La
Librería de El Sueño Igualitario
La segunda parte
de la narración que relata, paso a paso el devenir de la primera guerra mundial
ya está en nuestras librerías…
Lo que nos dice
la editorial del libro.la sinopsis:
En el año 1915 no
hay esperanzas de que la guerra finalice. Los dos bandos intensifican su
actividad bélica. En tierra, se trabaja en el desarrollo de nuevas armas y se
generaliza el uso de los temidos gases químicos. En el mar, los submarinos
alemanes son una amenaza constante para barcos y mercancías. Y en el aire la
tecnología perfecciona el potencial mortífero de los aviones.
Italia abandona su neutralidad y se une a los aliados. Un nuevo frente en el
Imperio Otomano, en la península de Galípoli, dará lugar a episodios
dramáticos. A principios de 1916 se inicia la batalla más larga y sangrienta de
la Gran Guerra, la de Verdún, auténtica ratonera para
todos los ejércitos involucrados.
Brigitte Labenne persiste
en contribuir al cese de las hostilidades. Otto von Durnstein,
inmerso en experiencias extremas, es pesimista sobre el éxito de su bando.
Henry Taylor interviene al fin en la batalla europea y se reúne con sus
paisanos de Terranova. Baltasar Moné continúa con sus
negocios empresariales y aprovecha la inercia de las nuevas necesidades de
material bélico. Y Enzo Salandra, profundamente
marcado por la decisión de su país, Italia, debe tomar decisiones
trascendentales para su futuro y el de otros personajes.
Nosotros ya
mantuvimos una conversación sobre el génesis de la I Guerra Mundial desde el
libro Amapola Negra I : http://www.cazarabet.com/conversacon/fichas/amapola.htm
En el Hoy por Hoy
de Puertollano le realizaron una entrevista:
http://play.cadenaser.com/audio/031RD010000000039851/
El autor,
Francisco Melero:
Francisco Melero Maíllo nació en Barcelona en el año 1974. Es licenciado en
Derecho por la Universidad Autónoma de Barcelona y trabaja como técnico de la
Diputación de Barcelona. Colaborador literario en diversos medios de
comunicación, quedó Tercer finalista del Premio Planeta en el año 2009 con su
primera novela, titulada El faro del unicornio. Desde entonces ha
publicado otra novela, Futbolopatía (2015)
y diversos relatos cortos, El pobre político (2013),Stille Nacht (2012), Esplendoroso
pasado (2012) y Cherno More (2011).
Apasionado de la Primera Guerra Mundial, ha iniciado el proyecto literario
Amapola Negra, cuyo primer volumen de la tetralogía, relativo al año 1914,
apareció en 2014 de la mano de Editorial Gregal, coincidiendo con el centenario
del inicio del conflicto internacional.
Cazarabet conversa con Francisco
Melero:
-Francisco, brevemente, pero por favor haznos
cinco pinceladas de la primera parte de Amapola negra en la que el voluntario
Henry Taylor, un joven terranovense, marcha
voluntario….?
-En Amapola Negra
1914. Génesis, asistimos a los acontecimientos nacionales e internacionales que
se conjuntaron para que, de una forma imprevista (al menos en apariencia porque
en la realidad los intereses particulares tenían un trasfondo poco inocente),
se desencadenara en el corazón de Europa un conflicto como nunca se había
conocido. Los protagonistas de la novela se ven envueltos en una vorágine que
les transformará a medida que se incumplen las expectativas de conseguir una
victoria rápida en el frente que asegure la paz duradera prometida. Otto, el
oficial alemán, sigue a las tropas de ocupación que están a punto de alcanzar
París. Brigitte, deseosa de logar el fin de la
guerra, se une a la Cruz Roja francesa. Enzo es un ingeniero italiano que
contribuye al desarrollo de las novedosas armas que se usan. Henry, desde
Canadá, se alista para ayudar a Gran Bretaña al otro lado del océano. Y un
empresario español, Baltasar, intuye que en el conflicto hay un negocio
productivo y se zambulle en su interior sin pensar demasiado.
-Y
un repaso, también, de aquellos factores que hicieron que todo estallase en una
larga, penosa y tediosa guerra de desgaste, trincheras en el corazón de Europa…
-Básicamente a
Europa la traicionaron los intereses económicos y políticos. Tras un largo
periodo de bonanza y progreso general, las ansias colonialistas de las
potencias europeas provocaban fricciones difíciles de contener. Hechos aislados
suponían espitas capaces de encender potentes mechas, excusas que situaban al
continente al borde del precipicio. Aun así, nada hacía presagiar un desenlace
cruento para la crisis de Sarajevo del 28 de junio de 1914. Ahí es donde el
lastre lo representaron las alianzas establecidas durante los años precedentes,
con el fin de contrarrestar los poderíos que cada nación representaba. El
supuesto freno a la locura de una sola nación se transformó en una piedra que
echó a rodar montaña abajo con unos pobres países atados a ella. A pesar de que
cuando se dispararon los primeros cañones se tenía la confianza de acabar con
las hostilidades en seguida, pronto se comprobó que nadie estaba preparado para
un nuevo tipo de guerra, en la cual la tecnología superaba a la astucia humana
y la igualdad entre bandos obligaba a pensar soluciones y planteamientos
distintos a los conocidos y puestos en marcha hasta entonces.
-Me
acuerdo que sobre lo que he leído que fue un conflicto que bien hubiese podido
evitarse desde los diferentes gabinetes diplomáticos…que se intentó, pero que
no pudo ser, aunque también se ciernen unas sombras sobre cómo este conflicto
se hubiese podido evitar…
-Como digo,
ninguna cancillería daba por sentado que estallaría un conflicto armado de las
proporciones que después este adquirió. De entrada, y con independencia de que
Alemania se sintiera excluida del reparto de territorios internacionales y
mostrara cierta inclinación a arrebatar mediante la fuerza a Francia y Rusia lo
que creía le pertenecía por derecho, su voluntad era apoyar las pretensiones,
tal vez legítimas, de su aliado el Imperio Austro-Húngaro, amenazado por
Serbia. Si Rusia hubiera permitido que Viena tomara represalias específicas,
algo perfectamente posible en la Europa de la época, Alemania no se habría
visto obligada a mantener sus amenazas a Rusia. Si esta no hubiera contado con
un pacto militar que la unía a Francia e Inglaterra, ambas naciones no habrían
secundado los preparativos que desembocaron en el desastre bélico.
Personalmente creo que Inglaterra podría haber hecho algo más para detener el
conflicto, pero también era favorable a sus intereses particulares la división
de los estados continentales, porque su status quedaba salvaguardado. Si incluso
en esas circunstancias el pacifista francés Jean Jaurès,
vinculado al movimiento socialista y sindicalista, no hubiera sido asesinado el
31 de julio de 1914, seguramente millones de los hombres de luego rellenaron
los ejércitos de carne de cañón se hubieran negado a levantarse en armas contra
sus hermanos europeos alegando que en la guerra se dirimirían cuestiones de las
clases pudientes que poco tenían que ver con la masa obrera. Pero, en el fondo,
todo ello son suposiciones que, para colmo, en la realidad se dieron en sentido
inverso, conjuntadas para que se pusiera patas arriba la paz y la seguridad
mundial.
-Vamos
con la Segunda Parte de Amapola Negra. Ya inmersos en el conflicto ,lejos de
encontrar una rápida solución en pocas semanas o meses lo que se encuentran las
diferentes partes es en un conflicto de trincheras , alimentado por las
condiciones adversas del clima que no ayudan para nada en avances…Así el
conflicto se prolonga y se prolonga en diferentes líneas estancadas
en una Europa herida.
-1915 supone para
Europa la confirmación dolorosa de que la guerra no va a durar pocas semanas,
como se preveía, ni siquiera pocos meses. A partir de septiembre de 1914, tras
la batalla del Marne, los alemanes tienen claro que, de momento, no están en
condiciones de conquistar París. Al mismo tiempo, eso permite a Rusia rearmarse
y poner en liza su enorme potencial, algo que asusta en Berlín. Por eso adoptan
una política de mantenimiento del territorio ganado, lo cual deriva en la
denominada guerra de trincheras. Por su parte, Francia tampoco está capacitada
para echar de su tierra a los invasores, ni con la ayuda de Inglaterra, que
sufre la práctica aniquilación de sus ejércitos profesionales en las primeras
batallas de la contienda. En consecuencia, los generales, en 1915, deben
replantear las tácticas aprendidas e inventar métodos que les lleven a cumplir
los objetivos, cosa complicada. Casi todo pasa por la tecnología, por el
desarrollo de armas letales que hagan el trabajo que antiguamente desempeñaban
las infanterías y caballerías de los ejércitos. Es una escalada que se traduce
en millones de vidas segadas sin lograr avances significativos.
-Bien,
si les tuvieses que “presentar” esta novela a nuestros lectores: qué les
dirías; qué tiene de particular, de desvelador y de especial esta segunda parte
de Amapola Negra II…
-De entrada, en
esta segunda parte el lector va a encontrar más de lo que convierte al proyecto
Amapola Negra en particular y especial, como es seguir el curso de la Gran
Guerra a través de sus episodios más trascendentes y desde la visión de los dos
bandos involucrados. Los personajes sufren una vuelta de tuerca en su devenir y
evolucionan de distintas maneras en función de sus experiencias, si bien todos
tienen como rasgo común la acumulación de desencanto en torno a lo que
observan, incrédulos de que la humanidad haya llegado tan lejos en sus odios
recíprocos.
-Me da que los frentes, batallas y la
guerra misma se prolongan porque, entre otras muchas cosas, los diferentes
militares pensaban que la guerra se batiría a la antigua usanza con frentes que
no se estancarían que, durarían más o menos, pero que no se estancarían durante
días avanzando y retrocediendo…me refiero a que los militares no supieron
sopesar lo que significaría aquella guerra significaría, ¿qué nos puedes
reflexionar?
-Es básicamente
lo que he explicado antes. Siempre tenemos presente en nuestro cerebro la
imagen de los soldados en las trincheras, pasando penurias, bombardeados,
luchando en ataques sin sentido, lanzados a una muerte más que probable. Sin
embargo, nos cuesta ponernos en la piel de los líderes de los estados mayores
de los ejércitos, presionados tanto por los gobiernos y las sociedades de sus
respectivos países para ofrecer éxitos y no derrotas, como por la realidad de
la guerra que impedía la mayoría de ofensivas siguiendo los planteamientos
estudiados en las academias. Se empieza a premiar, y a veces en exceso, las
mentes imaginativas que elucubran planes alternativos, soluciones reales y
viables que pocas veces obtienen resultados positivos, pero que por regla
general causan escabechinas entre la tropa de rango inferior. Hay un dato que
me gusta aportar, para mí crucial a la hora de entender las dificultades a las
que se enfrentaban los protagonistas de las batallas y reveladora de la manera
de pensar de esos años, y es que en una contienda en la cual desde 1915 se vio
claramente que los sistemas defensivos se imponían a los ataques alocados, y
estos cada vez eran más sofisticados, complejos y difíciles de sortear incluso
con los instrumentos y materiales más modernos, los ejércitos siempre tenían a
punto en la retaguardia a la caballería, la de los viejos tiempos, la de las
grandes cargas de jinetes a lomos de sus caballos sable en mano, porque
esperaban que en algún momento la infantería, con la ayuda de la artillería,
abriría la brecha deseada y se culminaría la acción como se había hecho desde
tiempos inmemoriales.
-Y
si lo vieron venir, lo que no supieron era plantear una guerra con otros
medios, con otras fuerzas, fuera del encorsetamiento de las guerras de años
precedentes…
-No les quedó más
remedio que aprender. Eso sí, a fuerza de ensayar, de equivocarse, de cometer
errores que costaban un sinnúmero de vidas. Uno de los generales más apreciados
de toda la Gran Guerra fue el francés Pétain, y precisamente porque su
prudencia le llevaba a estudiar muy bien las ofensivas y a no arriesgar a sus
soldados sin un objetivo claro y preciso. En cuanto a los medios, desde luego
que variaron. Sustancialmente. Y en 1915 se instauraron varios que modificaron
por completo la manera de afrontar el conflicto. Me refiero a la guerra
submarina que los alemanes pusieron en marcha y que causó el pavor en los
mares, afectando a los barcos militares y civiles que abastecían a los aliados.
O sobre todo el uso de los gases tóxicos, lanzados sobre las trincheras, que
produjeron en los soldados un efecto psicológico mucho más devastador que los
daños reales derivados de su capacidad destructiva. Como vemos, la adaptación
era continua y permanente, algo que desde mi punto de vista contribuyó al
cambio de mentalidad de los combatientes y de la sociedad en conjunto.
-En
este libro entra en acción Italia y también asistimos al desmoronamiento del
Imperio Otomano que se demuestra, sobre todo, con la batalla de Gallípoli, ¿no?…
-Italia es uno de
los países que tenía una alianza con Alemania y el Imperio Austro-Húngaro (la
famosa Triple Alianza), de modo que en teoría debería haber participado en el
bando de las llamadas potencias centrales desde el principio, declarando la
guerra a Francia, Inglaterra y Rusia. No lo hizo bajo la excusa de una argucia
legal: que el tratado firmado era defensivo y exoneraba a cualquiera de los
firmantes de intervenir si la agresión la iniciaba alguno de ellos, como fue el
caso. Detrás de ese argumento se escondía, como era de prever, una enconada
rivalidad con el Imperio Austro-Húngaro, como buenos vecinos que eran, por el
control de determinados territorios que se disputaban. Así, Italia se mantuvo
neutral y privó a las potencias centrales de sus parabienes, además de
enfadarlas mucho, claro está. En 1915, tanto los aliados como las potencias
centrales (Alemania exigió a Viena que modificara su actitud y cediera a las
pretensiones italianas), intentaron ganarla para su causa, y quien se llevó el
gato al agua fueron los aliados, previa concesión de numeras peticiones. Parte
de las mismas, por cierto, no le serían reconocidas posteriormente en el
Tratado de Versalles, algo que conduciría a los italianos a levantarse de la
mesa de negociaciones, indignados. Con la entrada de Italia en la guerra, el
nuevo frente que se abrió debilitó al Imperio y sus recursos fueron decisivos
para lograr la victoria final.
En cuanto al
Imperio Otomano, hacía tiempo que tenía graves problemas internos que lo
convertían en un aliado débil y poco fiable. No obstante, su posición
geográfica estratégica, en el Mediterráneo como cierre del enemigo hacia el
medio oriente y Asia, y en el sur de Rusia para hostigarla y distraer parte de
sus tropas, eran motivos suficientes para que Alemania la conservara y le
prestara su ayuda. Precisamente a raíz de la victoria, o más exactamente no
pérdida de la batalla de Gallipoli, pues los británicos y franceses se acabaron
retirando de la península, el Imperio resurgió momentáneamente, aunque no tardó
demasiado en sucumbir ante el empuje de las fuerzas conjuntas aliadas.
-Mientras,
en el corazón de Europa las batallas casi se solapan: Batalla de las
fronteras—al principio de la guerra—Batalla de Tannenberg
(frente ruso), batallas que se acercan al Mar del Norte y que enfrentan a
británicos y franceses contra alemanes, más tarde y más lejos se destapa el
frente en torno al Imperio Otomano, la batalla de Los Dardanelos, la primera
utilización de gases tóxicos de los alemanes contra contingentes canadienses y
franceses entre Langermarck e Ypres
, las batallas de Tarnov i Gorizia ( en la que los
rusos “pierden” frente a los alemanes), los aliados desembarcan en Salónica, a
principios de 1916 los aliados se baten contra los alemanes en Verdún, más tarde (después de muchos sucesos políticos en
torno a Oriente Medio ) se destapa la batalla del Somme que se cree que es la
más mortífera…
-El plan alemán
de 1914 era muy concreto: conquistar en dos semanas como máximo París para
después dirigir las fuerzas contra Rusia y vencerla antes de que estuviera
preparada para actuar. En cuanto este planteamiento fracasa, lo que sigue son
improvisaciones, se podría decir que parches para intentar tapar las heridas
por las que se va desangrando. Y a medida que transcurre el tiempo y se abren
nuevas vías, parte de los esfuerzos se destinan a la creación de frentes
distintos al occidental, por los que atacar a los enemigos. Por eso se puede
hablar de guerra global, porque pocos rincones quedaron al margen de los
enfrentamientos. De ahí que las batallas se sucedan, se solapen, y sea tan
complicado relatar el sinfín de acontecimientos ocurridos a lo largo de cuatro
años y medio de sangría. Además, cada batalla supera a las precedentes en
recursos, en armas, en hombres, en mortandad, en destrucción, etc, porque se trata de un proceso escalonado que va en
aumento.
-Aún
con todo , aún con esas batallas que se fueron desarrollando, en el libro
reflejas los esfuerzos que se hacían por terminar con una guerra…quizás porque
algunas personas veían más allá de las masacres presentes, de los
genocidios(recordemos el de los Turcos contra los Armenios) y del peligro de
una guerra que no se acabaría en meses…
-En todos los
conflictos siempre hay gente que trabaja por intentar que estos se acaben lo
antes posible. En esta parte de Amapola Negra aparecen en escena los
integrantes de un grupo concreto que fue especialmente relevante en la
insurrección social de 1918 en Alemania, ya que contribuyó y propició la
asunción por las autoridades de que la guerra estaba perdida y no merecía la
pena empecinarse en mantener las hostilidades. Me refiero a la Liga Espartaquista, que lideraban Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht y que contaba en sus filas con Clara Zetkin, promotora de la celebración conmemorativa del Día
Internacional de la mujer trabajadora. Aunque también es cierto que durante la
Gran Guerra llegó a establecerse una fuerte presión en las naciones en lucha
hacia las manifestaciones y demostraciones pacifistas que dificultó la labor de
sus componentes.
Sobre la duración
de la guerra, en 1917 es para todos los contendientes una realidad que esta todavía va a durar muchos meses, quizás años. Y si al
final esta se hubiera tenido que decidir en los campos de batalla, y no gracias
a la conjunción de otros factores diferentes que se produjeron a lo largo de
1918, puede que la fecha de terminación que apareciera en las enciclopedias
fuera una muy posterior al 11 de noviembre de 1918. Ni los mismos aliados en
ese año, conscientes ya de su neta superioridad en hombres, armas, provisiones,
etc. auguraban un desenlace tan próximo en el tiempo como el que culminó la más
grande y sangrienta de las guerras conocidas hasta entonces.
-Así mirándolo desde fuera parecía que
los Alemanes, austríacos, húngaros, y los que le seguían Búlgaros, Imperio
Otomano…lo tenían todo como más bajo control, pero al final el “presunto
dominio” de la situación se les empieza a escapar de las manos… ¿qué crees que
pasó?
-Es bastante
sencillo de definir. Como ya he indicado, los alemanes fracasaron
estrepitosamente en su objetivo principal. En cuanto su plan se vino abajo,
muchos fueron conscientes de que tenían todas las de perder y de que el
transcurso del tiempo jugaba en su contra. Demoledor para ellos fue perder en
los primeros instantes de la guerra la mayor parte de colonias repartidas por
el planeta, y con eso la posibilidad de recibir suministros y aprovisionamiento
externo. Cuando además Gran Bretaña instauró en noviembre de 1914 el bloqueo
naval a todas las materias que pretendieran llegar a las costas alemanas, puso
una soga al cuello del país que lo asfixió poco a poco. Tengamos en cuenta,
como insinuaba más arriba, que Alemania se vio forzada a pedir la rendición porque
la situación de la población civil era insostenible y esta ya no consentía que
se mantuviera durante más tiempo una guerra que no podían ganar.
El otro gran
motivo de la derrota segura fue el enorme potencial del Imperio Británico,
generador de un arsenal de productos y de una mano de obra, en forma de
soldados, inacabables. Los alemanes disponían de unos recursos limitados que no
se podían renovar, mientras que el bando opuesto contaba con colonias y
capacidad de abastecimiento ilimitado. El colmo de la desigualdad se consumó en
cuanto Estados Unidos, que desaprobaba el bloqueo naval británico porque
perjudicaba sus intereses comerciales, se hartó de las repetidas ofensas de
Alemania y le declaró la guerra uniéndose al bando aliado. El gran aprovisionador
decantó la balanza.
Si nos fijamos,
ambos elementos citados confluyen en uno superior que se podría resumir como
una mala gestión de los dirigentes alemanes, básicamente el estamento militar
que se apropió del poder político y no permitió injerencias en su actuación.
Esto contrastó con las democracias de los países aliados, exceptuando a Rusia,
que a partir de gobiernos que se transformaban permitían incorporar ideas
regeneradoras que les fortalecieron.
-Cuéntanos,
además, cómo vas decidiendo el devenir, las decisiones y la razón de ser de los
diferentes personajes y protagonistas de esta tu novela que presentará, además
más partes…
-En lo tocante a
los hechos históricos, sigo un estricto orden cronológico de los sucesos
reales, de modo que expongo los principales acontecimientos y en ellos sitúo a
los personajes. El por qué estos se encuentran allí, o sus motivaciones
personales para adoptar unas u otras decisiones, responde a la parte literaria
del proyecto, al perfil trazado de cada uno, con sus circunstancias
individuales y únicas.
-En
tu novela, en tu narración, en esta novela histórica tienen mucha fuerza los
personajes…son el hilo conductor que dota de pálpito, me refiero al pálpito de
vida, a la narración meramente histórica… ¿cómo ha sido el lograr que en cada
momento, en cada capítulo, esto lo pudieses lograr con tanta sintonía?
-A esta pregunta
me es difícil dar respuesta, ya que esa apreciación depende estrictamente del
lector. Lo que yo he intentado es crear sujetos concretos que, sin embargo, podrían
representar a un elevado porcentaje de los soldados o protagonistas de cada uno
de los países que se enfrentaron en la Gran Guerra. Me alegra haber dejado ese poso en la lectura, pues es precisamente en la confección y
credibilidad de los personajes donde más se podría decir (y de hecho así lo
desearía) que mi obra se aparta de un tratado o ensayo sobre la guerra. Ese
componente humano de piel y hueso, de sangre, de dolor, de incertidumbre, de
miedo, de incoherencias, es el que convierte a Amapola Negra en una novela de
género histórico.
-Por
muy especialista que seas de la I Guerra Mundial, no puedo dejar de imaginarme
cómo ha debido de ser el proceso de documentación, de lecturas y demás…
-Bueno, en esto
sucede como en casi todas las cuestiones de la vida: se puede ver el vaso medio
lleno o medio vacío. Por descontado la inversión de tiempo y de vista gastada
en lecturas relacionadas con la temática ha sido incuantificable, enorme y
habría quien diría que incluso desproporcionada respecto al resultado
producido. Pero a mí me gusta verlo de otro modo, quizás porque esa es la
verdad. Cuando me propuse escribir sobre la Primera Guerra Mundial, conocía
solo pequeños datos o retazos de lugares e imágenes comunes, y ha sido un
verdadero descubrimiento profundizar en unos hechos prácticamente desconocidos
para los ciudadanos del siglo XXI, aun cuando tuvieron una relevancia tan
decisiva que todavía hoy día perdura a nuestro alrededor. Al final del proceso
he obtenido una recompensa personal tan grande al apropiarme de esos
conocimientos que me veo en la obligación moral de divulgarlos y expandirlos en
mi relato por si pueden servir para que terceras personas experimenten algo
similar al acercarse a los acontecimientos que centraban las vidas de los
humanos de hace cien años.
-Amigo,
¿puedes compartir en qué estás trabajando en estos momentos?
-Ahora mismo
estoy inmerso de lleno en la escritura de la cuarta y última entrega de Amapola
Negra, después de haber finalizado la corrección de la tercera, que aparecerá
durante este año 2017. Llevo embarcado en este proyecto, con la seriedad que
requiere su escritura, desde 2009, así que también me apetece acometer otras
ideas que me han asaltado, que están guardadas en algún cajón cerebral y que
esperan pacientes su turno de salir a la superficie de las letras. En fin, que
ideas no faltan, sino que es el tiempo lo que escasea. Pero todo se andará. De
momento, lo que me motiva es poder poner un buen broche a una historia y unos
personajes, los de Amapola Negra, que siempre formarán parte de mi ser y de mi
vida. Y ojalá que también de la vuestra.
24822
Amapola negra II. I
Guerra Mundial. Eclosión, 1915-1916. Francisco Melero
268 páginas
18.50 euros
Gregal
En el año 1915 no hay
esperanzas de que la guerra finalice. Los dos bandos intensifican su actividad
bélica. En tierra, se trabaja en el desarrollo de nuevas armas y se generaliza
el uso de los temidos gases químicos. En el mar, los submarinos alemanes son
una amenaza constante para barcos y mercancías. Y en el aire la tecnología
perfecciona el potencial mortífero de los aviones.
Italia abandona su neutralidad y se une a los aliados. Un nuevo frente en el
Imperio Otomano, en la península de Galípoli, dará lugar a episodios
dramáticos. A principios de 1916 se inicia la batalla más larga y sangrienta de
la Gran Guerra, la de Verdún, auténtica ratonera para
todos los ejércitos involucrados.
Brigitte Labenne persiste
en contribuir al cese de las hostilidades. Otto von Durnstein,
inmerso en experiencias extremas, es pesimista sobre el éxito de su bando.
Henry Taylor interviene al fin en la batalla europea y se reúne con sus
paisanos de Terranova. Baltasar Moné continúa con sus
negocios empresariales y aprovecha la inercia de las nuevas necesidades de
material bélico. Y Enzo Salandra, profundamente
marcado por la decisión de su país, Italia, debe tomar decisiones
trascendentales para su futuro y el de otros personajes.
Francisco Melero Maíllo nació en Barcelona en el año 1974. Es licenciado
en Derecho por la Universidad Autónoma de Barcelona y trabaja como técnico de
la Diputación de Barcelona. Colaborador literario en diversos medios de
comunicación, quedó Tercer finalista del Premio Planeta en el año 2009 con su
primera novela, titulada El faro del unicornio. Desde entonces ha
publicado otra novela, Futbolopatía (2015) y
diversos relatos cortos, El pobre político (2013), Stille
Nacht (2012), Esplendoroso pasado (2012) y
Cherno More (2011). Apasionado de la
Primera Guerra Mundial, ha iniciado el proyecto literario Amapola Negra,
cuyo primer volumen de la tetralogía, relativo al año 1914, apareció en 2014 de
la mano de Editorial Gregal, coincidiendo con el centenario del inicio del
conflicto internacional.
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