿qué es
Avalancha?...presenta la novela nuestros lectores… (Sabemos que es el “primer
relato”, pero por qué le das ese nombre a todo el libro, a toda la novela)
-
Avalancha es una novela en la que el escritor mantiene largas conversaciones
con uno de sus personajes. Ese personaje, Paulino Margeli,
está extraído en realidad de mi novela La fábrica de huesos, y de algunos relatos
de Voces al alba. Allí es un niño. En Avalancha conocemos a Paulino cuando ya
ingresa en la Universidad, y años más tarde, aunque hay también miradas atrás,
alguna incursión en sus raíces familiares.
El
título, como queda patente en la novela, lo extraigo de un verso de Baudelaire.
Si titulo así el primer capítulo, es porque en él explico que, en realidad, lo
que el escritor y Paulino quieren pergeñar es más una “divagonovela”
–término que me invento, emulando en cierto sentido la “nivola”
unamuniana. El primer capítulo constituye en cierto modo una declaración de
intenciones. Avalancha es en gran parte el desvelamiento de “algunos de los
libros que yacen en las baldas de la biblioteca privada de Paulino, que ha sido
siempre –dice el escritor- nuestra biblioteca privada. No podré hablar de
todos. Somos, hasta el momento, escritores de tramo corto. Hemos publicado, con
mi nombre, varias colecciones de relatos, novelas de viaje –literatura de
fragmentos-, nouvelles si hacemos caso del ambiguo (y
sin embargo generoso) término francés, novelas de ficción compuestas de
capítulos bastante cerrados que conforman un todo, inseparables de él e
inseparables entre sí” (p. 16). Estos materiales, en cierto modo, conforman una
suerte de “avalancha”. Divagaciones literarias, homenajes, análisis… divagonovela.
-¿Lo titulas así porque son relatos, los que van
componiendo la novela, que te vienen a
ti, como escritor, como una Avalancha? ¿Es Avalancha como un “alud” de
pensamientos?
- Avalancha es una novela, no una colección
de relatos. Los diferentes capítulos han de leerse en el orden en que están
publicados. De lo contrario, no se entendería la historia de Laura, que
constituye una trama novelesca de corte más clásico: ¿Quién es Laura? ¿Existe
más de una Laura? ¿Ha habido alguna vez una Laura?
-¿Desde qué circunstancias
escribiste Avalancha? -¿Hacia dónde y hasta dónde “progresas”, como escritor, en este libro?
- Pienso
que nada contesta mejor esta pregunta que la reflexión que publiqué hace unos años: “Cuando escribo me ofrezco
desnudo a la página en blanco. Debería decir: a las páginas en blanco, que se
extienden como sábanas limpias, acogedoras, en torno a mí, envolviéndome con su
frescura, su tibieza, su caricia. Y sin embargo procuro que nada de mi
apariencia se refleje en esas páginas, o en el resultado, debería decir, de mi
trato con ellas, por mucho que se extienda en el tiempo. Recalco mi presencia
una y otra vez para borrar cualquier resquicio de mí en ellas, me emborrono una
y otra vez tratando de desdibujarme, de diluirme en las palabras hasta hacerme
invisible. Cuando me muestro, mi presencia se hace más ausente. Debería decir:
estoy más presente cuanto más invisible me hago. Sólo quedan las palabras, que
son mías, y que son de otros, porque han dejado de ser mías cuanto más las he
trabajado. Les insuflo una vida hecha de vidas ajenas surgidas de mí mismo.
Sólo cuando mis personajes han ganado la partida, la página está resuelta, me
ha acogido desnudo, soy yo porque ya no estoy en ella. […] El escritor nunca
escribe sobre sí mismo, incluso cuando hace de sí mismo el motivo de la
escritura. […] El escritor, aun cuando escribe sobre lo que conoce, sobre lo
que ha vivido, sobre su propia experiencia, su biografía, lo hace siempre a
partir de referentes literarios. Antes de empezar a emborronar la página en
blanco –o la pantalla del ordenador-, ha de haber elegido una estela literaria.
La elige y se suma a ella. La recoge, la prosigue. ¡Ay del escritor que no
reconoce sus mentores, sus influencias, su estela! ¿Qué clase de escritores son
esos que defienden a capa y espada una originalidad incontaminada? ¿Acaso no
leen? No me interesan los escritores que no leen. Y menos todavía, los
escritores que no reconocen mentores ni influencias. Estelas”. (José Giménez
Corbatón: “Biografía, realidad y literatura: Una carta abierta a los amigos”.
En Entre líneas. Ensayos sobre literatura
y sociedad, Fernando Aguiar, Alicia García Ruiz y
Alberto J. Ribes (Comps),
Córdoba, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Estudios
Sociales Avanzados, 2011, pp. 149-163).
-Es uno de tus libros como pensados, como nacido o
preñado, más desde algunos conceptos
filosóficos: Balzac, Unamuno, Diderot…ya
partes de ellos en unas citas anteriores a los relatos que componen la novela….Pretendes
hablar mucho de la vida misma desde la familia, la madre tierra en la familia
que es la mujer, la herencia, el vivir el momento y aprovechar el tiempo y las
oportunidades….
- Los
diferentes capítulos de la novela que es Avalancha
recogen temas que a mi me parecen vitales, y que
definen a cualquier persona, no sólo al creador: la muerte –“Esa luz”-; el
“Carpe diem”; el ámbito del que provenimos –“La herencia”, en un sentido
existencial-; la vida y el ser que transmite la montaña –“El silencio”-; los
marginados, los explotados, “los perdedores”; el “gesto” que define o resume
una vida, un posicionamiento, y que nos señala el camino hacia aquella “luz”…
-El relato, más o menos largo…más o menos
corto, se ha puesto como un poco de
moda, incluso te diría que, en cierta manera, planta cara a la novela, aquella
como más tradicional .¿Cómo lo ves?
- Mis
novelas parecen a menudo un ensamblaje de relatos, y mis libros de relatos
constituyen colecciones de textos breves que guardan relación entre sí, formando
una suerte de novela. Me gusta lo híbrido.
-Son siete relatos, éstos que
componen Avalancha, que miran mucho hacia dentro del propio relatador y
contador de historias. Un libro que degusta a la propia literatura y a la
manera de contarla…
- Cada capítulo
mira hacia dentro del escritor y de su trasunto, Paulino. Es algo así como
adentrarse en el laboratorio secreto del escritor, desvelar en un juego
intertextual las lecturas que me han formado como autor.
-En este libro, mientras se lee, como con todos, se
aprende, pero si “haces tus pinitos” en el relato o como contador de historias
aprendes un poco más…parece un ensayo para escritores o gentes que gustan mucho
del “arte de escribir”…
- No sé si
es un libro para escritores. Espero que sea mucho más que eso. Es un libro para
amantes de la lectura, para quienes no buscan en una novela la simple anécdota.
-Los cuentistas rusos siempre me han atrapado y
parece también que te pasa a ti algo parecido, ¿no?...Te metes mucho dentro del
particular mundo literario de Toltoy , Chejov …eres
como un cuentista que acaba componiendo novela o relato largo…¿cómo lo ves?
- Chejov y
Maupassant son verdaderos maestros. La muerte de Ivan Ilich, de Tolstoi, “Los muertos”, de Joyce, o Derborence, de Ramuz, son
cumbres. Baudelaire, Zola, Némirovsky…
-Amigo el escritor se hace escribiendo y leyendo:
como más escribes más aprendes y por supuesto cuanto más lees mejor escribes y
más aprendes para invertir en la escritura…¿qué estás leyendo ahora y qué es
aquello que aconsejas, sí o sí, a leer?
- De mis
lecturas más recientes, me refiero a novelistas, destaco Colm
Tóibín (Brooklyn, The Master. Retrato del novelista adulto, El faro de Blackwater, El testamento de María); John Williams (Stoner, Butcher’s Crossing, El hijo de César); William Kotzwinkle
(El nadador en el mar secreto); Ludwig Winder (El
deber); Thomas Wolfe (Hermana Muerte)…
-José, ¿nos puedes avanzar en qué estás trabajando
ahora?
- Estoy
trabajando en una novela. Pero nunca hablo de lo que llevo (o me lleva) entre
manos.
19496
Avalancha. José Giménez Corbatón
168 páginas 13 x 21 cms.
15,00 euros
Prames
Entre la ficción y la realidad, viajamos
hablando de literatura, de la buena literatura, la de los escritores que la
sedimentan, la amparan, la construyen, le dan vuelo, y nos la devuelven en
literatura novelada, carne de relato y por eso viva.
Avalancha es un juego de espejos construido con minucia. Fiel a su costumbre,
el autor señala, al inicio, su intención, y luego nos deja solos frente a ese
diálogo inagotable entre dos compañeros, antagonistas eternos y hermanos
semejantes, alma y cuerpo, personaje ficticio y
autor ficcionado, conciencia y actitud. Giménez
Corbatón y Paulino Margeli quieren decirnos, tal vez,
que la literatura es algo inseparable de la vida real, que somos seres soñados,
proyecciones de nuestra imaginación, entes insondables y controvertidos,
difíciles de asir.
Como esa Laura que, en la estela de la musa de Petrarca, acaso nunca existió, y
muere para renacer a una vida libre y misteriosa.
Charo Usieto
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