La
Librería de El Sueño Igualitario
--Supongo que ANDALÁN fue algo más que una “aventura” periodística….era algo
así como una manera de “hacer reivindicación”, “hacer gente y tierra”, una
especie de ágora de pensamiento y reflexión sobre lo que fue, era y debía ser
Aragón?
--Sí, fue todo un movimiento por las
libertades, la democracia, la solidaridad humana. De ahí sus concomitancias con
el PSA, surgido pocos años después, y con toda la izquierda en general, con la
que hubo mil colaboraciones. Lo que pasa que en este caso decidimos llevar a
cabo todo eso por medio de una publicación quincenal, luego semanal, luego de
nuevo quincenal, que duró casi 15 años.
--¿Nos puedes resumir en pocas palabras cómo fueron aquellos
años?
--Fueron años compulsivos. La
Dictadura, en sus estertores finales y con el general viejo y caduco, no sabía
bien qué hacer, se desconcertaba ante este tipo de desafíos razonadores,
serenos, tenaces. Entre 1972 y 1978 tuvimos de todo: muchos “secuestros”
policiales de la revista, expedientes, cárcel. Pero sabíamos que teníamos la
razón, nuestras luchas y esperanzas eran tremendas. La solidaridad de miles de
personas nos daba mucha moral.
--Háblanos del equipo Andalán; de
cómo era y se desarrollaban las reuniones, discusiones, anécdotas…
--Fue toda una escuela de periodismo,
con horas y horas de debates, discusiones formales y de fondo, y también de
ciudadanía, de política, cultural. Todos guardamos recuerdos magníficos de
aquellas sesiones de los lunes.
--Andalán tiene que ver con
plantar un árbol y plantar un árbol es una responsabilidad que tiene que ver
con cuidarlo y hacer lo posible para que crezca bien….con ir “hacia adelante”….me
da la impresión desde los primeros días que me vine a vivir a esta tierra que
es Aragón que a la gente le hace falta creerse el verdadero potencial de esta
tierra; pienso que les hace falta un empuje, un “empujón” para espabilar e
iniciar el camino de “ir adelante” ¿qué piensas?.
--Sí, la gente en Aragón es buena, por
lo general (nacidos o no aquí, eso no nos importa nada: es la colectividad la
que vive, conoce, ama, defiende el territorio y sus pasos adelante), pero algo
resignada, salvo minorías. Cavar a Andalán es hacerlo
de una vez, sin dudas, sin pocicos individuales, sino
surcos largos y luego se echa tierra entre árbol y árbol. Da idea de trabajo
colectivo, de rapidez, de unidad.
--¿Qué crees que
supuso el caminar de Andalán para el aragonés y la
aragonesa?
--Un avance notable, el descubrimiento
por muchos de tantos valores culturales, rescatados de la historia, el Derecho,
el arte, la literatura, las costumbres, canciones, lenguas, etc. Y ciudadanos,
modos de luchar, de comportarse. El problema está, me decía en sus últimos años
Labordeta, en que aunque hemos trabajado mucho, sigue todo verde, regular, hay
que seguir trabajando más y mejor, si es posible. Es duro.
--Si existiese, hoy en día Andalán,
¿estaría vinculado al compromiso, ideas y maneras del movimiento ciudadano
15-M?
--Sí, pero más que nuestra generación,
muchos en torno a los 70 como es natural cuarenta y un años después de surgir
(aunque mental, ideológicamente, simpatizamos con muchas de esas protestas), en
la gente que hoy habría continuado. De todos modos, hace tres años que, por
iniciativa de esas generaciones sucesoras, existe una web, andalan.es , que es
visitada por algunos miles de personas al mes, y en la que se “cuelgan”
artículos muy radicales y claros sobre la crisis económica, política, social,
moral, que padecemos, y tantos granujas como se aprovechan de ella.
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Los años de Andalán.
Memorias (1972-1987). Eloy Fernández
Clemente
765 páginas
27,00 euros
Rolde Estudios Aragoneses
Portada de Natalio Bayo (Lector de Andalán)
Después de que El recuerdo que somos (editado en 2011) retratase
la evolución de la sociedad, la vida política, la cultura, bajo un duro régimen
dictatorial, las brechas abiertas hacia las libertades, los esfuerzos
democráticos…, esta segunda parte de las Memorias de Eloy Fernández Clemente
comprende los quince años de vida de Andalán
(1972-1987).
Los pormenores de esta singular empresa
periodística (acompañados de otras experiencias, como la Gran Enciclopedia
Aragonesa, el Partido Socialista de Aragón, la Universidad, etc.) sirven de
hilo conductor para una crónica cultural, social y política del Aragón de las
décadas de 1970 y 1980.
El autor conjuga experiencias personales, académicas, intelectuales y de
compromiso social y político, en su interacción con la propia evolución de la
sociedad aragonesa: la oposición democrática a la dictadura franquista, los
aires de libertad y los miedos de la transición a la democracia, los impulsos
autonomistas, la socialización de la cultura, la normalización política, los
cambios sociales… La panorámica de quince años intensos que, aun percibida en
primera persona, describe un proceso colectivo.
Esta edición, emprendida por la asociación cultural Rolde de Estudios
Aragoneses, ha contado con el apoyo de Institución Fernando el Católico,
Instituto de Estudios Altoaragoneses, Instituto de Estudios Turolenses, Centro
de Estudios Locales de Andorra, Patronato de Cultura de Andorra y Gobierno de
Aragón.
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