La
Librería de Cuadernos de Cazarabet
Cazarabet conversa con... Luis del
Romero Renau, coautor del libro "Territorios abandonados. Paisajes y pueblos
olvidados de Teruel" (Rolde de Estudios Aragoneses, Instituto de Estudios
Turolenses), y con Vicente Pinilla, presidente del Rolde de Estudios Aragoneses.
Desde el Rolde de Estudios Aragoneses y el Centro de Estudios de la
Despoblación y el Desarrollo de Áreas Rurales (Ceddar)
y el Instituto de Estudios Turolenses han editado, desde la pluma de Luis del
Romero Renau y Antonio Valera Lozano, Territorios
abandonados. Paisajes y pueblos olvidados de Teruel un libro que se acerca, de
manera casi sigilosa, a esos lugares que, poco a poco se han ido dejando
atrás…. cubiertos de polvo, pero nunca de la “sin memoria”…
Estamos ante un libro imprescindible porque más allá del hecho de ser y
sentirse turolense porque si te gusta el sabor de cómo, cuándo, por qué y cómo
las gentes, los paisajes, los territorios y los pueblos cambian varían y de
alguna manera “se mueven” . Este es un libro , como indicábamos, más que imprescindible….es
un libro que hace sentimiento y levanta pasiones.
Reseña desde Rolde:
Este
libro, firmado por Luis del Romero y Antonio Valera (geógrafos adscritos a la Universitat de València), y
editado por el Centro de Estudios sobre la Despoblación y Desarrollo de Áreas
Rurales (perteneciente a Rolde de Estudios Aragoneses) y el Instituto de
Estudios Turolenses (Diputación Provincial de Teruel), es el resultado de una
Ayuda a la Investigación otorgada por el CEDDAR.
A mediados del siglo XIX había 449 entidades de
población en la provincia de Teruel. Hoy en día, poco más de la mitad están
recogidas como habitadas en los censos. Antiguos municipios, aldeas, barrios,
masadas y caseríos hoy despoblados han sido agregados a otros ayuntamientos e
incluso han sido borrados de los mapas. Teruel se ha descartografiado.
Los autores testimonian la resistencia a que esos lugares desaparezcan o, peor
aún, se pierdan en el olvido, recordando sus nombres, la toponimia asociada a
ellos, las huellas y los ecos de los últimos moradores…, abogando, en suma, por
un reconocimiento de núcleos que esconden tras de sí pequeñas o grandes
historias, que recogen identidad y vida.
A través de un riguroso análisis de la despoblación en las tierras turolenses
(especialmente de aquellas comarcas más castigadas por ese fenómeno), y de un
inventario y diagnóstico acerca de los núcleos de población desaparecidos
durante las últimas décadas, los autores proponen itinerarios por paisajes del
sur de Aragón que merecen ser conocidos y valorados, dedicando fichas
temáticas, descriptivas e ilustradas, a muchos de ellos.
Reseña
desde web REA (Rolde de Estudios Aragoneses):
A
mediados del siglo XIX había 449 entidades de población en la provincia de
Teruel. Hoy en día, poco más de la mitad están recogidas como habitadas en los
censos. Antiguos municipios, aldeas, barrios, masadas y caseríos hoy
despoblados han sido agregados a otros ayuntamientos e incluso han sido
borrados de los mapas. Teruel se ha descartografiado.
Este libro testimonia la resistencia a que esos lugares desaparezcan o, peor
aún, se pierdan en el olvido, recordando sus nombres, la toponimia asociada a
ellos, las huellas y los ecos de los últimos moradores…, abogando, en suma, por
un reconocimiento de núcleos que esconden tras de sí pequeñas o grandes
historias, que recogen identidad y vida.
A través de un riguroso análisis de la despoblación en las tierras turolenses
(especialmente de aquellas comarcas más castigadas por ese fenómeno), y de un
inventario y diagnóstico acerca de los núcleos de población desaparecidos
durante las últimas décadas, los autores proponen itinerarios por paisajes del
sur de Aragón que merecen ser conocidos y valorados, dedicando fichas
temáticas, descriptivas e ilustradas, a muchos de ellos
Reseñas desde CEDDAR:
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SOBRE LOS AUTORES: LUIS DEL ROMERO RENAU Y
ANTONIO VALERA LOZANO.
Luis del Romero Renau.
Es un geógrafo doctorado en la Universidad
Autónoma de Barcelona en 2008 con una tesis sobre nuevos instrumentos de
planificación territorial. Ha trabajado como investigador en las Universidades
de Laval y Québec en Canadá y en la de Friburgo en
Alemania. Actualmente ejerce como docente en el Departament
de Geografia de la Universitat
de València. Una de sus áreas preferentes de
investigación es la provincia de Teruel, sonde ha realizado trabajos sobre las
guerras carlistas, la Guerra Civil o los procesos de declive rural.
Este investigador ha sido : Premio
Extraordinario de Universidad y Consellería de
Educación y Becario de Formación de
Personal Investigador del Ministerio de Educación y Ciencia.
Sus líneas de investigación son: planificación territorial estratégica,
geografía rural y planificación de recursos hídricos.
Antonio
Valera Lozano.
Es doctor en Geografía por la Universidad de València
en 2011. Durante cerca de una década ha participado en diferentes proyectos de
investigación relacionados con cambios de uso del suelo, cartografía ambiental
y sostenibilidad en el Centro de Investigaciones sobre la
Desertificación-CIDE(CSIC-GV-UV). Actualmente desarrolla su actividad
investigadora en el Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local-IIDL.
Cazarabet conversa con Luis del Romero Renau:
-¿Por qué los pueblos abandonados se convierten, casi en la mayoría de las
veces, en pueblos olvidados?. ¿Por qué esa correspondencia, no tendría por qué
ser, no…?.
-Los pueblos abandonados en muchos casos se convierten en pueblos
olvidados, en primer lugar porque los propios pobladores silencian o ocultan
por distintos motivos esas realidades. Muchas veces el abandonar tu pueblo es
tan doloroso que ya nunca más se quiere hablar sobre él o recordarlo, con lo
que pasados los años se olvidan por completo. En otras ocasiones es porque
nadie, incluida las administraciones locales o autonómicas se preocupan de mantenerlos
o bien ven en ellos potencialidades de desarrollo
-El libro se acerca a 27 pueblos, a 27 realidades y
diferentes cada una de ellas, pero , a la vez, muy parejas de cómo, a lo largo
del SXX y del SXXI( bien, principios de este siglo) por diferentes razones se
van abandonando núcleos urbanos ¿Por qué es un proceso inacabado?.
-Porque se trata de un proceso histórico con mucha inercia que llega
hasta nuestros días. La estructura demográfica fruto de las masivas
emigraciones de los 60 y 70 está tan envejecida, que aún se seguirán
despoblando más lugares si no llegan familias nuevas con ideas y conceptos
nuevos para vivir el y en el medio rural.
-¿Cuándo empezasteis este
libro cuál era el objetivo?. ¿Cuéntanos la génesis del proyecto que derivó en
este libro?.
-El proyecto comenzó con una ayuda del CEDDAR para realizar un artículo
de revista sobre el abandono de pueblos en Teruel. Sin embargo una vez nos
adentramos en la materia y vimos la magnitud del desastre, lo que en inicio iba
a ser un artículo científico de 15 páginas se convirtió en un libro de
divulgación para poner en conocimiento de la sociedad una realidad sangrante a
la que no se le ha prestado demasiada atención.
-¿Pretendéis,
también, hacer y sentar memoria que es de los más necesario para no entrar en
el olvido del que hablábamos?.
- Ese es uno
de los objetivos fundamentales. Por ello, en paralelo a la realización
del libro se organizó una exposición itinerante por la provincia en la que se
muestran testimonios y objetos de esos lugares olvidados.
-¿No creéis que acabareis hurgando un poco más
adelante en trabajos etnológicos, culturales y que os acerquen al testimonio de
las gentes?
- Esa sería
una posibilidad de futuro, sobre todo recoger testimonios porque por una parte mucha
gente que vivió en pueblos abandonados es muy mayor y cuentan con un gran
conocimiento de culturas y maneras de pensar ya casi perdidas, y por otra parte
las nuevas generaciones igual no han visto nunca una vaca más que en los
dibujos animados, hay una gran fractura generacional y también campo-ciudad.
-Contadnos lo que, además pretende ser el libro: “una
herramienta no sólo para la reflexión sino también para la acción”. ¿Cómo
debemos entender esto?
-Una herramienta para remover conciencias y que sirva como base para que
alcaldes, antiguos propietarios, empresarios, nuevos pobladores y otros actores
se pongan de acuerdo y empiecen a poner en marcha proyectos realistas de
revitalización del territorio.
-Nos han fascinado los capítulos de las ideas y
propuestas y el de las rutas para visitar los pueblos y los lugares, pero
vayamos por partes: ¿creéis realmente( particularmente creemos que tal como va
derivándose la situación social y económica, es posible) que les guste retornar
a mucha gente sobre sus pasos a los pasos de otras gentes que abandonaron ,
anteriormente, estos lugares y pueblos?.
-Es una realidad. El sentimiento de frustración que hay en la ciudad es
muy grande. Trabajo en la Universidad de Valencia y cada año lanzamos a la
calle cientos de estudiantes que podrían desarrollar proyectos innovadores en
el campo y que por falta de recursos, conocimientos y sobre todo contactos se
quedan en la ciudad o en casa. Asimismo hay
muchas familias en paro y cansadas de la vida en la ciudad. Lo que se
trata ahora es de aprovechar esta oportunidad y canalizar a estos ciudadanos
hacia el mundo rural tan falto de recursos humanos. Sin embargo el proceso ha
de ir mucho más allá de ofrecer casa y trabajo gratis por un tiempo, sino el de
hacer de estas personas verdaderos
emprendedores que apuesten por el medio rural y estén dispuestos a arriesgar,
invertir y cambiar para adaptarse al medio rural, que no siempre es fácil.
-Las rutas son realmente, todas, más que atractivas.
Explícanos cómo fue el proceso de elaboración y confección de las mismas?.
-Fue fruto
de un amplio conocimiento del territorio de hace ya unos cuantos años he
reunido (llevo desde pequeño recorriendo Teruel) y de simplemente hacer como
Labordeta, ir de pueblo en pueblo preguntando y descubriendo. Muchos de los
puntos de estas rutas son descubrimientos de rincones que no figuran apenas en
guías turísticas o que encierran historias poco conocidas.
-Luis, te estamos entrevistando a ti, pero el libro
está escrito por ti y por Antonio Valera ¿Cómo lo hicisteis?; ¿cómo os
arreglasteis o dividisteis el trabajo?; ¿cómo fue la metodología del estudio?
-Puesto que hemos trabajado juntos en otras ocasiones, no fue complicado
repartirnos el trabajo. Básicamente Antonio se encargó del aparato gráfico del
trabajo, incluidos los mapas y yo de redactar y estructurar el trabajo. Siempre
nos complementamos bien en ese sentido.
-¿Es éste un libro para enamorarse o volver a
enamorarse del territorio?
-Esa es una
de las intenciones, sobre todo porque además de la necesaria carga de tristeza
que tiene todo libro que hable de espacios que se han perdido o abandonado,
también tiene elementos que pretenden enamorar al lector, como fotografías,
rutas o propuestas en positivo. Queremos que el lector redescubra o descubra
rincones escondidos de nuestra geografía que pueden resultar sorprendentes y
muy atractivos.
-Decidnos, ¿en qué estáis trabajando en estos
momentos?
-Ahora mismo seguimos con la exposición buscando nuevos espacios donde
presentarla. Quizás vuestra comarca podría ser uno de ellos. Seguimos
recopilando materiales y el gran proyecto de futuro es poder rehabilitar uno de
estos pueblos. Aún estamos a tiempo.
-¿Cómo ha sido trabajar en tierras turolenses y por
qué escogisteis Teruel?
-Escogimos las tierras personales porque para mí es una tierra mágica,
llena de historia, de patrimonio, de paisajes que desgraciadamente no siempre
tienen la atención que se merece. Es quizás una de las provincias con más patrimonio
bélico contemporáneo, con más árboles monumentales, patrimonio geológico,
minero y paleontológico, con más
patrimonio hidráulico aún en funcionamiento, nieve, setas, ríos, pueblos
monumentales, pero todo ello no se refleja en las estadísticas de visitantes.
-¿Cómo ha ido la colaboración con Rolde y el CEDDAR?
-Tanto con
Rolde como sobre todo con e CEDDAR ha sido una colaboración envidiable. Desde
aquí nos gustaría felicitar a Carlos Serrano, secretario del CEDDAR por el apoyo
constante que nos ha prestado y también a Luis Antonio Sáez por su ayuda en las
correcciones del texto. Sin ellos este libro nunca habría visto la luz.
Conversamos con el presidente del
Rolde de Estudios Aragoneses, Vicente Pinilla.
- Vicente,
¿explícanos qué es Rolde?
- Si
preguntas por la revista Rolde, así, a secas, te diré que se trata de
una publicación cultural, una revista miscelánea de cultura aragonesa, donde
tienen cabida textos de investigación, divulgación, creación literaria y
artística... pero realmente la revista Rolde es un elemento más (eso sí,
de gran importancia y significación) de un proyecto más amplio: Rolde de
Estudios Aragoneses, asociación dedicada desde hace más de 35 años a la
difusión y promoción de la cultura aragonesa, en sus más variadas
manifestaciones, desde una óptica plural, abierta, y a través de diferentes
proyectos: un sello editorial (con un catálogo de cerca de 200 libros),
exposiciones, ayudas a la investigación, jornadas y seminarios, actividades de
difusión en sentido amplio...
- Es una
revista enfocada a los Estudios Aragonesistas,
explícanos un poco esto para que los que no se hayan acercado todavía a Rolde,
le cojan un poco de ganas…
- La
asociación ha tenido siempre una especial sensibilidad hacia la investigación
sobre la historia del aragonesismo político y cultural, las realidades identitarias, etcétera (al fin y al cabo, su propia
historia está imbricada en ese mundo). De hecho creó en su seno un “Archivo de
Aragonesismo Contemporáneo”, desde el que, además de la labor documental, se
han impulsado investigaciones y editado publicaciones. Entre otras cosas, ha
sido importante la labor realizada en relación con la recuperación de los
nacionalistas aragoneses de preguerra. La revista Rolde, puntualmente y como es lógico, se ha hecho eco de trabajos
relacionados con estos temas, aunque sus intereses y su ámbito de acción son
más amplios (dirigido sobre todo a áreas de ciencias humanas y sociales:
historia, literatura, filología, derecho, economía, etc.).
- ¿Desde qué filosofía nace esta publicación?
- La revista
Rolde lanza su primer número en noviembre de 1977, y la asociación
editora se había formado unos meses antes (aunque sus estatutos no serían
legalizados, y por tanto la asociación formalizada como tal, hasta 1980). Esa
referencia temporal ya puede darnos idea del momento tan crucial en el que
nace. En plena ebullición por las libertades tras la muerte del dictador, en
pleno proceso constituyente, con el proceso autonómico todavía en pañales.
Rolde de Estudios Nacionalista Aragonés surge en medio de todo eso como una
entidad muy reivindicativa (la primera en autodenominarse “nacionalista” desde
los años treinta), definida en la izquierda, y
muy crítica con la forma en que se gesta y se da luz al Estatuto de
Autonomía de 1982.
Posteriormente,
cuando, mal que bien, ya hay un Estatuto, unas elecciones autonómicas, una
normalización democrática y una consolidación del sistema de partidos (incluidos
los que dan voz a problemas y denuncias que la asociación había planteado
anteriormente)... la asociación percibe que hay cauces políticos para todo eso,
y que RENA debe centrarse en lo más estrictamente cultural (aunque sin perder
el horizonte aragonesista y progresista que llevaba
en su carnet de identidad). Así, a lo largo de los ochenta y primeros noventa,
la asociación crece, la revista Rolde diversifica sus contenidos, reconvierte
su nombre al actual, Rolde de Estudios Aragoneses (sin la N de Nacionalista),
entra en la asociación gente no estrictamente vinculada a las movidas
autonomistas más reivindicativas de los setenta y primeros ochenta, pero sí con
una inequívoca inquietud por la cultura aragonesa y en ese horizonte que
comentaba antes.
Esto explica
que, por ejemplo, cuando en torno al año 2000 la asociación decide crear en su
seno un centro dedicado a la investigación y a la divulgación sobre la
despoblación y el desarrollo rural, se hace porque existía ya una línea de
trabajo previo sobre esos temas, una preocupación evidente por la especial
incidencia de ese problema en Aragón, las consecuencias de pérdida de
identidad, de patrimonio, etcétera, pero se hace con una vocación mucho más
amplia, trascendiendo el marco aragonés, publicando y dando ayudas a
investigaciones que versan sobre otros territorios, o intercambiando
publicaciones y experiencias con entidades del resto del mundo. Hoy día, el
Centro de Estudios sobre la Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales (Ceddar), gestionado desde la humildad de la asociación que
le da cobertura, edita una revista académica de referencia internacional que
cuenta con profesores de universidades del extranjero en su consejo de
redacción.
- ¿Cuál es el presente, hoy por hoy,
de Rolde?
- Echas la
vista atrás y ves una trayectoria impresionante: de publicaciones, de debate,
de análisis... y sobre todo de cientos de personas que siguen soportando a la
asociación con sus cuotas, con su colaboración desinteresada, etc. Eso es lo
que da fuerza para seguir en la brecha, sin pretender vivir de las rentas (que
además es imposible), pero con la conciencia de que si hoy día Aragón es un
país más justo, más libre y más culto que hace treintaitantos
años (que lo es, aunque ahora se nos ponga el cierzo en contra para tantas
cosas y siga habiendo tantas asignaturas pendientes de solución), pues algo
habremos tenido que ver en eso. Eso da fuerza porque, ya sabemos, las
circunstancias en las que vivimos no son precisamente halagüeñas, con la
operación de acoso y derribo a la cultura (entre otros muchos valores y logros
de las últimas décadas), con la crisis económica tan cruel y corrosiva...
- ¿Y cómo
ves el futuro?
- Partiendo
de esas circunstancias negativas del presente, y que por desgracia prometen ir
para largo, es inevitable contemplar el futuro con cierta angustia, pero
también como algo rico en retos y en objetivos. Garantizarse un recambio
generacional, rejuvenecer la masa social, conectar con ámbitos sociales y
culturales con los que no ha habido quizá demasiada relación, afrontar temas
como el cambio de formatos y soportes de lectura, el mundo digital, la
presencia en redes... sin traicionar algunas cosas que forman parte del adn de la asociación... El futuro se antoja rico en
desafíos.
- Hoy:
¿quién forma Rolde?; ¿cómo os distribuís el trabajo y cuál es la dinámica de
trabajo?
- Rolde, la revista cuenta con un consejo de
redacción, algunos de cuyos miembros son también miembros de la junta directiva
de Rolde de Estudios Aragoneses. La asociación, Rolde de Estudios Aragoneses,
cuenta con unos 400 socios: hombres y mujeres que pagan su cuota anual. El
órgano rector, como es habitual, es una Junta Directiva, cuyos miembros, a su
vez, se distribuyen distintas áreas: “Publicaciones”, “Sección de Lenguas
Minoritarias”, “Archivo de Aragonesismo”, “CEDDAR”, “Revista Rolde”. Esas áreas
también cuentan con socios, “adjuntos”, que participan en tareas de
planificación, consulta, etc. Generalmente las áreas o secciones de trabajo
proponen acciones que después son decididas en Junta Directiva y refrendadas en
asamblea de todos los socios. Otros socios colaboran en tareas puntuales o en
secciones de trabajo (pero son pocos: ese es otro reto, implicar más al
asociado en los trabajos cotidianos de la asociación). Las revistas (Rolde
y Ager, del CEDDAR) cuentan a su vez con
órganos colegiados (consejo de redacción, comité asesor...). El trabajo
cotidiano y, en gran medida, ejecutivo, recae en una persona empleada que
desempeña labores de gerencia y coordinación. Si no, sería complicado.
- ¿Qué publicaciones destacarías en los últimos tiempos de
Rolde?
- No es
cuestión de desmerecer otros trabajos. Tal vez podamos destacar (sobre todo
también, porque tiene bastante que ver con el trabajo que lleváis a cabo en
Cazarabet) la colección “Aragón contemporáneo”, que dirige Julián Casanova, y
que después de dedicar monografías de especialistas en relación con los
republicanos aragoneses en la Segunda Guerra Mundial, las huellas de los
italianos en la guerra civil, o las raíces “aragonesas” del nacionalcatolicismo,
está preparando una coedición con Crítica acerca de las responsabilidades
políticas en Aragón. Dentro de la línea de trabajo del Ceddar,
este año hemos sacado una publicación muy atractiva y rigurosa sobre
despoblados en la provincia de Teruel. En relación con la importancia que se ha
dado siempre desde la asociación a la realidad lingüística aragonesa, también
merece la pena destacar la coordinación de la obra “El aragonés, una lengua
románica”, que fue sacando El Periódico de Aragón en fascículos durante la
pasada primavera, y tuvo una notable acogida, o el haber llevado este otoño
último, teatro en aragonés y en catalán al público de Zaragoza (y con éxito,
por cierto).
También nos
preocupan cosas que tienen su simbolismo, y que desmienten la idea de que la
preocupación por lo propio sea incompatible con ideas globales y universales:
Desde hace unos años, venimos organizando con Amical de Mauthausen, en las
Cortes de Aragón, el acto central en nuestra comunidad autónoma de la
celebración del Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto.
Algo que debería ser asumido por instituciones públicas, y que finalmente es la
sociedad civil, a través de una asociación cultural, la que sin casi recursos,
se preocupa de mantener vivo ese recuerdo. En cualquier caso, es algo de lo que
estamos muy orgullosos.
- ¿Qué
herencia tiene Rolde desde su vinculación con Andalán?
- Los
fundadores de Rolde de Estudios Aragoneses a mediados de los setenta, tenían su
referencia en esa gente, algo mayor que ellos, que se preocupaba por sacar a
Aragón de la miseria moral en la que se encontraba, por su óptica progresista
de los problemas del país. Luego muchos de ellos han sido, y siguen siendo,
socios y colaboradores de REA. Persiste por tanto una especie de relación de
hermandad, en la que Andalán es el hermano mayor,
claro. Los tiempos no son los mismos hoy que hace cuarenta años, pero como
decía Labordeta, “siempre queda alguna batallica por
ganar”, siempre hay problemas, asignaturas pendientes, y esa tensión es la que
mantiene la actividad. Y en ese sentido, Andalán
sigue siendo una referencia importante para nuestro trabajo.
- ¿Y
desde la huella, imborrable, que dejó “nuestro abuelo” Labordeta?
- Labordeta
fue socio de REA, colaboró con la revista, fue amigo de la asociación y fue
generoso con ella. Realmente, lo que hizo fue trasladar a Rolde la misma
humanidad y generosidad que siempre derrochó con todo el que tuvo cerca. Cuando
murió dejó un hueco, en muchos sentidos.
- ¿Qué
relación tiene Labordeta con el aragonesismo político: en el pasado, en el
presente y cuál crees que va a ser la relación en el futuro?
- Esa
pregunta debería ser contestada mejor por algún representante de alguna línea
política del aragonesismo. Lo que está claro es que él siempre respondió a una
sensibilidad de aragonesismo progresista, de izquierdas, y por tanto es lógico
que representase en Cortes al partido político que representó. Sí es cierto que
Labordeta era más que eso. No era un político al uso, era un hombre con una
llaneza y un sentido común paradigmáticos, y mucha gente se sentía representada
por él, incluso aunque no le hubiesen votado, e incluso gentes de otras tierras
deprimidas de España... Hay que evitar crear mitos, hay que huir de tótems,
mesías y guías espirituales. Lo que sí está claro es que si queremos progresar,
de alguna manera, la referencia de Labordeta, aunque sea simplemente por esa
forma de hacer política desde la calle y por esa honestidad vital, debe ser muy
tenida en cuenta.
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Territorios
abandonados. Paisajes y pueblos olvidados de Teruel. Luis del Romero Renau,
Antonio Valera Lozano
180 páginas
20,00 euros
Rolde de Estudios Aragoneses - Instituto de Estudios Turolenses
A mediados del siglo XIX había
449 entidades de población en la provincia de Teruel. Hoy en día, poco más de
la mitad están recogidas como habitadas en los censos. Antiguos municipios,
aldeas, barrios, masadas y caseríos hoy despoblados han sido agregados a otros
ayuntamientos e incluso han sido borrados de los mapas. Teruel se ha descartografiado.
Este libro testimonia la resistencia a que esos lugares desaparezcan o,
peor aún, se pierdan en el olvido, recordando sus nombres, la toponimia
asociada a ellos, las huellas y los ecos de los últimos moradores…, abogando,
en suma, por un reconocimiento de núcleos que esconden tras de sí pequeñas o grandes
historias, que recogen identidad y vida.
A través de un riguroso análisis de la despoblación en las tierras
turolenses (especialmente de aquellas comarcas más castigadas por ese
fenómeno), y de un inventario y diagnóstico acerca de los núcleos de población
desaparecidos durante las últimas décadas, los autores proponen itinerarios por
paisajes del sur de Aragón que merecen ser conocidos y valorados, dedicando
fichas temáticas, descriptivas e ilustradas, a muchos de ellos.
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