La
Librería de El Sueño Igualitario
Desde Biblioteca Nueva con el estudio y la
investigación de Anastasio Ovejero Bernal se nos acerca a la utilidad de las
colectividades libertarias.
Lo que nos dice la editorial del libro, la
sinopsis:
Este libro propone algunas claves para salir
de la crisis general que nos envuelve, esas claves son útiles tanto para
entender lo que está pasando en el mundo actualmente como para superar la
situación tan complicada en que nos encontramos. La solución para salir del
actual laberinto y no caer en el abismo al que nos encaminamos pasa por dar un
incremento de las tendencias cooperativas y solidarias de la ciudadanía así
como por la recuperación de lo colectivo y de lo común. En concreto se proponen
dos cosas en las páginas de este libro: volver a las políticas
keynesianas-socialdemócratas, pero sobre todo construir una sociedad de lo
común, más justa, libre, solidaria y autogestionada.
Y para ello se muestra el ejemplo de las colectividades españolas de las que
aún podemos aprender muchas cosas que
nos serían de gran utilidad en la coyuntura histórica en que estamos.
El autor, Anastasio Ovejero Bernal es
licenciado, con doctorado, en Psicología por la Universidad Complutense de
Madrid, aunque amplió sus estudios en la Sorbona de París. Ha impartido clases
en la Universidad de Salamanca y luego en la de Oviedo, donde estuvo más de
veinte años y de la que fue Catedrático de Psicología Social y vicedecano de la
Facultad de Ciencias del Trabajo de la Universidad de Valladolid, en Campus de
Palencia.
Cazarabet
conversa con Anastasio Ovejero Bernal:
-Anastasio,
¿qué te ha inspirado a investigar, estudiar el fenómeno de las cooperativas y
de los proyectos autogestionados? -¿Por qué estudias
el fenómeno de las colectividades, qué crees que aporta este libro, como de
nuevo y reflexivo, al estudio de la autogestión en este país?
-Uno de los objetivos de este libro está en su
propio título (A. Ovejero: “Autogestión para tiempos de crisis: Utilidad de las
colectividades libertarias”, Madrid, Biblioteca Nueva, 2014) y es proponer la
autogestión como vía eficaz si no para salir de la “crisis” (que no es
realmente una crisis, sino un golpe de estado planetario y con armas
neoliberales por parte de los más ricos y poderosos contra el resto de la
población), sí para paliar muchos de sus efectos (como los laborales) e ir
preparando una sociedad más social, más cooperativa y más solidaria para cuando
el fracaso rotundo de la actual hegemonía neoliberal obligue a que esta sea
sustituida por otro modelo. Un segundo objetivo es que para ese primer
objetivo, el recuerdo de las Colectividades libertarias (y, por cierto, en
Teruel hubo muchos y excelentes ejemplos) puede ser aún de gran utilidad. Por
tanto, a mi juicio, este libro aporta al menos dos cosas a los muchos y muy
buenos libros ya existentes sobre el tema: en primer lugar, procura relacionar
la necesidad de un modelo colectivista con la crisis radical en que nos ha
metido el neoliberalismo; y en segundo lugar, el libro intenta mostrar, desde
la psicología social, los factores que explican el gran éxito que tuvo aquélla
experiencia colectivizadora, que esencialmente son factores
psicosociológicos.
-Hoy, bueno desde
hace unos años, se ha reactivado un poco la tendencia entre ciertos oficios y
demás en torno a la autogestión, a la colectivización, quizás porque, además de
ser como una tendencia, casi inherente en nosotros o en muchos de nosotros,
también es, ahora, una necesidad… lo colectivo llama a la puerta de un modo
como de respuesta a muchas necesidades ---no sé si me explico muy
bien--- ¿Qué nos puedes comentar?
-Desde que comenzó el capitalismo han sido
siempre los períodos de crisis cuando más se ha acudido al cooperativismo, a
menudo como forma de resolver los problemas de empleo/desempleo de muchos
trabajadores. Pero hoy día es especial, pues los poderosos –sobre todo con la
enorme potencia de los actuales medios de comunicación que controlan
absolutamente- han conseguido construir la base fundamental de su poder, el sujeto neoliberal: han conseguido que la
mayoría de las personas sean más o menos neoliberales, habiendo internalizado
la ideología del actual capitalismo neoliberal. Esto yo intento mostrarlo en
este último libro, y también en mi libro anterior, del que este viene a ser la
segunda parte (“Los perdedores del nuevo capitalismo: devastación del mundo del
trabajo”, Madrid, Biblioteca Nueva, 2017). Por eso están tan extendidas
actitudes como el individualismo, el egoísmo, el fatalismo, la competitividad y
la idea de que el beneficio es lo único que cuenta. Todo ello constituye el
núcleo de la ideología del nuevo capitalismo neoliberal o globalización, que es
precisamente el pilar fundamental sobre el que se sostiene la actual dominación
neoliberal.
-¿Qué
ingredientes o qué caldo de cultivo fundamental debe tener una sociedad, aún
con ochenta años de diferencia, para hacer que un proyecto auto gestionado vaya
adelante?
El Estado primero y el capitalismo después han
tenido, durante muchos siglos, el objetivo explícito y fundamental de eliminar
nuestras tendencias hacia la cooperación y la solidaridad que llevamos dentro
desde nuestro origen como especie y que son las verdaderas razones explicativas
de nuestra supervivencia como especie. Y bien que lo están consiguiendo. Pero
nunca del todo. Por eso en ciertas circunstancias críticas, vuelven a salir a
flote esas tendencias cooperativas y solidarias. Pero es necesario empujarlas
para que salgan más a la luz. Y creo que el momento actual es un buen momento
para hacer avanzar más este proceso. Pero las condiciones no son aún las
mejores para que avance mucho: como dije antes, habría que conseguir que el sujeto neoliberal hoy día imperante
fuera sustituido por un nuevo ser humano: un sujeto libertario que fuera la base esencial del avance hacia una
sociedad realmente cooperativa y solidaria, donde el apoyo mutuo fuera el
armazón de la cohesión social a nivel planetario. Y para ello puede ser de gran
ayuda tener siempre a la vista lo que hicieron y consiguieron –y cómo lo
consiguieron- las colectividades libertarias hace 80 años.
-¿Cómo eran
aquellas colectividades porque todas iguales no eran, ya que dependían mucho,
según tengo entendido, de la gente que las formaban, del tipo de colectivo, del
oficio?
-Todas las colectividades libertarias se
parecían mucho entre sí, todas se basaban en principios de libertad, igualdad y
solidaridad similares. Pero, evidentemente, cada una era diferente a las demás
porque, entre otras cosas, cada una tuvo que desarrollarse y vivir en unas
condiciones diferentes. Unas se formaron en un pueblo de mayoría anarquista
casi total, en otras había muchos que no eran anarquistas; no era lo mismo
tener el frente a pocos kilómetros o tenerlo lejos; unas tenían mucho terreno y
muy fértil, mientras que otras no tenían más que páramos poco fértiles, etc.,
etc.
-Aunque
se encontraron las colectividades con muchas trabas o algo más que trabas en aquellos años en que
aprovechando ciertas circunstancias tiraron adelante con los proyectos de las
colectividades ¿qué nos puedes comentar?
-Desde la atalaya de nuestro tiempo nos parece
casi imposible que aquel movimiento libertario echara a andar y menos aún que
fuera tan eficaz como fue, dadas las ingentes dificultades de todo tipo a que
tuvieron que enfrentarse (véase el capítulo 6 de mi último libro): esas
dificultades provenían del propio gobierno de la República y del de la
Generalitat, que las atacaron con todos los medios a su alcance; la inmensa
mayoría de los jóvenes estaban en el frente, con el problema que ello suponía
para trabajar los campos; a nivel internacional, obviamente, el apoyo era nulo;
la mayoría de las fábricas, ya colectivizadas, tuvieron que reciclarse para
objetivos de guerra, y además tuvieron que hacerlo con buena parte de los
técnicos (ingenieros, contables, etc.) huidos o desaparecidos, etc. Pero todas
esas dificultades fueron superadas gracias a la potencialidad que tiene la cooperación
y la solidaridad, unido al enorme entusiasmo de aquellas gentes que veían cómo,
por primera vez en sus vidas, eran los dueños de su destino. Eso motiva
muchísimo. Y la motivación es la base de los éxitos humanos en todos los
aspectos.
-Ahora las trabas
no están en ciertos círculos políticos, pero siguen ahí….
-Hoy día las trabas son aún mayores, y
provienen principalmente de esa falta de motivación, de ese sentimiento de
fatalidad que es tan general; en definitiva, de la ideología neoliberal de que
antes hablé y que tan internalizada está en la mayoría de la ciudadanía: ello
constituye el principal éxito de los neoliberales.
-Hoy en día,
decir, por ejemplo, que eres de pensamiento anarquista o librepensador es como
decir, para cierto tipo de gente, que se
es una “especie de monstruo quema Iglesias”, “matacuras”…
Creo que es el momento de hacer y de sentar como un poco de sentencia ante todo
esto, ¿qué nos puedes decir?
-Uno de los principales pilares del poder que
tienen quienes lo ostentan es precisamente la capacidad para poner nombres a
las cosas y darles el significado que ellos quieren que tenga. Eso ocurre con
el término “anarquista”, pero también con el de “globalización” y con otros
muchos. Y resulta dificilísimo superar esa situación, lo que no significa que
por ello haya que cejar en la tarea. Todo lo contrario. Por ejemplo, otro
término que ha hecho historia es llamarle “guerra civil” al conflicto español
de entre 1936 y 1939. Yo pienso que más que guerra civil, que también lo fue,
era una revolución social: era más
una guerra de ricos contra pobres que de pobres contra ricos. Pero al hablar
siempre y sólo de guerra civil, desterramos de nuestra memoria la revolución
social que se llevó a cabo que, por cierto, es lo más interesante y genuino de
aquellos acontecimientos
-Porque lo que se
pretendía entonces, como ahora, al menos desde ciertos círculos, es como realizar una “revolución social”
removiendo los cimientos económicos, ¿no?; ¿qué nos puedes decir o explicar?
-Eso es evidente. Allí donde fracasó el golpe
de estado de los militares surgió una reacción espontánea de los trabajadores
que les llevó a ocupar tierras y fábricas y que no tenía otra finalidad que
echar a andar una revolución social que cambiara radicalmente los cimientos de
la sociedad tradicional. Y en gran medida lo consiguieron. De hecho, aunque en
ninguna colectividad libertaria se llegó a implantar totalmente el ideario
anarquista, sin embargo en muchas de ellas sí se suprimió el estado, la
religión, la propiedad privada y hasta el dinero.
-La verdad es que
en los años de la guerra se tuvo que luchar contra todos: por un lado los
comunistas que veían en los anarquistas a algo
más que “rivales en la ideología” y con los de la derecha y todo su
abanico, por nombrar solo, y de entrada, dos colectivos que, además se
enfrentaban en las trincheras…
-Como trato de mostrar en mi libro, los
comunistas constituyeron probablemente la dificultad interior más fuerte a que
tuvieron que enfrentarse las colectividades libertarias. Por eso creo que un
elemento central en la recuperación de la memoria histórica debería incluir el
hecho de los que comunistas conocieron y reconocieran lo más objetivamente
posible aquellos hechos. No fue sólo la derecha y el ejército franquista los
que se opusieron frontalmente a la revolución social.
-Aún con todo:¿qué consiguieron las colectividades y los proyectos auto
gestionados?; ¿Cómo lo hicieron?
-La eficacia de las colectividades libertarias
fue grande y fácil de ver: aumentaron el número de hectáreas cultivadas,
mejoraron los cultivos y las granjas, aumentó la producción (aunque esto está
sometido a discusión pues depende con qué se lo compare), consiguieron, y esto
es fundamental, que cientos de miles de jornaleros y sus familias comieran
todos los días y todos los meses del año, lo que antes no ocurría, que llevaran
a la escuela a sus hijos e hijas; que todos tuvieran educación y sanidad
aseguradas, se prohibió el trabajo a los mejores de 15 años y a los mayores de
60, a las embarazadas, a los enfermos…, y sin embargo todos ellos seguían
comiendo todos los días. Y consiguieron sobre todo algo importante: que si
queremos, podemos.
-Bueno, hoy en
día la gente se rompe la cara en la
calle en defensa de sus derechos sociales, intenta plantar cara en sus trabajos
basura (aunque acaba agachando la mirada), se siente mal siendo explotado o
auto explotado si se es autónomo… ¿qué respuesta se nos puede dar desde el
pensamiento librepensador que anime hacia la autogestión o el cooperativismo?
No estoy tan seguro de que la gente se rompa
la cara en la calle en defensa de sus
derechos sociales. Lo que está ocurriendo más bien es que buena parte de la
ciudadanía está quieta en casa o en el bar, viendo el fútbol y esperando a que
alguien resuelva los problemas sociales, económicos y laborales que tiene esta
sociedad, sin minusvalorar los cientos de miles (ocho millones de votos, al
menos) que incluso están apoyando de diferentes maneras a quienes les están
explotando y además se llevan a casa (a los paraísos fiscales, más bien) no
sólo los beneficios de esa explotación sino también otros más provenientes de
la corrupción.
-Desde el
recuerdo de aquellos hechos históricos, muy trágicos….se nos está invitando a
como volver a tomar el camino de aquella revolución hacia esta “nueva
revolución” que haga de proyectos individuales algo colectivo, auto gestionado,
de todos y de todas….
-Justamente eso es lo que constituye el eje
central del libro que estamos comentando.
-Porque el
neoliberalismo ha terminado con lo público, lo que es de todos y de todas. Por
favor, reflexionemos sobre esto; porque el neoliberalismo no solamente abre
heridas por él mismo sino que se traga lo que es de todos y todas…es un “ente” fagocitador…
-Pero el neoliberalismo ha jugado con
inteligencia y antes de implementar sus medidas depredadoras y fagocitadoras de lo que era común, ha hecho dos cosas
estrechamente relacionadas entre sí, como ya he dicho: en primer lugar, hacerse
con la mayoría de los más poderosos medios de comunicación a nivel mundial
(periódicos, emisoras de radio y sobre todo canales de televisión) porque
consideraron que la primera batalla que tenían que ganar era la “batalla de las
ideas”, y en segundo lugar, conseguir que la población internalice esa misma
ideología neoliberal. Han conseguido ambas cosas hasta el punto de que en
Europa hasta los partidos socialdemócratas se convencieron de que sólo haciendo
políticas neoliberales serían votados por la ciudadanía. Y así lo hicieron. Y
ahora se han quedado sin los votos de los neoliberales y sin los votos
socialistas o socialdemócratas. Basta con ver cómo está el Pasok
en Grecia o el PSOE en España, o incluso el Partido Laborista en el Reino
Unido.
-¿Crees que la
autogestión y una “nueva concepción” de lo que cada uno generamos y en cómo
gestionarlo, compartirlo…crees que en esto está la solución o parte de ella?;
¿hay miedo por parte del sistema a que los proyecto auto gestionados funcionen?
Porque poder funcionar, pueden funcionar estos proyectos y ser efectivos, sobre
todo en lo humano y lo social, ¿no?.
-Claro que pueden funcionar y en repetidos
momentos históricos han funcionado. Por eso no quieren que esto se conozca y
por eso, a mi modo de ver, de entre todo lo que se ha querido ocultar de los
acontecimientos de los años 30 ha sido justamente la revolución social y la
realidad de las colectividades libertarias. Es más, siendo ello muy
probablemente el caso de autogestión obrera más importante del mundo entero de
los últimos dos o tres siglos, y habiendo ocurrido precisamente en nuestro
país, la mayoría de los españoles y españolas lo desconocen completamente,
incluso, o tal vez sobre todo, aquellos expertos en la cosa económica y
empresarial: los estudiantes y graduados en Económicas, en Administración y
Dirección de Empresas, Comercio, Relaciones Laborales y Recursos Humanos, etc.
Es inadmisible, pero sí entendible: no quieren que la gente se entere de que la
colectividad aún puede funcionar y ser eficaz.
25150
Autogestión para
tiempos de crisis. Utilidad de las colectividades libertarias. Anastasio Ovejero
Bernal
272 páginas 17 x 24 cms.
20.00 euros
Biblioteca Nueva
El colectivismo libertario
español del primer tercio del siglo XX se muestra como ejemplo en la búsqueda
de soluciones para superar la coyuntura socioeconómica actual. El autor plantea
que la solución para salir de la crisis y no caer en el abismo al que nos
encaminamos pasa por un incremento de las tendencias cooperativas y solidarias
de la ciudadanía así como por la recuperación de lo colectivo y de lo común. Se
proponen dos cosas en estas páginas: volver a las políticas keynesianas
socialdemócratas y construir una sociedad de lo común, más justa, libre y
solidaria.
Anastasio Ovejero Bernal
Doctor en Psicología por la Universidad Complutense, amplió estudios en la
Sorbona de París. Impartió clases en la Universidad de Salamanca y luego en la
de Oviedo, de la que fue catedrático de Psicología Social. Actualmente es
catedrático de Psicología Social en la Facultad de Ciencias del Trabajo de la
Universidad de Valladolid (Campus de Palencia).
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